viernes, 31 de agosto de 2007

El (mal) verano de la Familia Real / Fernando Jaúregui


La Corona, encarnada por Don Juan Carlos de Borbón, sigue siendo, hasta el momento por lo menos, la institución mejor valorada por los españoles, según lo que nos dicen las encuestas. Pero hemos observado cómo, este verano más que en otras ocasiones, se han disparado algunas críticas contra el Rey y su familia, que han recibido cartuchos de sal gorda de una prensa que se llama humorística y perdigonazos más dolorosos, pero menos picantes, procedentes de otro tipo de medios. Al final, y para despedir las vacaciones reales, el muy serio 'The Times' acaba de publicar un artículo que ha sentado como un jarro de agua fría a los 'fontaneros' de La Zarzuela. Porque el artículo asegura, sin más, que la imagen de la monarquía española "se desploma".

Resulta curioso que el diario londinense se fije más en la familia rea española que en la británica, especialmente cuando se celebraba el décimo aniversario de Lady Di, todo un mito que, me parece, ha servido para mantener enhiesto el pabellón de una Monarquía, la británica, llena de tradición, de polémicas y de grietas. Pero el pueblo británico es esencialmente monárquico y parece que está dispuesto a perdonar muchas cosas a los representantes de la institución.

No estoy seguro de que los españoles sean monárquicos (ni republicanos), pero sí sé que el Rey Juan Carlos, con cuantos claroscuros quiera usted poner a su carrera de treinta años como monarca, tiene un enorme prestigio entre los ciudadanos. Dentro de cuatro meses cumplirá setenta años (el Príncipe cumplirá los cuarenta) y no creo que nadie pueda decir que encarna una figura sentada en un trono tambaleante, como podría dar la impresión de la lectura de The Times.

Otra cosa es que la dejadez de varios gobiernos consecutivos, y probablemente de la propia familia real, haya propiciado que la figura del Príncipe, con quien alguna vez he tenido la oportunidad de hablar y quien por muchos conceptos me parece de una extraordinaria validez, no sea lo conocida y apreciada que merece, por más que las encuestas sigan dando al futuro Felipe VI unos índices de popularidad y valoración que para sí los quisieran los representantes de otras monarquías europeas, y no hablemos ya de los líderes políticos. Y tengo la impresión de que el matrimonio de Felipe de Borbón con Letizia Ortiz, una periodista inteligente, que no podría citar a ningún título nobiliario entre sus antecesores, ha caído particularmente bien entre las clases medias españolas, aunque quizá a esos 'monárquicos de toda la vida' la idea puede no haberles gustado tanto.

Creo que el verano tradicional de la familia real va mereciendo ya algunas críticas, entre otras cosas porque las vacaciones del Rey no pueden estar a la altura de las de algún constructor enriquecido, de esos que presumen en las islas con el superyate. Hay evidentes retoques que dar a la imagen del jefe del estado, de su heredero y a la imagen de las relaciones entre todos ellos. No me parece mal que se abra la veda de las críticas a determinados comportamientos, acciones u omisiones de los personajes que componen esta familia: hemos tenido demasiados años turiferarios y silentes. Pero no estoy seguro de que los Príncipes de Asturias o los Reyes, por el mero hecho de serlo, merezcan ser escarnecidos con algo que nada tiene de crítica, y sí mucho de sal gorda, y ultrajados en su dignidad a unos niveles que, si fuésemos las víctimas, nos resultarían insoportables.

Creo que España tiene pendiente, cuando sea, un debate serio y honesto entre las ventajas y desventajas de una Monarquía frente a las ventajas y desventajas de una República. Probablemente, la reforma de un artículo de la Constitución para equiparar los derechos sucesorios de la mujer con el hombre, que es reforma obligada y que exige disolución de las Cortes y posterior referéndum, sirva, cuando sea, de marco a ese debate. Que, por otro lado, me parece que es sano, aunque, como monárquico 'crítico' que me proclamo, no estoy seguro de que en tiempos de zozobra deban hacerse mudanzas de este calibre y menos cuando es evidente que el período de la Monarquía de Juan Carlos se ha movido en un marco de paz, libertad y prosperidad inéditos para los españoles.

Pero, en fin, España, ya lo cantaba Machado, es país de marineros que abandonan la mar para hacer jardines y, cuando están en flor, abandonan de nuevo esas flores para hacerse a la mar. ¿Será que estamos repitiendo una maldición histórica? Bueno, la verdad es que no creo que porque el 'Hola' publique unas fotos, 'El Jueves' una caricatura, El 'Times' un artículo e Iñaki Anasagasti un blog, vayamos a estar en el final de una era. Pero sí es cierto que alguien, donde corresponda, debería tomar alguna nota y poner en marcha algunos retoques.

Spanish Royal Family criticised over lifestyle after their financial affairs are exposed for the first time

LONDRES.- He has been idolised for 30 years, sailing on expensive yachts, racing motorbikes and enjoying fine living while receiving the sort of reverential treatment that Queen Elizabeth II could only imagine.

Now, however, there are signs that King Juan Carlos I of Spain is in danger of falling out with his subjects. Under mounting pressure from critics, the King has appointed an auditor to scrutinise the spending of the Royal Family – which is kept hidden from the public by law.

The Royal Family tried to play down the significance of the move, dismissing it as a “bureaucratic decision of an internal character”. The King’s republican critics hailed it as a breakthrough in their campaign to shine a light on the Royal Family’s spending.

“The finances of the Royal Household are today a huge black hole,” said Joan Tardà, the parliamentary spokesman for the Catalan party, Esquerra Republicana. “[But] the taboo about the monarchy is starting to disappear.”

