VALENCIA.- Las dos principales cajas valencianas, Bancaja y la CAM, han rechazado que tengan en perspectiva alguna fusión. Ni entre ellas ni con otras. Sin embargo, resuenan los ecos de oposición y adscripción a una eventual alianza entre ambas porque el mercado se está moviendo e impondrá reubicaciones en el escenario. La posibilidad de que ambas se fusionen divide, y los argumentos, a menudo, trascienden lo económico. Pero, ¿existen razones financieras para ello?, se pregunta hoy "El País".
Un directivo de la CAM considera que el tiempo de una fusión con Bancaja pasó. "Hace unos años cuando se planteó, el coste personal habría sido mínimo, pero hoy habría que cerrar muchas oficinas y el coste sería importante", asegura. Desde su punto de vista, ambas entidades "han crecido demasiado", al transformar sus estructuras especializadas en captar pasivo en estructuras muy comerciales.
"Lo que impone ahora la economía son las fusiones interregionales", agrega.
El consejero de la CAM y catedrático de Economía Aplicada, el murciano Martín Sevilla, subraya que "una fusión es la suma menos el campo duplicado", y CAM y Bancaja "comparten clientes y los riesgos que se plantean son los mismos tras una supuesta fusión". Según los cálculos realizados hace unos años cuando la Generalitat apostó por la fusión, había un solapamiento de 1.000 oficinas y 2.000 empleados.
El catedrático de Historia e Instituciones Económicas de la Universitat de València, Jordi Palafox, cree que "está por ver" que una fusión destruya empleo, y recurre a los datos de la Confederación Española de Cajas de Ahorro (CECA): "En 1990 había 67 cajas con menos de 77.000 empleados; hoy 45 emplean a casi 132.000".
En cuanto a la duplicación de redes, afirma que es cierta en Alicante y Valencia, "pero no en el resto de España, donde, con excepciones, la presencia de ambas es puramente publicitaria".
En su opinión, la caída del préstamo promotor obligaría a cerrar algunas oficinas cuyo beneficio se derivaba en exclusiva de esas operaciones, aunque una apuesta por la presencia para captar recursos de "clientes normales" podría mantenerlas.
Sevilla rechaza que la necesidad de financiación sea un argumento determinante para fusionar entidades. Incluso, después de que el Fondo de Adquisición de Activos Financieros sólo haya adjudicado 2.115 millones de los 5.000 disponibles, sostiene que "las entidades no tienen una necesidad urgente de financiación".
En su opinión, "salvo por cuestiones políticas, no hay en este momento propuestas de fusiones de cajas en España", y añade que las que más sinergias podrían producir serían las que se plantearan entre distintas comunidades autónomas, y "las competencias autonómicas las vuelven muy complicadas".
Uno de los inconvenientes más barajados es que, desde el punto de vista de la diversificación de riesgos, unir las dos cajas sería un error por la concentración de ladrillo que arrojaría el balance de la nueva entidad. Palafox reconoce la concentración, aunque mantiene que si cada una tiene el 40% de su inversión en el sector, la caja resultante también tendrá el 40%.
"El problema sería para algunos constructores clientes de las dos cajas, ya que pueden pasar a tener la cuota CIRBE [Central de Información de Riesgos del Banco de España] demasiado alta".
El presidente de la Comisión Nacional de la Competencia, Luis Berenguer, argumentó hace unos años que esta alianza limitaría la competencia, objeción que algunos expertos relativizan porque los clientes, en un mercado plagado de entidades financieras, no tienen como única opción una de las dos cajas.
En este punto, Palafox considera que los más perjudicados serían los empresarios que consiguen posiciones de privilegio en ambas cajas utilizando el argumento de que "la otra me lo da".
Con todo, previene contra algunos "argumentos falsos a favor de la fusión". Entre los que cita, están "que resuelve los problemas de eficacia", "que es más eficiente" y "que dará mayor presencia y poder en las grandes empresas". Del primero asegura que "es obvio que no". Del segundo, que "depende de la gestión que hagan sus órganos de gobierno", y del tercero, que "hasta ahora eso no se ha visto con Iberdrola ni con Unión Fenosa".
"Sin estrategia de participadas, no mayor porcentaje supone mayor capacidad de influencia", añade.
A partir de la información del tercer trimestre de 2008, el profesor de Análisis Económico de laUniversitat de València Joaquín Maudos contrasta variables claves para juzgar ventajas e inconvenientes de esta fusión. La CAM tiene el 3,21% de morosidad frente al 2,94% de Bancaja.
