miércoles, 3 de febrero de 2010

Murcia exporta al mercado alemán frutas y hortalizas por valor de más de 400 millones

MURCIA.- La Región de Murcia exporta al mercado alemán a lo largo del año frutas y hortalizas por valor de más de 400 millones de euros. Le siguen Reino Unido y Francia, países donde se comercializa respectivamente un 22 y un 15 por ciento, Países Bajos, e Italia, según informaron fuentes del Gobierno regional.

En total, la Región vende a estos mercados comunitarios cerca del 80 por ciento de las frutas y hortalizas que produce. Las empresas productoras y exportadoras hortofrutícolas murcianas tendrán hasta el viernes una nueva oportunidad para aumentar su volumen de contactos con los comercios mayorista y minorista, reforzar los ya consolidados y abrir nuevas redes de venta en los principales mercados del mundo.

Fruit Logistica 2010 es el foro comercial de más proyección internacional, que comenzó este miércoles en Berlín y cuenta con una delegación murciana de más de 250 profesionales, empresarios, agentes comerciales y agricultores, y con la participación de medio centenar de empresas de la Región.

La comitiva murciana está encabezada por el presidente de la Comunidad, Ramón Luis Valcárcel, que presidirá este jueves los actos institucionales con motivo del Día de la Región de Murcia en la feria alemana.

En el marco de este evento, la Región presenta a importantes importadores, distribuidores y grandes cadenas de supermercados un novedoso proyecto bajo el nombre 'Agricultura murciana como sumidero de CO2', y su marca asociada 'Less CO2'. El presidente de la Comunidad será el encargado de presentar la iniciativa este jueves en Berlín.

El programa de esta jornada se complementa con las conferencias 'La iniciativa de corresponsabilidad Agricultura Murciana como Sumidero de CO2, Marca Less CO2', que será impartida por el doctor en Ciencias Biológicas, Francisco Victoria, y la charla 'Capacidad de absorción de CO2 en los cultivos murcianos', a cargo de la profesora de investigación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas de España (CSIC), Micaela Carvajal.

Fruit Logística, que agrupa a 2.200 expositores de 80 países, reúne durante tres días a más de 30.000 profesionales, compradores e importadores.

La construcción residencial en Murcia cae un 82% en 2009

MURCIA.- La construcción residencial de viviendas registró un descenso del 82 por ciento durante el pasado año con respecto a 2008, hasta llegar a las 2.015 unidades, "límites insospechados para hace unos años", según manifestó el presidente del Colegio Oficial de Arquitectos de Murcia, Francisco Camino, que precisó que esta caída es del 94 por ciento si se compara con las viviendas en proyectos básicos que se visaron en 2006.

Así, si hace cuatro años las viviendas visadas alcanzaron las 54.780, en 2007 comenzó esa "bajada a un ritmo acelerado", pasando a las 27.358; descenso que prosiguió aumentando en 2008, con 7.844 hasta llegar a las 2.015 del pasado año.

Por municipios, y según se desprende de la memoria que presentó en rueda de prensa Camino, en Águilas es significativo el descenso de las viviendas visadas en 'proyectos ejecución' y 'básicos y ejecución', ya que mientras en 2005 se alcanzaron las 1.624 unidades, en 2009 sólo se llego a cinco viviendas, lo que supone una variación negativa del 99,69 por ciento, y del 98,93 por ciento con respecto a 2008 (468 viviendas).

En similar situación se encuentra Alhama de Murcia, que pasó de las 387 viviendas visadas en 2005 a 24 el pasado año, lo que representa un -93,80 por ciento; Cartagena, cuya cifra descendió de 3.164 a 452 en el mismo periodo (-85,71 por ciento); Lorca, que pasó de las 2.003 a 127 (-93,66 por ciento); Mazarrón, de 1.650 a 32 unidades (-98,06 por ciento); Murcia, de las 11.820 a las 994 de 2009 (-91,59 por ciento); y San Javier, de las 2.017 a las 26 del pasado año (-98,71 por ciento).

En esta misma línea, Camino precisó que del total de las 2.015 viviendas visadas, la mayoría, en un porcentaje "elevado", son "unifamiliares y no pertenecen al mundo de la construcción y de la industria, sino a particulares".

