MADRID.- A comienzos
de este año, la agencia de calificación crediticia Standard &
Poor´s propinó un fuerte tirón de orejas a la banca española, al
recomendar que sellara grandes operaciones con el objetivo de
reducir sus activos tóxicos. Pero el Banco de España considera que
las entidades españolas no son precisamente las últimas de la
fila de Europa en hacerlo. En 2017 redujeron sus activos dudosos
totales nada menos que en más de 29.000 millones de euros, hasta
situarlos en una cifra ligeramente superior a los 116.000
millones de euros, según Capital Madrid.
A
lo largo del año pasado, redujeron sus activos dudosos totales nada
menos que en más de 29.000 millones de euros, hasta situarlos en una
cifra ligeramente superior a los 116.000 millones de euros. En los
últimos cuatro años, la banca se ha desprendido de la mitad de los
activos tóxicos que tenía en diciembre de 2013.
Distintas instituciones iniciaron el año pasado una campaña para
acelerar el proceso de eliminación de activos tóxicos de las carteras de
las entidades. Este constituye uno de los lastres de la industria. No
sólo representan unas inversiones equivocadas, sino que también obligan a
depositar provisiones por pérdidas.
Dinero cautivo que tampoco pueden poner a rentar las entidades. A
este negativo escenario para los bancos se suma la falta de rendimiento
del dinero, ya que el Banco Central Europeo (BCE) se ha visto obligado a
situar los intereses en tasas negativas para evitar una recesión muy
seria en Europa.
El BCE ha sido el principal impulsor de la idea de acelerar la
reducción de activos tóxicos de las entidades financieras a través de
una serie de pronunciamientos realizados el pasado año. Desde este
ejercicio, los bancos tienen que provisionar más por los préstamos
dudosos, al tiempo que disponen de un calendario más estricto a la hora
de realizar dotaciones por créditos fallidos.
Agoreros y optimistas
La agencia de rating S&P advertía en febrero que las entidades
españolas necesitaban imprimir un ritmo mayor en la digestión de los
activos dudosos totales que todavía mantienen en sus carteras.
Recomendaba un ritmo anual de 20.000 millones de euros en los dos
próximos años. Los datos dados a conocer por el Banco de España en su
Informe de Estabilidad Financiera revelan que, al menos el año pasado,
el ritmo de reducción de activos malos superó en un 50% los consejos de
la agencia de calificación.
Durante el ejercicio, el recorte se situó muy próximo al 21%. De unas
“malas hierbas” en las carteras de las entidades por 145.289 millones
de euros, la cifra se ha reducido hasta los 116.086 millones del cierre
de ejercicio. Y lo que es más importante, estos activos tóxicos se han
reducido desde el 4,1% sobre los activos totales medios hasta el 3,3%.
La cifra es homologable con los registros de los sistemas bancarios
europeos.
Frente al alarmismo de la agencia de rating, otros foros de opinión
sostienen que las entidades no sólo van a seguir el proceso de reducción
de activos malos, sino que lo van a acelerar.
Así lo aseguraba la
consultora Axis Corporate hace algunas semanas, al indicar que los
bancos lograrán disminuir estos activos en 40.000 millones de euros en
2018.
En la reducción de activos malos han jugado un papel fundamental las
importantes operaciones de venta de carteras de activos tóxicos llevadas
a cabo el pasado año por los principales bancos españoles.
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