El ruinoso, especulativo, injusto y depredador modelo económico regional de Valcárcel no resistirá la crisis sistémica emergente originada en Estados Unidos, cuyos efectos también se dejarán notar en Europa con toda su fuerza antes del verano. Las personas, empresas y territorios menos competitivos de la UE, por su nula o insuficiente aportación de valor, están llamados a quedar marginados por las nuevas exigencias para la salida de tan grave situación del capitalismo globalizador. Eso coincidirá, además, con retirada de los fondos comunitarios a la Región de Murcia, por lo que el irreversible proceso en marcha va a colocar, indefectiblemente, a cada territorio en su sitio correspondiente.
Ahora resulta que es el Gobierno de Zapatero el que ha tomado dos decisiones estratégicas para el futuro de la Región de Murcia en las últimas 150 horas: 1) Que el corredor ferroviario de mercancías del Mediterráneo se prolongue desde Valencia hasta Cartagena, camino de Algeciras, de la mano de la Comisión Europea y 2) Que la mayor inversión industrial de la historia de España se haga por “Repsol” en la refinería de petróleos de Cartagena. No es suficiente para conjurar un negro futuro pero son dos puertas a una esperanza, la única a que aferrarse la Región de Murcia tras los últimos datos económicos netos por la alarmante tendencia que subyace en todos ellos.
Las baterías de la propaganda de San Esteban no cesan de vomitar, desde hace semanas, que somos la envidia del resto de España para así curarse en salud ante la que se avecina y, de paso, echarle la culpa a Zapatero de no estar preparados para la catarsis que nos pondrá en nuestro lugar después de haber desaprovechado, y hasta malversado, los 25 años de autonomía política, y derrochado todo el dinero que nos ha llegado de Bruselas para adiestrarnos en el sorteo de los acontecimientos que ya están asomando. Eso sí, en lanzamiento de huesos de oliva y en concursos de rebuznos, líderes, como en crecimiento anual absoluto por partir de un más que considerable retraso relativo acumulado de años.
Ni exportamos, ni consumimos, ya tanto, ni aguantamos en el carro de las nuevas tecnologías (arrojamos un menor uso empresarial de Internet) ante nuestro profundo déficit de formación. Somos una sociedad a la que asusta el futuro y ya apenas sabe desenvolverse en el presente. Tal es nuestra inseguridad, que nos aferramos a las palabras del falso profeta, que es Valcárcel, y aceptamos resignados el encanallamiento colectivo como una hipotética fórmula de salida. Sólo así se explica tan irracional apoyo masivo en las urnas a una no alternativa como la que representa quien se auto titula como “experto en el barroco murciano” pero calla sobre nuestra exclusión en el nuevo orden de la era tecnológica.
Cómo verá nuestro tele predicador el futuro inmediato, que aspira a marcharse a la menor ocasión, y lo dice. No es para menos si se analiza el legado que nos deja en la Región después de doce años sin el más mínimo progreso emanado desde nuestra propia capacidad de decisión como pueblo diferenciado por su autonomía. Entre el agua (asegurada ya por Zapatero), el AVE (en ejecución por Zapatero) y el aeropuerto (en fase de estudio por el Gobierno de España) se nos han pasado tres legislaturas de meras propuestas a Madrid y ninguna ejecución propia. Todas hubiesen llegado por la propia inercia del país y sin necesidad de tanto “procurador”. La única herencia de Valcárcel es la no herencia y, si acaso, una región presuntamente saqueada por los suyos.
La cosa es que la Región de Murcia sigue a la cola, junto con Extremadura y por detrás de Andalucía y Castilla-La Mancha. El mismo fracaso de las rebajas de enero o los grandes descuentos, de hasta el 70%, a que se han visto abocados los comerciantes de Cartagena, puede dar una idea de nuestra situación relativa y absoluta tras el “valcarcelato”. La realidad lo delata y la manipulación interesada de las cifras resulta falaz ante un proceso de deterioro de la clase media regional, que es tendencial y no coyuntural. Queda para rato después de la complacencia electoral tenida con un político inepto y mendaz con su propio público. La ruina que nos ha traído Valcárcel durará años.
Para muestra un botón: aunque “El Corte Inglés” no lo acepte públicamente, muy al contrario, se maneja el 40% mínimo, como el porcentaje de su disminución interanual de ventas, lo que resulta coherente con las cifras hechas públicas por los comerciantes de Murcia y Cartagena desde el pasado mes de octubre. También están notando la disminución de la demanda “Carrefour”, “Alcampo”, “Eroski” y todas las nuevas grandes superficies comerciales, con la relativa excepción de “Ikea”.