Con respecto al total de metros construidos, la media de vivienda sale de unos 179 m2, "lo que significa viviendas muy grandes que reflejan que prácticamente ha desaparecido la promoción de viviendas y se está sosteniendo con las unifamiliares de un sector que puede acceder a viviendas considerablemente grandes". Cifras que contrastan, según el presidente del Colegio de Arquitectos de Murcia, con aquellas destinadas para usos de equipamientos, edificios.

Las viviendas que en 2009 contaron con certificado final de obra ascendieron a 19.196, una cifra inferior a la de 2008, cuando se llegó a las 30.910 (-38 por ciento).

Datos, no obstante, que pretenden obtener de una forma reglada, explicó Camino, quien anunció que para ello se ha creado un Centro de Estadística de la Construcción, cuya entrada en funcionamiento se prevé que sea para "primeros del próximo trimestre".

A tenor de estos datos, Camino vio "razonable" que por el número de hogares que se forman actualmente con "nuevos modelos familiares y necesidades que se dan en la sociedad de vivienda, atendiendo a unas condiciones de normalidad con una población como la que tiene la Comunidad, sería razonable unas 15.000 unidades para cubrir las necesidades de acceso a la vivienda de los ciudadanos, y también para mantener un ritmo de sostenimiento de la economía razonable en todos los sectores que se ven afectados; y no las 46.000 al año" como se venía haciendo.

En función de las viviendas que se visaron en 2009, auguró un déficit de entre 13.000 y 14.000 viviendas. "En una situación normal faltarían esas viviendas, lo que propiciaría una subida de precios pero que no es lo que realmente pasara, ya que hay un stock de 30.000 unidades".

Pese a ello, advirtió de un déficit de viviendas en 2013 debido a las necesidades que existen, en la que "se pueden tardar dos años en dar salida al stock existente" siempre y cuando haya una situación de normalidad.

Y es que, afirmó, "si se normaliza la situación en este momento, a lo largo de este año y hasta 2012 se da salida a ese stock y en 2013 habrá un déficit"; razón por la que resaltó la necesidad de que los empresarios y las administraciones públicas "garanticen un mínimo de caudal ecológico de sostenimiento del sector", que se cifraría en unas 15.000 actuaciones para poder "sobrevivir".

En opinión de Camino, "sigue siendo un problema el acceso a la vivienda", y abogó porque se reflexione sobre lo que se ha hecho mal y se haga "terapia de grupo" para ver "cómo se puede afrontar este problema de futuro".

Igualmente, criticó el parque inmobiliario que tenemos, puesto que se encuentra en unas condiciones "deficientes" al no cumplir "las necesidades actuales de eficiencia energética, protección y aislamiento", entre otros.

Al hilo, argumentó que "si en este parque, valorado en unas 400.000 viviendas en la Región, cada 20 años se rehabilitaran y se adaptaran a las necesidades actuales que debe tener una sociedad avanzada, como es el caso de la española, y cumpliera los mínimos de accesibilidad, confort y eficiencia energética, tendríamos casi para 20.000 actuaciones al año".

Es por ello por lo que hizo una invitación a los empresarios implicados en el sector a que no "desprecien" esta idea, ya que la rehabilitación "es una de las formas más sostenibles de actuar".

Camino hizo referencia, a propósito de esto, a que actualmente "han salido muchas viviendas de alquiler que no están pensadas para ello, con lo cual no son flexibles y encuentran dificultades", de modo que reclamó porque salgan al mercado unidades con "criterios de flexibilidad y servicios comunes", ya que es pensar en las necesidades potenciales de los usuarios del alquiler.

"Las promociones, insistió, no se han pensado con esos criterios", tras lo que reivindicó la I+D+i en este sector "para nuevas formas de habitar tanto de viviendas individual como colectiva, porque lo que se ofrece no es lo que se demanda".

De igual modo, Camino comentó que "desde hace un año se están intentando ver los famosos brotes verdes donde sea", y recordó que "hubo un momento en el que subió un poco, pero como estamos en niveles tan bajos, la subida no es extrapolable".

