sábado, 14 de julio de 2007

Obscenidad inmobiliaria / Carlos Carnicero


Las conversaciones, grabadas por la policía, entre el concejal de urbanismo de Alhaurín el Grande, Gregorio Guerra, y el promotor inmobiliario José Burgos son una radiografía obscena de la forma en la que se conducen quienes desde la función pública acceder al hemisferio de la corrupción. No cabe duda de que el código penal debiera analizarse por si necesita intensificar el castigo, el escarmiento y la ejemplarización de quienes teniendo la confianza de la sociedad para gestionar asuntos públicos utilizan su poder para beneficio personal. Y también la celeridad con la que la Justicia accede a estos asuntos que son visibles mucho antes de que las instituciones pongan en marcha los instrumentos de persecución de estos delitos.

La estética no puede ser más impresentable porque la coacción directa -"te pararemos la obra y revisaremos las licencias"- es la manifestación de unos comportamientos mafiosos de quien sabe que la fuerza del estado puede caer contra quién se resista a la coacción. Las recientes elecciones generales no han servido para desentrañar políticamente el fenómeno de la corrupción urbanística. Se ha producido, incluso, la paradoja de que ediles inmersos en procesos judiciales o de investigación han salido reforzados en las urnas por los votos de los ciudadanos. Todavía funciona la apariencia de éxito y hay sectores de la sociedad y situaciones en las que vale más el relumbrón o las expectativas de éxito que la ética de la actuación pública.

Hace falta que se conozca con detalle la forma en la que proceden los mafiosos que abusan de su condición pública para que el asco que promueve la contemplación de esos procedimientos lleguen a quienes todavía piensan que vale todo si el resultado es el crecimiento económico.

La Fiscalía crea un grupo de élite para luchar contra los delincuentes de 'cuello blanco'


MURCIA.- La Fiscalía estrechará el cerco contra la delincuencia económica de «cuello blanco» y contra quienes atenten contra la seguridad de los trabajadores, sin abandonar el trabajo habitual relativo a delincuencia común.

El fiscal jefe del Tribunal Superior de Justicia de Murcia, Manuel López Bernal, que presentó la memoria de la Fiscalía de 2006, anunció la creación en septiembre de una nueva sección de élite que centrará sus fuerzas contra la corrupción, los delitos medioambientales y urbanísticos y los delitos económicos.

«Se trata de crear un grupo de fiscales que trabajen en íntima colaboración contra la delincuencia organizada».

La delincuencia que no procede de «sectores marginados, sino de de sectores que marginan a otros», preocupa especialmente al fiscal jefe del TSJ de Murcia, que cree que se deben «aunar fuerzas» en el castigo los delitos contra los trabajadores o los medioambientales.

Todo sin olvidar la delincuencia común, y que los ciudadanos perciben con más claridad como una amenaza a su seguridad, contra la que, «por supuesto» , se sigue trabajando.

Los datos de la Memoria de la Fiscalía reforzaron de alguna forma el planteamiento de López Bernal, ya que las diligencias abiertas por homicidios y delitos contra la propiedad, incluidos los robos con fuerza y en casas habitadas, descendieron en 2006 con respecto al año anterior.

Los homicidios han bajado de 44 en 2005 a 35 el pasado año, si bien hay que recordar que en 2004 se registraron sólo diez. Los asesinatos también han disminuido, y han pasado de cuatro a seis. Sin embargo, los delitos contra la libertad sexual han aumentado y pasan de 175 denuncias en 2005 a 205 en 2006.

Las denuncias por delitos contra el patrimonio han experimentado un descenso considerable. Los hurtos han bajado de 23.110 a 22.726; los robos con fuerza también descienden desde los 22.887 de 2005 hasta los 18.251 del pasado año. Lo mismo ocurre con los robos en casas habitadas, que se reducen de 1.587 a 1.354.

Si la presión de las fuerzas de seguridad ha logrado rebajar denuncias contra el patrimonio o la integridad física, no se han obtenido tan buenos resultados en otros campos. Los datos desglosados ayer por López Bernal evidencian que han aumentado los delitos contra los derechos de los trabajadores (de 116 a 139 ) y las denuncias por tráfico ilegal de mano de obra (de 9 a a 20).

También destaca el incremento de los delitos por accidentes laborales, que pasaron de uno en 2005 a cuatro en 2006, y los cinco procesos incoados por pornografía infantil, dos más que en 2005.

López Bernal detalló que en 2006 se presentaron 44 denuncias contra particulares y empresas por robos de agua, que se incoan cuando se ha producido un perjuicio al dominio público hidráulico superior a 400 euros.
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