MURCIA.- Unos 1.500 jóvenes han participado esta tarde en una manifestación para pedir democracia real ya, el control de la banca, la eliminación de los privilegios de la clase política, la dación en pago de la vivienda para saldar la deuda hipotecaria y una ley electoral justa y proporcional, entre otras cosas.
Desde el jardín de Floridablanca con término en el Banco de España, y con el lema «no somos mercancía en manos de políticos y banqueros», los manifestantes se han definido a sí mismos como «personas normales preocupadas e indignadas por el panorama político, económico y social» y por «la corrupción de los políticos, empresarios y banqueros» y «la indefensión del ciudadano de a pie».
Según el colectivo Democracia Real Ya, se ha pedido también la independencia del poder judicial, la democracia interna en los partidos, la abolición de la denominada ley Sinde y la libertad de información.
También solicitaron que se prohíban los rescates o inyecciones de capital a las entidades financieras, la elevación de los impuestos a quienes poseen grandes fortunas y a la banca.
Así mismo, reclamaron la rebaja del precio de la matrícula universitaria, la supresión de gastos inútiles en las administraciones públicas, la aplicación efectiva de la ley de Dependencia y un transporte público barato, de calidad y ecológicamente sostenible.
En su manifiesto hablan además de recuperar el impuesto sobre el patrimonio, de un control real y efectivo del fraude fiscal y de la fuga de capitales a paraísos fiscales, así como de una tasa a las transacciones financieras internacionales y de ayudas al alquiler para jóvenes.
Por último, exigen el control del absentismo laboral de los cargos electos, la eliminación de la inmunidad asociada a ellos, la obligatoriedad de la publicación de su patrimonio y la reducción de los de libre designación, así como la jubilación a los 65 años y el restablecimiento del subsidio de 426 euros para los parados que han agotado su prestación por desempleo.
«El ansia y acumulación de poder en unos pocos genera desigualdad, crispación e injusticia, lo que conduce a la violencia, que rechazamos. El obsoleto y antinatural modelo económico vigente bloquea la maquinaria social en una espiral que se consume a sí misma enriqueciendo a unos pocos y sumiendo en la pobreza y la escasez al resto. Hasta el colapso», aseguran.
Por todo ello, creen necesaria una «revolución ética», dado que entienden que se ha puesto el dinero «por encima del ser humano» y no al servicio de éste: «Somos personas, no productos del mercado. No somos sólo lo que compramos, sino también por qué y a quién lo compramos», remachan.