Aunque destacó que en este mes de enero, por primera vez, se visaron "algunas viviendas más" que en diciembre de 2009, fueron menos que en enero del pasado año; dato que consideró que hay que tomarlo como una referencia positiva al advertir un posible cambio de tendencia "que habrá que esperar tres o cuatro meses" para poder corroborar.

Sobre los resorts que hay proyectados en distintos enclaves de la Región, Camino dejó claro que "no se debe construir más de lo necesario, sino en los lugares adecuados y de una forma correcta".

Se preguntó entonces "cómo reciclamos lo que hay", ya que, subrayó, "lo que no se ha hecho pues no se ha hecho, pero lo que se ha hecho está construido y se tendrá que reciclar; son esqueletos por el paisaje que con imaginación podemos buscarle salida".

"Estamos en el fondo y más al fondo no podemos", recalcó el presidente de dicho Colegio, quien reclamó trabajar para no "estar ahí más tiempo".

Por último, y sobre la falta de financiación, indicó que "es ahora cuando hay que planificar nuevas formas de actuar que necesitan financiación, ya que en los tiempos malos hay que prever lo que vendrá luego".

Piden a la Demarcación de Costas que paralice un vertido de tierra y piedras en Calabardina

ÁGUILAS.- La Agrupación Vecinal Aguileña AVA-Foro Ciudadano de Águilas exige la inmediata paralización del vertido de grandes cantidades tierra con piedras que se están extendiendo mediante maquinaria pesada en un sector de la playa de Calabardina, donde ya ha quedado cubierto por completo la fina arena típica del lugar en la zona afectada.

Los hechos han sido denunciados a AVA por varios residentes de la zona, que han mostrado su indignación por lo que consideran una actuación anómala, injustificada y que va en detrimento de la citada pedanía aguileña y en deterioro de su notable atractivo medioambiental y potencial turístico.

Ante esta situación, la Agrupación Vecinal Aguileña va a dirigirse de inmediato por cauce oficial a la Demarcación de Costas instándole a que paralice los citados trabajos como medida cautelar para que pueda investigarse la calidad de los vertidos y si éstos se corresponden con las necesidades y características de la popular playa.

Además, AVA requiere a dicho organismo para que le facilite a la mayor brevedad y por escrito cuanta información detallada obre en su poder referida al tipo de proyecto a que corresponden los citados trabajos, con qué finalidad se ejecutan, pliego de condiciones, ofertas recibidas y datos sobre la adjudicación realizada, cuál es la empresa que los está realizando, por qué se utiliza tierra de albero, así como los plazos y coste total del proyecto, y también si ha detectado algún tipo de anomalía en la ejecución del mismo.

Por otra parte, AVA reclama del Ayuntamiento de Águilas que, con carácter de urgencia, se interese por los hechos denunciados, requiriéndole sobre si tenía información de los mismos y solicitando que reclame la información que corresponda a la Demarcación de Costas u organismo que haya ordenado su ejecución, adoptando en consecuencia las medidas que crea oportunas.

Es peligroso asomarse al exterior / José María Carrascal

Ni los mayores críticos de Zapatero podían imaginar tal caída a plomo. Que Obama no venga a Madrid, tras haberse anunciado como «conjunción planetaria» su visita, es algo peor que un plantón. Es hacer el ridículo. Y nada hay más letal para un gobernante que hacer el ridículo.

Pero Zapatero no ha hecho otra cosa desde que empezó a salir al extranjero. La fatua, pomposa, inflada celebración de su acceso a la presidencia rotativa europea, su malaconsejado pulso con el presidente efectivo, su comparecencia en Davos, tratando de dar lecciones a gentes que conocen la situación real de la economía española mejor que él, han sido demoledoras para su prestigio.

Por si todo ello fuera poco, Zapatero pierde mucho en la traducción. Esas frases rimbombantes que prodiga, esos adverbios terminados en «mente» que desgrana, esas hipérbolas que le chiflan, se quedan en nada tras pasar por la criba de los intérpretes, gentes que van al grano, dejando en evidencia la vacuidad de un discurso en el que sólo hay paja. Con un hombre que sigue diciendo que somos la octava potencia económica del mundo, con un 19 por ciento de paro y un 11,4 de déficit, ni siquiera vale la pena discutir. Se pasa de él, y a otra cosa.