Esta disminución brutal del consumo de los murcianos tiene directamente que ver con su exigua renta media y la familiar disponible, tras sufrir los salarios y pensiones más bajas de España desde la llegada de Valcárcel a la presidencia de la Región. La incertidumbre laboral, ante una menor cualificación, es otro factor para la prudencia de los asustados consumidores, que no ven, al contrario, el efecto en sus bolsillos del tan cacareado crecimiento bruto anual por parte de Murcia, según los últimos datos esgrimidos, hasta la saciedad, por su aparato mediático de propaganda anestesiante.
Además, todos los días se producen hechos que nos indican por dónde vamos: el presidente Correa se quiere llevar de Murcia a todos los ecuatorianos, porque se les explota y no ve futuro aquí para ellos; y el magnate local, Tomás Fuertes, se retira del proyecto de Corvera, mientras el financiero Santos Montoro deja la presidencia de “Aeromur” ante la desalentadora escalada del precio del petróleo. El siguiente paso será la retirada de la CAM y “Caja Murcia” por indicación del Banco de España.
Según el director general de “Air Berlín”, para España y Portugal, Álvaro Middelmann, el que recomendó al yeclano Mariano Menor como director de Corvera, el “low cost” aéreo se acaba a partir de la cota de precios de 100 $ el barril. Adiós al turismo residencial soñado y al negocio del siglo. La propiedad masiva de suelo deja así, también, de ser una garantía para nuevos créditos y el modelo del ladrillo se nos cae a la primera racha porque hacer crecer la oferta no se traduce en una mayor demanda sino en una bajada de precios y tampoco eso garantiza que haya clientes suficientes.
Pero hay más: durante 2007 nos hemos convertido en líderes en cuanto al crecimiento del desempleo en España, rozando el 8% de nuestra población activa autóctona, ha desaparecido la pequeña demanda de oficinas (pese a tanta torre de cristal y acero) y nuestras empresas han experimentado una regresión en su incorporación a la ineludible sociedad de la información tras el fracaso del experimento europeo ESSIMUR en nuestra región debido al factor humano sumado a la incapacidad de nuestros gobernantes.
Querer no basta para poder. Murcia está hoy más en todos los telediarios por la especulación y el delito de cuello blanco, investigados por la UCO, como consecuencia del tipo de sociedad amoral que ha ido modelando el negro “valcarcelato”, insensible a propuestas de decencia cívica, como se ha evidenciado, al menos, en Totana, Torre Pacheco, San Javier, Los Alcázares o Lorca.
Esa cantinela de la envidia del resto de españoles no cuela. No nos envidia nadie. Los vecinos, con la excepción del egoísmo de los valencianos, nos dan la espalda. Apenas contamos y nuestra influencia en España es nula. Se nos marcan distancias y se nos pone en cuarentena hasta en lo comercial. Desde la Comunidad Valenciana se visten de amigos para poder utilizarnos como aliados y así evitar colisiones con sus intereses; prefieren colonizarnos. Tampoco somos la California de Europa porque carecemos de talento colectivo, ni siquiera la Florida, porque no hay verdaderos empresarios aunque nos sobren negociantes y especuladores. Nuestro sector turístico está, además, sin cualificar y por eso no avanza sino que retrocede.
Es cierto que se crece mucho en PIB porque nuestro subdesarrollo es escandaloso (basta dar una vuelta por la Vega Media) y la convergencia con el resto de la UE es ahora mayor porque han entrado nuevos países con regiones aún más subdesarrolladas. Vamos a ver qué pasa ahora sin el uso y abuso del sector Construcción, una industria obsoleta y descapitalizada, y una agricultura en trance de desaparición como intensiva por su falta de valor añadido y la presión del ladrillo sobre el precio del suelo. ¿Cuál es la receta realista de Valcárcel para salir de este atolladero y, sobre todo, cómo?
Y, por otra parte, dónde se ha formado el talento que necesita un verdadero parque científico, tan anunciado por nuestros políticos, como la panacea para ganar el futuro en un minuto y por atajos. Un parque científico necesita del conocimiento y en Murcia no hay el adecuado ni se puede improvisar. Si la UCAM es un fiasco académico de marca mayor, el de la UMU no anda muy lejos. Porque la única que medio funciona es la Politécnica de Cartagena. ¿Dónde está la investigación, no edafológica ni agroalimentaria, de vanguardia en nuestros departamentos universitarios?
Mucho me temo que la globalización ha pasado ya de largo por la Región de Murcia ante tanto voluntarismo sin fuste y, como muestra, ahí está la tragedia exportadora de nuestro sector conservero vegetal o el único futuro cierto de un empleo, que se fía por el consejero de Trabajo a las posibilidades del servicio doméstico y a la demanda del cuidado de ancianos. Sublime este Constantino Sotoca por su sinceridad tan políticamente incorrecta como descorazonadora para quien aspira a un empleo de calidad.
