Será recesión intensa o como quieran llamarla técnicamente, pero aquí se está empezando a ver las orejas al lobo. El crecimiento tan notable en el paro regional durante el mes de mayo, muy por encima de la medía nacional, y la caída del consumo no auguran buenos tiempos para la poesía y sino que se lo digan a los más de sesenta mil parados. No es un tema de confianza o de pesimismo, es la dura realidad que sólo está empezando, comenta un destacado analista financiero.
Atras quedan unos años de bonanza económica con crecimientos superiores a la media nacional y ahora para algunos surge la duda sobre si se han sabido aprovechar bien para preparar la época de las vacas flacas o sino se ha crecido de forma desordenada cargando la mayor parte de la política económica en la construcción y en el sector inmobiliario. Estos dos sectores son los más amenazados, con más de trece mil viviendas sin vender, restricción en los créditos financieros, con subida de los tipos de interés y con empresas en situación delicada. Dicen que aquellas que tengan una estructura empresarial débil no podrán aguantar el tirón.
Tanto empresarios como sindicatos abogan por medidas urgentes entre ellas la aceleración en las inversiones en las obras públicas. De la preponderancia de la inciativa privada en tiempos de bonanza y con buenos beneficios empresariales se pasa a que las administraciones públicas soporten el peso del sector para evitar la caida en picado del empleo.
En la situación que se presenta la crisis la sufriran los sectores más débiles del mercado laboral. El paro va a castigar especialmente a la mano de obra no cualificada y al colectivo emigrante. Ahora se habla de formación y de cualificación de los parados, cuando en los años pasados había que haber hecho más esfuerzo en formación y reciclaje, señala un veterano sindicalista. El crecimiento del paro siempre genera crispación social.
“A más paro más posibilidades de incremento de la delincuencia”, apunta un sociólogo. La integración social de los emigrantes se hará mucho más dificil y pueden surgir problemáticas bolsas de pobreza en el colectivo, especialmente entre los que a su falta de cualificación se una el escaso dominio de nuestro idioma.
Separa las basuras para qué ellos mezclen
Mi vecina anuncia que va a declararse en “insumisa” en el tema de la separación de las basuras, al enterarse que luego en la planta de reciclaje de Ulea los camiones vuelven a mezclar todo.
“Mucha campaña y muchos contenedores de colores, para que luego las autoridades no tomen medidas contra los responsables de la planta de tramiento de residuos sólidos”, comenta indignado otro vecino del barrio, porque el problema dice que no es de ahora.
“Los murcianos en estos y en otros temas parece que estamos en la siesta permanente”, comenta un conocido profesor universitario. Parece que la mezcla tras la separación de las basuras es un tema menor, que inquieta poco tanto a los gobernantes como a la oposición mayoritaria.
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