Along with other left-leaning parties Esquerra Republicana has been campaigning to force the Royal Household to reveal how it spends its €8 million (£5.5 million) annual budget from taxpayers. Now they say that the King must go farther, making the auditor report to Parliament and paying taxes on his private income.

It was the latest indignity to be suffered by the Spanish monarch, who was crowned on the orders of the dictator General Franco upon his death in 1975. Things have not been going the King’s way lately.

Last October authorities in the Russian region of Vologda began an investigation into reports that he had shot a tame bear that had been plied with vodka to make him an easy target. The King, an avid hunter, has been accused by environmentalists of shooting protected species in the past. But the story about the killing of a drunken bear, named Mitrofan, apparently incensed the Royal Family. A spokesman dismissed the report as absurd, while refusing to discuss any details.

This year royal sensibilities were further offended when El Jueves, a weekly satirical magazine, published a crude cartoon of the Crown Prince on its cover. It depicted the heir to the throne, Prince Felipe of Asturias, having sex with his wife, Princess Letizia, and saying: “Do you realise that if you get pregnant it will be the closest thing to work I’ve done in my life?” The drawing referred to a decision by the Government to award mothers €2,500 for each child they bear. A judge ordered all copies of the publication to be seized from newspaper kiosks and told the cartoonist to appear in court.

Insulting a member of the Royal Family or “damaging the prestige of the Crown” is a crime in Spain, punishable by up to two years in jail.

The move backfired, thrusting the relatively obscure publication into the international spotlight and sparking a nationwide debate. Copies of the magazine were offered for sale on the internet for up to €2,000. The trial is due to take place later this year, and the Royal Family is bracing itself for another round of negative publicity.

A Basque senator then weighed into the debate, breaking a taboo against criticising the Royal Family by describing them as “a bunch of layabouts”.

“In Britain the Royal Family puts up with [criticism] because they live in a true democracy,” Iñaki Anasagasti wrote. “Here they are untouchable.”

When he was crowned in 1975, King Juan Carlos was dismissed by many as a political lightweight who had been raised under the dictator’s arm to perpetuate his regime. When Franco died, however, Juan Carlos had other ideas. He quietly steered the country towards democracy while keeping the far Right in check.

When a section of the Army staged a coup in 1981, the King, wearing full military uniform on live television, ordered them back to barracks. The coup fizzled and the King won the admiration of a generation of Spanish newspaper editors, who have granted him unconditionally positive coverage since.

Polls show that most Spaniards like and respect the King, who, despite his lavish lifestyle and playboy reputation, has managed to cultivate an image of a grandfather and an ordinary family man. However, in a country that has always harboured a strong republican streak, analysts say that that affection does not extend to the institution itself. Many Spaniards pointedly call themselves juancarlistas – supporters of Juan Carlos – rather than monarchists.

“There’s always been a strong republicanism in Spanish society, but until now it hasn’t been a political issue,” Alejandro Quiroga, professor of Spanish history at the University of Newcastle upon Tyne, said. “Now it is becoming one, more and more.”

The biggest worry for the King, who will turn 70 in January, is that his successor does not enjoy his level of public support. Many Madrid residents groused about the expense and inconvenience that surrounded Prince Felipe’s lavish wedding in 2004 to Letizia Ortiz, a divorced former television journalist. Others have questioned his fitness to rule.

“The Royal Family has been working extremely hard to sell Prince Felipe to the Spanish public, but with this issue of El Jueves the whole question is out again,” Mr Quiroga said. “It was the last thing the Royal Household wanted.”

http://www.timesonline.co.uk/tol/news/world/europe/

Michael Moore acusa a los medios de su país de ser corresponsables de la agresión a Iraq

SARAJEVO.- El director cinematográfico estadounidense Michael Moore culpó a la televisión de su país de ser de tan responsable de la agresión al pueblo iraquí, como el propio presidente, George Bush.

Las declaraciones de Moore tuvieron lugar durante la presentación en el Festival de Cine de Sarajevo, en Bosnia, de su nueva película "Sicko" sobre las deficiencias del sistema de sanidad norteamericano.

De Bush no se puede esperar que procediera mejor, porque no es muy lúcido, pero los medios lo saben hacer mejor, pero tuvieron miedo de plantear las preguntas acertadas sobre las supuestas armas de destrucción masiva en Iraq, declaró el reconocido cineasta estadounidense.

Ellos ayudaron al presidente a mentir al pueblo norteamericano, no plantearon preguntas difíciles, y son los cómplices de Bush en esa agresión al país árabe manifestó Moore en referencia a las cadenas de televisión estadounidenses.

El director de cine, conocido como un crítico muy duro de la sociedad moderna en Estados Unidos aseguró que casi el 80 % de sus conciudadanos no saben dónde está Iraq en un mapa.

“Al menos, debería existir una regla fundamental de que se sepa dónde está un país antes de lanzar una invasión contra él”, afirmó el cineasta, recordando que cerca de un 80% de estadounidenses “no saben donde está Irak en el Globo”.

Michael Moore también se mostró preocupado ante las cada día más frecuentes amenazas que recibe por parte de algunos de sus compatriotas. Moore está tan amenazado, que la policía se ha visto obligada a aumentar las medidas de seguridad en su casa. Además, el cineasta reconoció estar inmerso en una ola de ataques contra su persona a raíz del estreno de su película.

En sus declaraciones a la prensa también calificó Moore de hecho lamentable que en su país cada año mueran 18 000 personas sólo porque no tienen protección médica, tras evaluar que a diferencia de su país, el sistema sanitario en Cuba es de primera clase.- (Agencias)