¿Quién tiró
la primera piedra? Pablo Iglesias y otros líderes de Podemos han sido
los políticos europeos que más pronto y más encendidamente han defendido
al primer ministro griego Alexis Tsipras en su desafío a Bruselas.
Incluso con acusaciones tan duras como la denuncia de la ‘mafia’ y el
‘terrorismo financiero’ contra Grecia. Y el presidente Rajoy también ha
sido el primer jefe de Gobierno en desear públicamente que Tsipras se
vaya a su casa. En buena o mala hora.
Desde
Atenas ha llegado inmediatamente la respuesta a Rajoy por su
entrevista en la Cope en la que dijo que sería ‘bueno’ el triunfo del
No en el referéndum griego del domingo para que la troika pudiera
negociar con otro Gobierno. Ha sido el ministro griego de Exteriores,
Nikos Kotzias, el encargado de devolverle el disparo. Lo cuenta
María Tadeo en Bloomberg: ‘El ministro de Exteriores le dice a España
que se mantenga al margen del referéndum en Grecia’.
Es una acusación de injerencia, que en términos diplomáticos es una denuncia fuerte. En las propias palabras del ministro, escritas en un email: ‘Esperamos que el presidente español deje que el pueblo griego se pronuncie libremente. El pueblo responderá debidamente con su voto’. Bloomberg añade que Kotzias ‘acusó a Rajoy de ir contra los principios democráticos y de querer derribar’ a Tsipras.
Es otra escaramuza de la batalla que se ha desencadenado desde el anuncio del referéndum. O mejor, de la guerra que se ha reanudado. Comenzó con el triunfo del partido izquierdista Syriza el 25 de enero, con España como uno de los frentes más cruentos por la defensa a ultranza que Podemos ha venido haciendo de Tsipras. El número dos de Podemos, Íñigo Errejón, he elevado la apuesta: la presión y la ‘crueldad’ con Grecia se debe en gran parte al ‘miedo’ que las élites europeas le tienen a Podemos.
Pero no sólo es Errejón. Pocas hora antes, otro ministro griego, el titular de Trabajo Panos Skourletis, hizo unas declaraciones semejantes a El Mundo: en Europa se tiene miedo ‘al avance de Podemos’, y por lo tanto lo que desde Europa se está haciendo con Grecia, metiéndose en sus asuntos, ‘luego será en los de España’.
A juzgar por la cobertura de la prensa internacional sobre este penúltimo acto de la tragedia griega que se está representando, algo de eso hay. El diario conservador británico The Times le dedica nada menos que un editorial este miércoles, con juego de palabras incluido en el título: ‘Error radical’. Tesis: ‘Los partidos izquierdistas de Europa deberían prestar mucha atención a la debacle en Grecia’.
Argumento: ‘El desorden económico puede dar una superficial verosimilitud a ideas decididamente malas. La crisis de la eurozona, que empezó en 2010, les ha dado alas. El movimiento izquierdista Syriza en Grecia llegó al poder en unas elecciones en enero. Desde entonces ha conducido al país a la penuria y al aislamiento por la vía rápida’. Más adelante, sobre la posibilidad de un avance electoral de Podemos en las elecciones generales en España: ‘El atractivo de la economía populista no es meramente una falacia intelectual, sino una amenaza directa al bienestar de sus países y a su nivel de vida’.
Una columna de opinión de Rafael Beher en The Guardian también llama la atención sobre los espejismos: ‘La Unión Europea no es una conspiración contra la democracia: la extrema izquierda debería andar con cuidado sobre lo que desea: el fin de ‘Bruselas’ no conduciría a un mejor capitalismo’. Otro artículo de Robert D. Kaplan en The Wall Street Journal lleva el debate incluso al terreno geoestratégico: ‘La crisis griega va de algo más que de dinero: Grecia criticaba en la Guerra Fría la política de mantener a raya a la URSS’.
