Cada oveja con su pareja, dice el juego de observación de las fichas
pares a localizar. Pues en esas estamos en España mientras siguen por
las bravas públicas y contradictorias declaraciones sobre la investidura
de un nuevo presidente del Gobierno. Rajoy exigiéndole a Sánchez que
apoye su investidura para que España no caiga en el caos, y Sánchez
diciéndole no a Rajoy, imaginamos que porque considera que Rajoy y el PP
no son honestos. Mientras tanto Susana Díaz intentando mover la silla a
Sánchez y Aznar haciendo todo lo posible para liquidar a Rajoy.
Empecemos por Susana Díaz que no cesa de meter la vara andaluza en
las ruedas del carro de Pedro Sánchez y está loca por venir a Madrid
para presentarse en la cabeza del cartel del PSOE en caso de elecciones
anticipadas en 2016. Por ello dice la señora que el PSOE no debe pactar
un gobierno con el PP ni con Podemos, lo que nos conduce a elecciones
anticipadas porque, en contra de lo que ella afirma, es imposible hacer
Oposición si no hay Gobierno.
Y si el PSOE y Podemos votan en contra de la investidura de Rajoy, o
de otro candidato del PP, no habrá gobierno ni tampoco oposición. Y ese
será su momento para medirse a nivel nacional con Podemos a los que ella
presume haber derrotado en Andalucía. Y por supuesto también con el PP a
los que ganó en el Sur, pero por solo un escaño. No lleva razón Susana
porque ella en el Sur, donde recibió herencias de varias mayorías
absolutas, ha perdido muchos votos y ahora depende de los apoyos de
Ciudadanos. O sea que más prudencia doña Susana.
Ahora bien en el caso de unas elecciones anticipadas puede que el PP
cambie a Rajoy por otro candidato o candidata, como Soraya Sáenz de
Santamaría, con lo que ya tendríamos en las cabeceras del cartel del
PSOE y del PP a dos mujeres, las ‘niñas bonitas’ del Ibex, a Soraya y a
Susana, una morena y una rubia como en la Verbena de la Paloma. Pero
tampoco está claro que la candidata sea Susana porque podría serlo con
más motivos Alberto Núñez Feijoo.
Ahora bien para frenar a Susana Díaz el pobre de Pedro Sánchez ha
decidido aplazar el Congreso del PSOE que previsto para febrero, de la
misma igual manera que Rajoy ha aplazado el Congreso del PP -que lleva
meses de retraso- para impedir las maniobras de Aznar. Y en ambos
partidos empiezan a crujir las cuadernas y huele a motín. Y de una
manera muy especial en el seno del PP donde ya son muchos los barones
que empiezan a estar hartos del autoritarismo de Rajoy y de su bonita
colección de seis fracasos electorales: europeas, andaluzas,
municipales, autonómicas, catalanas y generales.
Hasta el punto que alguno de ellos podrían sublevarse desde el bunker
de FAES –con Cayetana en el rol de Agustina de Aragón-y dar un golpe en
el seno del PP enfrentándose pública y personalmente con Rajoy. Y todo ello con Aznar de muñidor lo que en Moncloa no deben desdeñar. Mientras que un golpe en el PSOE tampoco se puede descartar.
Y en los dos casos de crisis internas en el seno del PSOE y del PP,
como en el proceso de negociaciones de investidura que ahora se inician,
los protagonistas en cuestión presumiendo todos ellos de defender no ya su
legítima y taimada ambición sino ‘el bien de España. ¡Por España!
Menudo espectáculo nos está ofreciendo la clase política, ‘la casta’, del bipartidismo moribundo. Todos a la greña, incapaces de pactar, ¡por España!, y decididos a liquidar a sus directos adversarios internos y externos a la primera oportunidad.
Y mientras tanto Pablo Iglesias sonriendo como El Gato de Cheshire y
dispuesto a comerse a Alberto Garzón como si fuera un ratón para meter
los más de 922.000 votos de IU en la alforja de Podemos y así desbancar
al PSOE del liderazgo de la izquierda hasta convertirse en primer partido
nacional. Ahora bien y que conste en acta: Iglesias quiere que ahora
gobierne Rajoy y por eso le ha puesto a Sánchez la línea roja del
referéndum catalán; además le ha tomado el pelo a los nacionalistas
porque sabe que el referéndum y la reforma constitucional (el PP ya
tiene la mayoría de bloqueo) son imposibles. Lo único que pretende
Iglesias es hundir al PSOE e imitar a Tsipras, lo demás son fuegos de
artificio para ganar tiempo y esperar su oportunidad.
(*) Periodista