En horas de la mañana de ayer, un operativo realizado por la Policía Nacional y los miembros de la Unidad Nacional Antisecuestro (Unase) detuvo a tres ciudadanos colombianos y un ecuatoriano, los cuales presuntamente planificaban un atentado contra el presidente Rafael Correa. Se les incautaron armas aunque no se ha detallado de que tipo.
Dos de ellos fueron detenidos ya de madrugada al sur de Quito y dos, al mediodía, en el centro de la ciudad, en las calles 10 de Agosto e Ignacio Santa María. El presunto atentado habría sido planificado en un hotel de lujo de la capital ecuatoriana.
De los cuatro detenidos, según el fiscal Patricio Navarrete, dos han sido arrestados cerca del Hotel Plaza Grande, de Quito, y todos han sido acusados de integrar un comando militar para asesinar a Correa. Se encuentran retenidos, en este momento, en las dependencias de la Policía Nacional, en Quito, a la espera de la investigación judicial.
La policía no ha facilitado los nombres de los detenidos pero se trata de tres colombianos y de un ciudadano ecuatoriano, sobre los que ya pesa una orden judicial dictada de prisión preventiva.
Fuentes policiales citadas por el diario ecuatoriano "El Universo", de Guayaquil, explican que dos de los detenidos fueron capturados en los alrededores del casco histórico de la capital con abundante material fotográfico sobre el Palacio de Carondelet, la sede presidencial.
Además, se les encontró en su poder planos con supuestas rutas para escapar del palacio de Carondelet y otros documentos de seguimientos a la caravana presidencial.
"En principio sabemos que es un intento de atentado contra la seguridad de Estado (...) Habría gente contratada para atentar contra el presidente de la República, ayudados por personas de Ecuador", dijo el fiscal Washington Pesántez.
Al parecer, los sospechosos tenían en su poder fotografías con diferentes ángulos del palacio de Gobierno y croquis de las calles cercanas, para detallar el atentado.
De acuerdo con la justicia de este país se trata de Oscar Peña Hernández, Oscar Jiménez Orozco, Édgar González Nicolta y Santos Camacho, este último de origen ecuatoriano. Uno de ellos reconoció ser paramilitar de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), aunque el Gobierno ecuatoriano todavía no lo ha confirmado.
Al respecto, el ministro de Seguridad Interna de Ecuador, Gustavo Larrea, dijo a Caracol Radio que el trabajo de inteligencia permitió llevar a cabo la detención de estas personas.
Un grupo especial de la policía ecuatoriana coordinaba acciones con inteligencia militar desde hace tres semanas para investigar una denuncia que formuló uno de los ahora detenidos, a cambio de protección del Estado ecuatoriano para él y su familia, según "El Tiempo", de Bogotá.
Según la versión extraoficial de fuente policial, que pidió reserva de su nombre, hace casi un mes entró al Ecuador el colombiano Oscar Julián Peña Hernández, de 29 años de edad, nacido en Bucaramanga y de supuesta profesión economista.
El hombre habría tomado contacto con un agente de inteligencia ecuatoriano para intercambiar información -a cambio de protección y seguridad- acerca de un supuesto complot que fuerzas paramilitares estarían planificando contra Correa.
El grupo de inteligencia inició las investigaciones y luego de que Peña Hernández retornó a Colombia después de que los miembros policiales le pidieron documentar y respaldar su denuncia, conocieron algunos detalles que llevaron a pensar que no se trataba de un ardid.
Por eso, cuando el lunes pasado el colombiano volvió nuevamente a Ecuador, en la línea aérea Aerogal, se le mantuvo bajo vigilancia especial. Las pesquisas policiales seguían en marcha y los servicios de inteligencia detectaron indicios de un hecho real.
De igual forma, Larrea aclaró que no tiene pruebas de que los detenidos sean paramilitares, al igual que dijo desconocer la información publicada por la agencia Anncol, afín a las FARC, donde se asegura que al presidente Correa lo quieren asesinar.
Larrea dijo que ahora se está investigando el origen del complot y los antecedentes de los capturados. Afirmó que no se sabe a qué grupo pertenecen los colombianos.
Uno de los capturados es el ecuatoriano Santos Camacho, de quien tampoco se sabe nada sobre sus antecedentes.
Señaló que se le ha pedido a la Policía de Colombia información sobre los tres colombianos para establecer los antecedentes judiciales de cada uno de ellos.
Larrea insistió en Caracol Radio en que se hizo un trabajo de inteligencia durante varios dias para determinar que efectivamente estaban planificando un atentado contra el presidente Correa.
No descartó, sin embargo, que haya personas interesadas en seguir distanciando a los gobiernos de Colombia y Ecuador, precisamente en momentos que se están mejorando las relaciones.