Aquí no queda sentido de la propia realidad cuando nuestra renta media está 11 puntos por debajo de la comunitaria y seguimos batiendo record en una economía sumergida que no hace región. Lo que verdaderamente cuenta para nuestro retraso real es que tenemos un poder adquisitivo por debajo de la media española, pensiones tercermundistas y una renta disponible bruta que nos coloca en el penúltimo lugar de la nación. Estamos empezando a pagar tantos años de malos gobernantes por su falta de visión estratégica y parece clara nuestra condena a la marginación como territorio.
Lo poco que se ha avanzado en estos años ha tenido mucho que ver con las ayudas europeas y la bonanza del ciclo económico occidental. Pero nuestros dirigentes no están en el mundo en que viven pese a sus gestos de pura imitación formal, que solo demuestran su desconocimiento de las razones y su incapacidad para abordar las dificultades. Aquí los moldes que hoy predominan son los de la economía sumergida, los robos de agua, el fraude fiscal, el dinero negro, explotación, precariedad laboral, cohecho y tráfico de influencias como carta de presentación. Los que pueden tratan de forrarse rápidamente porque saben de antemano que así no hay futuro.
El tema del agua es otra gran mentira conveniente. Hay agua de sobra si se evita la especulación sobre el argumento de una escasez falsa. Y si se emplea racionalmente en una agricultura más extensiva que intensiva, ahora hasta necesaria como apuesta estratégica en plena crisis mundial del precio de los alimentos. Igual pasa con Corvera o el AVE: mentiras convenientes para la pura contienda política porque todos saben que un AVE no se justifica ni económicamente es rentable, tras la liberalización del ferrocarril, con las cifras constantes en la mano y su proyección al partir de un 20% de pobreza estructural.
Tampoco lo es un nuevo aeropuerto con una sociedad que, visto el futuro de su bolsillo, no tiene vocación de “jet-set” y hasta le va a sobrar San Javier. Se vuelve a demostrar que la autonomía sólo nos está sirviendo a los murcianos para que emerja, con la cobertura de algunas instituciones, una nueva clase de granujas a la que sólo importa su negocio puro y duro. Por eso, a nuestros políticos sólo les queda vender ideas para ilusos de mucha edad y nula instrucción. ¿Qué multinacionales pueden venir a Lorca, que es una sociedad agropecuaria, pese a su situación cercana a la Comunidad Valenciana? Su apuesta ciega por el ladrillo la ha convertido en una estatua de sal.
Con la excepción del Valle de Escombreras como complejo energético renovado, la Región no tiene nada claro su futuro industrial. La apuesta de Valcárcel-Valverde por la química fina ha fracasado también. La huída de General Electric es más que sintomática y no se entiende que la producción no rentable para la primera sí lo sea para la saudita “Sabic”. Algo se esconde detrás de la operación, que también haría innecesaria ahora la inversión para una nueva dársena en El Gorguel porque tampoco queda hueco para un puerto de contenedores entre Valencia y Algeciras cuando Cartagena es más bien un puerto energético en ascenso y un astillero militar, básicamente.
En conclusión, no se reacciona ante tal cúmulo de datos y despropósitos. Se opta por esperar a ver si un tercero viene y hace nuestro trabajo mientras la economía real de la Región de Murcia se descascarilla por el retroceso de una pequeña industria yugulada por la crisis del crédito que necesita como sangre para funcionar, en medio de una ocurrencia tras otra de unos políticos sin ética y sin imaginación por falta de mundo y una formación sólida en tecnología, sociología y economía. Y eso los sitúa en una categoría de poca credibilidad por su escasa seriedad para entenderse con ellos.
La nueva división internacional de la producción nos deja sin lugar alguno a los murcianos. Desde fuera, la Región de Murcia se percibe como un territorio más que atrasado, al que hasta ahora ha salvado su dinámica vecindad por el norte. El excesivo número de incompetentes y mediocres lastra al resto de una sociedad, que sí está dispuesta a un mayor esfuerzo individual. Una gran parte del territorio ya está al margen del bienestar, caso de la Vega Media, el Noroeste, Altiplano o comarca oriental; otra, entre el retraso y el desarrollo, caso de la Huerta de Murcia, Valle del Guadalentín, la Cartagena profunda más Águilas y Mazarrón. Y, por último, sólo hay algo de vida en Murcia capital, comarca del Mar Menor y Campo de Cartagena, según coinciden todos los estudios sobre economía regional realizados por gabinetes y estudios ajenos a nosotros.