La agencia de calificación crediticia ha bajado los 'rating' de Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM), que saldrá a bolsa el próximo día 23, desde 'A+' hasta 'A', por su vulnerabilidad al abrupto ajuste del sector inmobiliario.
De la misma forma y magnitud ha bajado la calificación de Bancaja, alegando la presión que soportarán los beneficios derivados del debilitamiento del entorno operativo, de los menores ingresos procedentes del mercado inmobiliario y de las mayores necesidades de realizar provisiones.
Aunque S&P ha decidido mantener sin variación los 'rating' de Banco Popular, Caja Madrid y Banco Pastor debido a su situación de fuerte solvencia, la agencia de calificación ha revisado a la baja su perspectiva desde estable a negativa por el rápido deterioro económico. No obstante, mantiene la perspectiva estable de Bankinter.
"Rebajaremos los rating si los problemas de activos alcanzan una magnitud mayor de la prevista y la bajada de la rentabilidad se materializa en un debilitamiento de la fortaleza financiera de los bancos", advierte el informe.
La agencia sostiene que la economía española se está desacelerando rápidamente por el duro ajuste del sector inmobiliario y que la persistencia de incertidumbres financieras en los mercados internacionales está acelerando esta tendencia, que se está traduciendo en préstamos morosos.
"Aunque el nivel de activos dañados todavía es relativamente bajo, el ritmo de acumulación de problemas en créditos se está acelerando, en reflejo de las dificultades de los prestatarios individuales de hacer frente a sus pagos por los mayores tipos de interés", dice S&P.
En este sentido, pronostica que se registrará un rápido incremento en el número de insolvencias de empresas en el sector inmobiliario por la contracción de la demanda, sobre todo de aquellas relacionadas con la financiación de suelo o con un elevado porcentaje de suelo en sus carteras.
A pesar de este oscuro panorama, S&P considera que la banca española afronta el actual entorno de debilitamiento económico "desde una posición de fortaleza" ya que, gracias a los requerimientos legales, han realizado provisiones de crédito "muy por encima de sus necesidades".
"Los bancos españoles disfrutan en general de una rentabilidad fuerte, sustentada en sólidos niveles de eficiencia, lo que les dota de flexibilidad para soportar el impacto de un menor crecimiento del negocio y de mayores necesidades de realizar provisiones", estima.