En cuanto a las provisiones para la morosidad, la proporción está 52,1% a 65,9; la solvencia, 10,2% frente a 11,1%; la eficiencia, 28,2% contra 39,9%; la rentabilidad (ROA), 0,55% frente a 0,61%, y el crédito con garantía real como porcentaje del activo total, 58,3% contra 55%.
A falta de información más desagregada de la cartera crediticia, las participadas o la liquidez, Maudos manifiesta que "a priori las ventajas de la fusión serán mayores para la CAM, ya que se fusionaría con una entidad más rentable y solvente y con menos morosidad, si bien la CAM es más eficiente".
Palafox enumera algunos argumentos "reales" a favor como la "visibilidad". En un momento en que la captación de depósitos vuelve a ser lo más importante, considera que una caja unida permitiría racionalizar la situación de cajas regionales con implantación en algunas zonas, "cerrando oficinas en la Comunidad Valenciana y convirtiendo la resultante en una caja nacional". También ve ventajas en los costes y la financiación.
"Financiarse en mercados internacionales es más barato cuanto más tamaño se tiene, a un mismo nivel de solidez, y aunque sean pocos puntos básicos, cantidades elevadas suponen un ahorro relevante", explica.
Sevilla insiste en que la fusión "no solucionaría los problemas ordinarios" de dos cajas cuyas "estrategias han sido divergentes". "El mayor tamaño no implica menor riesgo, porque las cajas que han tenido problemas no ha sido por tamaño, sino por falta de liquidez", refiere. Y respecto a la capacidad de captación en momentos difíciles, recurre a una respuesta muy gráfica: "Cero más cero es igual a cero".
Maudos observa algunas ventajas potenciales de la fusión. La entidad resultante se situaría entre las primeras de España por tamaño, "siendo además una reacción defensiva ante las fusiones que se están produciendo en otras comunidades". Y "reduciría costes medios y ganaría en eficiencia, lo que mejoraría su competitividad". Y sobre todo, que en las circunstancias de dificultades los clientes valoran el tamaño de la entidad, "por lo que mejoraría la imagen con la fusión".
Palafox no ignora la existencia de poderosos "argumentos reales en contra". Uno de los más importantes es que la lucha entre los equipos distraiga los retos reales. Otro sería la intervención política para tratar de contentar a todos en asuntos como el nombre de la entidad resultante, la ubicación de la sede o los equilibrios nominales entre los equipos, lo que llevaría a la distorsión de los objetivos. Y el más determinante: "Alicante no quiere y la Generalitat no se atreve".
La crisis ha devuelto la relevancia del tamaño a las entidades financieras. Así lo ratifican los llamamientos del Banco de España para afrontar con mayor fortaleza la situación económica.
Algunos expertos consideran que el tamaño de Bancaja y la CAM puede plantear dificultades en un tiempo en que, con el mercado interbancario seco, la banca se ve abocada a nutrirse de depósitos de particulares y, por tanto, necesita mayor presencia territorial. Incluso cuando se recupere la fluidez interbancaria necesitará más musculatura financiera para ganar capacidad de negociación.
De acuerdo con los datos de la Confederación Española de Cajas de Ahorros (CECA), Bancaja y la CAM disponen de activos propios de entidades provinciales, frente a La Caixa o Cajamadrid, entidades que, en consecuencia, cuentan con una notable presencia en el mercado español y que, como en el caso de la Caixa, además tiene una fuerte penetración en la Comunidad Valenciana, frenando el ámbito de expansión natural de ambas.
Una alianza entre las dos cajas valencianas, que incorporara a la de Ontinyent, situaría los activos al nivel de Cajamadrid, que con menos oficinas obtiene mejores rendimientos. En cuanto a datos financieros y resultados, Bancaja y la CAM ocupan la cuarta y sexta posición en la clasificación de la Confederación de Sindicatos Independientes de Cajas de Ahorros aunque esa realidad se vería alterada con las fusiones planteadas, como la del BBK y Kutxa, que de momento se ha enfriado.
Su posición desciende si se eleva el ámbito. El ranking internacional establecido por la revista The Banker en 2005 reunía 45 entidades españolas entre las mil de mayor dimensión mundial. Bancaja estaba en la séptima posición y la CAM en la novena. Entre ambas, el BBK, que las dejaría detrás en caso de fusión.