Tal vez por eso, el presidente Correa, ha restado importancia al supuesto atentado afirmando que los detenidos, tres colombianos y un ecuatoriano, podrían ser “simples estafadores”.
En una entrevista concedida a la cadena de televisión Ecuavisa, Correa ha señalado que no se deben adelantar conclusiones o apreciaciones y ha pedido que se espere a los resultados de las investigaciones que se llevan a cabo para conocer las causas y tener una idea de la dimensión del supuesto ataque.
Según ha contado el propio presidente, los detenidos propusieron vender la información. Pero Correa no ha descartado que la investigación lleve a otros resultados y tampoco ha aceptado que, siendo colombianos los sospechosos, el Gobierno de Bogotá tenga conocimiento al respecto.
“La pista la teníamos de un colombiano, quien denunció y dijo que había este atentado. Pidió dinero para dar más información, entonces hay altas probabilidades de que sean simples estafadores”, ha dicho Correa.
El jefe del Estado colombiano ha considerado de nuevo que no hay que alarmarse mucho y, al ser preguntado sobre si se podría relacionar este posible atentado con factores políticos, ha señalado que prefiere no adelantar acontecimientos hasta que acaben las investigaciones.
Sin embargo,
el vicepresidente ecuatoriano, Lenin Moreno, dijo que cuatro hombres 'fueron financiados por personas que no saben cómo vivir en democracia'.
'Lo que hay que hacer es detenerlos', agregó.El pasado lunes, la página de Internet de la Agencia Bolivariana de Prensa (ABP) difundió un comunicado del guerrillero de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), Iván Márquez, en el que acusaba al presidente de Colombia, Alvaro Uribe, de tratar de asesinar a Correa y al gobernante de Venezuela, Hugo Chávez.
La nota indicaba que el servicio de inteligencia del Departamento Administrativo de Seguridad (DAS) de Colombia preparaba "varios grupos de sicarios que enviará a Ecuador para asesinar también a Correa", en coordinación con un general retirado ecuatoriano de apellido Aguas".
El general retirado del Ejército ecuatoriano Luis Aguas Narváez, ex jefe de las fuerzas especiales y ex comandante general del Ejército, el único general con ese apellido de las Fuerzas Armadas Ecuatorianas (imagen pequeña), negó cualquier relación con el supuesto plan de asesinato.
"El único general de apellido Aguas en este país soy yo. Yo soy pueblo ecuatoriano, Luis Aguas Narváez, ex comandante general del Ejército", dijo esta misma semana en declaraciones a la televisión Ecuavisa el mando militar, que encabezó la Fuerza Terrestre durante el Gobierno del derrocado presidente Lucio Gutiérrez (2003-2005).
Narváez dijo que "rechazo profundamente, categóricamente y enérgicamente este tipo de acusaciones", realizadas por el guerrillero "Iván Márquez", alias de Luciano Marín, miembro del Secretariado de las FARC, quien señaló que Uribe planea asesinar a Chávez y Correa con el apoyo de la Casa Blanca.
"No hay ningún plan orquestado por el presidente Álvaro Uribe para asesinar a sus colegas Rafael Correa y Hugo Chávez".
Esta negación la hizo también el general retirado Aguas Narváez, cuyo primer apellido había sido citado textualmente por Iván Márquez para señalarlo como supuesto responsable de los atentados que se cometerían contra los dos presidentes.
Además, Márquez aseguró que, con el propósito de matar a Chávez, Uribe "infiltró" en Venezuela a más de 100 paramilitares por medio del servicio de inteligencia del Departamento Administrativo de Seguridad (DAS).
El texto enviado por Márquez afirmaba asimismo que son falsos los ordenadores confiscados en el campamento que tenía en Ecuador el abatido número dos de las FARC, Raúl Reyes, y acusa al Gobierno colombiano de utilizar esa historia para "fustigar" y "amenazar" a los países vecinos.
Iván Márquez se reunió en noviembre de 2007 con Chávez dentro de las gestiones que llevaba a cabo el mandatario venezolano para conseguir un acuerdo humanitario entre el Gobierno colombiano y las FARC, que permitiera el canje de unos 40 secuestrados por medio millar de guerrilleros presos.
En la Plaza Central, llamada Plaza de la Independencia, en Quito, se levanta el Hotel Plaza Grande, donde se han producido dos de las cuatro detenciones. Es el mismo que fue en su día uno de los primeros hoteles de la capital ecuatoriana, construido en 1935. Remodelado y renovado ha sido convertido ahora en el mejor hotel de la ciudad.
(Palacio de Carondelet; Correa rodeado de Chávez y Evo Morales, presidentes de Venezuela y Bolivia, y abajo el hotel Plaza Grande, de Quito)