Que es lo que ha hecho Obama. Ante el imperativo de recortar su agenda internacional dada la urgencia de apuntalar la doméstica, ha prescindido de lo superfluo, y la visita a Madrid ha sido lo primero que ha caído. Si Zapatero quiere hablar con él, puede hacerlo entre oración y oración en el desayuno de mañana. Al que, por cierto, acude rodeado de lo más granado de las fuerzas vivas españolas. ¿Teme que le secuestre el archiconservadurismo norteamericano o busca que recen con él para que no se lo reprochen? Porque este hombre puede no tener idea de economía y de política, pero de ligarse a los incautos sabe un rato.

La presidencia europea, que Zapatero pensaba iba a permitirle puentear el jorobado primer semestre de 2010, hasta que la recuperación de las grandes economías tirase de la nuestra, se ha convertido en su vía crucis, con escenario de Calvario al fondo. Por lo menos el primer mes no ha podido resultarle peor. Si los indicadores económicos han sido desastrosos, los resultados políticos no le han ido a la zaga. No se ha apuntado un solo tanto en ninguno de los dos terrenos, sus propuestas se desinflan como un suflé a las pocas horas de lanzarlas -ahí tienen la última, retrasar la jubilación- y, para colmo, le falla Obama, su ídolo, su maestro, su otro yo. ¿Tendrá también la culpa el PP?

Aunque, bien mirado, era previsible. No es que esté gafado. Sencillamente, tantos errores, mentiras, faroles, llevaban, irremisiblemente, a estrellarse. Triste que hayan tenido que ser los extranjeros quienes nos lo advirtieran. Más triste, que la factura la paguemos nosotros.
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La condena social de los políticos / Josep M. Vallés

Son mediocres, incompetentes, cínicos, mentirosos, aprovechados, manipuladores, corruptos. Cuando no son sus causantes, los políticos se muestran incapaces de resolver la crisis económica, la inseguridad ciudadana, la decadencia crónica de la agricultura, la extensión del paro, las listas de espera de la sanidad, la baja calidad de la educación, la degradación medioambiental.

Basta un muestreo de artículos de prensa, tertulias, cartas al director o mensajes en los medios digitales para constatar un veredicto mayoritario y condenatorio sobre toda una "clase" o "casta" política. Aparece como una rémora perjudicial para el bienestar de sus conciudadanos. En algunos países, el "que se vayan todos" ha sido el grito resumido de este estado de ánimo.

Esta condena a los políticos arrastra fácilmente a una condena general de la política. Si la política es "lo que hacen los políticos", es inevitable concebirla como el reino del engaño, la corrupción y la pugna egoísta por las ganancias particulares de quienes están en ella. Muy lejos, por tanto, de concebirla como el espacio donde se trabaja por el bien común. Hay que preguntarse por las razones de una opinión tan extendida. ¿Es una reacción fundada? ¿Cuáles son sus motivos? Con ayuda de bibliografía antigua y reciente, resumo algunas explicaciones.

La profesionalización de los políticos. La ciudadanía se aleja cada vez más de una dinámica institucional muy profesionalizada que monopolizan -cada uno a su modo- políticos de dedicación exclusiva y periodistas que les siguen como su sombra. Constituyen un círculo cuasi autónomo, en el que comparten reglas no escritas, escenarios públicos, latiguillos retóricos y otras complicidades. "Los políticos nos ganamos la vida gracias a los periodistas. Y los periodistas políticos os la ganáis gracias a nosotros": es la frase contundente oída hace años a un profesional de la política.

Convertir la política en un modus vivendi vitalicio entreabre una puerta al corporativismo, la rutina o la corrupción de mayor o menor cuantía. Pero cuesta atribuir el desencanto masivo sobre la política a una reacción irritada cuando se dan prácticas condenables. Unos centenares de corruptos o aprovechados no bastan para explicar la tacha que se lanza sin matices y sin datos sobre 150.000 cargos electos y 2.500.000 de empleados públicos.