La preocupación, o esperanza para algunos, por el crecimiento de los partidos radicales y antisistema es sólo uno de los aspectos del trascendental default de Grecia anoche. Titula el mismo The Guardian: ‘El impago griego al FMI le asesta un golpe histórico al euro’. Otro titular: ‘Precio de un acuerdo: que Grecia quede enfangada en las deudas durante décadas. Mientras, en The Independent, Ben Chu atiza duro en otra dirección: ‘Grecia no es la única culpable: incompetente, cobarde y ahora humillado, el FMI ha dejado que se llegue a esto’.
Es una acusación de injerencia, que en términos diplomáticos es una denuncia fuerte. En las propias palabras del ministro, escritas en un email: ‘Esperamos que el presidente español deje que el pueblo griego se pronuncie libremente. El pueblo responderá debidamente con su voto’. Bloomberg añade que Kotzias ‘acusó a Rajoy de ir contra los principios democráticos y de querer derribar’ a Tsipras.
Es otra escaramuza de la batalla que se ha desencadenado desde el anuncio del referéndum. O mejor, de la guerra que se ha reanudado. Comenzó con el triunfo del partido izquierdista Syriza el 25 de enero, con España como uno de los frentes más cruentos por la defensa a ultranza que Podemos ha venido haciendo de Tsipras. El número dos de Podemos, Íñigo Errejón, he elevado la apuesta: la presión y la ‘crueldad’ con Grecia se debe en gran parte al ‘miedo’ que las élites europeas le tienen a Podemos.
Pero no sólo es Errejón. Pocas hora antes, otro ministro griego, el titular de Trabajo Panos Skourletis, hizo unas declaraciones semejantes a El Mundo: en Europa se tiene miedo ‘al avance de Podemos’, y por lo tanto lo que desde Europa se está haciendo con Grecia, metiéndose en sus asuntos, ‘luego será en los de España’.
A juzgar por la cobertura de la prensa internacional sobre este penúltimo acto de la tragedia griega que se está representando, algo de eso hay. El diario conservador británico The Times le dedica nada menos que un editorial este miércoles, con juego de palabras incluido en el título: ‘Error radical’. Tesis: ‘Los partidos izquierdistas de Europa deberían prestar mucha atención a la debacle en Grecia’.
Argumento: ‘El desorden económico puede dar una superficial verosimilitud a ideas decididamente malas. La crisis de la eurozona, que empezó en 2010, les ha dado alas. El movimiento izquierdista Syriza en Grecia llegó al poder en unas elecciones en enero. Desde entonces ha conducido al país a la penuria y al aislamiento por la vía rápida’. Más adelante, sobre la posibilidad de un avance electoral de Podemos en las elecciones generales en España: ‘El atractivo de la economía populista no es meramente una falacia intelectual, sino una amenaza directa al bienestar de sus países y a su nivel de vida’.
Una columna de opinión de Rafael Beher en The Guardian también llama la atención sobre los espejismos: ‘La Unión Europea no es una conspiración contra la democracia: la extrema izquierda debería andar con cuidado sobre lo que desea: el fin de ‘Bruselas’ no conduciría a un mejor capitalismo’. Otro artículo de Robert D. Kaplan en The Wall Street Journal lleva el debate incluso al terreno geoestratégico: ‘La crisis griega va de algo más que de dinero: Grecia criticaba en la Guerra Fría la política de mantener a raya a la URSS’.
La preocupación, o esperanza para algunos, por el crecimiento de los partidos radicales y antisistema es sólo uno de los aspectos del trascendental default de Grecia anoche. Titula el mismo The Guardian: ‘El impago griego al FMI le asesta un golpe histórico al euro’. Otro titular: ‘Precio de un acuerdo: que Grecia quede enfangada en las deudas durante décadas. Mientras, en The Independent, Ben Chu atiza duro en otra dirección: ‘Grecia no es la única culpable: incompetente, cobarde y ahora humillado, el FMI ha dejado que se llegue a esto’.