La dimisión de los ciudadanos. Los ciudadanos de los países más desarrollados tienden a dimitir de sus responsabilidades colectivas. Están sometidos a la presión publicitaria que promueve un estilo de vida donde el bienestar personal pasa por delante de cualquier otro objetivo. La disposición a la cooperación para fines comunes disminuye. Si apenas se admiten los sacrificios y privaciones que exige la búsqueda de la prosperidad

individual, mucho menos aceptables aparecen las renuncias y las privaciones que reclama la entrega desinteresada al bien público. Ocuparse de los asuntos comunes o comprometerse en su gestión representa una merma del tiempo y de la energía que requieren las obligaciones familiares, las tareas profesionales o las aficiones recreativas.

Hay quien lo formula en tono más filosófico: una pérdida creciente de la virtud cívica -y no sólo o no tanto la corrupción de sus profesionales- provoca esta indiferencia o desafección por la política.

El desprestigio de lo público. Si el valor de la cosa pública cotiza a la baja, se debe a décadas de hegemonía ideológica de cierta visión sobre las relaciones sociales. Se sintetizó en modelos económicos que concebían al individuo como egoísta ilustrado, como maximizador racional de su beneficio en un mercado perfecto. Los modelos se trasladaron al análisis de la política. En versión vulgar, se cifró en frases rotundas: "la sociedad no existe", "la política no es la solución: es el problema".

La doctrina tuvo éxito. Hasta la crisis de 2008, al menos. Durante más de 30 años orientó a entusiastas políticos de derecha y a adaptables políticos de izquierda.

La política y lo público se convirtieron en sinónimos de ineficiencia, despilfarro o corrupción. El mercado y lo privado aparecieron como la receta salvadora: privatización de sectores estratégicos, externalización de servicios públicos, aparición de agencias ejecutivas "despolitizadas", desregulación de actividades de impacto social. De este modo, los propios políticos alimentaron la desconfianza hacia su misma tarea. Dieron a entender que su papel y el papel de los empleados públicos eran cada vez más prescindibles, cuando no perjudiciales. Persuadieron a buena parte de la ciudadanía de que la política que ellos encarnaban era superflua o nociva para el progreso social. Y la ciudadanía les correspondió lógicamente con un desprestigio sin matices de la política y de lo político.

La globalización. Una determinada idea de la globalización se convierte en la coartada resignada para reducir el espacio político hasta hacerlo insignificante. En este contexto, las opciones políticas mayoritarias ofrecen poco margen para la oferta de alternativas distintas. Porque los límites del juego vienen marcados "desde fuera". La disputa política no se plantea, pues, sobre programas sustantivos que apenas se distinguen entre sí. Si no hay diferencias y "todos son iguales" -no sólo los políticos, sino también sus programas-, ¿cómo podrá estimularse algún interés por lo político? El único estímulo será el fabricado por el marketing, encargado de suministrar envoltorios diferentes para disimular propuestas similares.

El énfasis sobre la calidad del "liderazgo" enmascara la irrelevancia del rumbo que un presunto líder debería fijar. Porque -bajo la apariencia de liderazgo político- sólo hay un "piloto automático" teledirigido por la globalización.

Este fatalismo resignado es una negación de la política como capacidad para decidir entre alternativas de futuro colectivo. Con todo, los datos no siempre abonan la irrelevancia de la política para afrontar grandes problemas. Con decisiones no siempre coincidentes y por tanto discutibles, la política ha tenido que remediar los efectos más catastróficos del pretendido "piloto automático" que llevaba al mundo occidental al borde del abismo económico y social.

En conclusión: es preocupante que los políticos aparezcan entre los grandes problemas percibidos por la opinión. Pero no basta descargar cómodamente sobre ellos -ni siquiera sobre sus malas prácticas- la culpa de una devaluación persistente de lo público y de lo político. Sin suscribir del todo las explicaciones disponibles (Sennett, Hay, Rosanvallon), conviene tenerlas en cuenta si se quiere reivindicar la importancia social de la política y empeñarse -entre todos- en devolverle la necesaria credibilidad.

Porque el rechazo total a la política y a los políticos somete la sociedad a la ruda ley del más fuerte.

Josep M. Vallès es catedrático de Ciencia Política en la UAB./ www.elpais.com