MADRID.- Los bancos españoles no pueden esperar a que el Banco Central Europeo (BCE)reanime el Euribor en
2020 para evitar el retroceso de su negocio en España. El problema es
que sus intentos para reactivarlo despiertan el recelo de los
supervisores. Ayer, por segunda vez en una semana, el Banco de España
advirtió a las entidades de que vigila de cerca su política de
concesión de créditos. Si el pasado 24 de abril apuntó a una
«relajación» de los criterios para otorgar préstamos a la vivienda, ayer
advirtió a las entidades que la apuesta por los créditos al consumo
para elevar los ingresos podría llevar al sector a asumir unos riesgos a
los que «prestará atención», publica hoy El Mundo.
El marcaje del supervisor ha llevado a entidades como BBVA a destacar la adaptación de sus préstamos al perfil de cada cliente y a la Asociación Española de la Banca
(AEB) a subrayar que, en lo referente a las hipotecas, mantienen «bien
acotados y bien gestionados» los riesgos asociados a la financiación de
las familias.
Con un Euribor que lleva en negativo desde febrero
de 2016 y que se sitúa en el -0,190%, empieza a crecer la tensión entre
las entidades y los reguladores. La política mantenida por el BCE para
estimular la economía se está haciendo muy larga y las alternativas al
negocio tradicional bancario para mantener la rentabilidad se agotan.
En
su lento proceso de reestructuración, las entidades han recurrido a
drásticos recortes de plantillas (más de 100.000 trabajadores desde
2008) y oficinas; a actividades complementarias como los seguros o a la
liberación de provisiones a través de la venta de créditos de dudoso
cobro (95.000 millones desde 2013) para llegar vivos al proceso de
normalización crediticia, es decir, una vuelta a tipos de interés
positivos.
La consecuencia es que, por trabajar al margen de su
principal actividad, el negocio bancario pierde peso en la economía
española. El activo consolidado de las entidades de depósito españolas
se redujo un 1,7% en 2017, hasta 3,5 billones de euros, según el Banco de España, que destaca que el mercado de créditos hipotecarios siguió cayendo en 2017 a un ritmo del 2%.
Para
evitar un desplome mayor, las entidades se volcaron en financiar bienes
de consumo, haciendo crecer este negocio a un ritmo del 15% durante
todo 2017, hasta 58.000 millones de euros.
Con todo, los ingresos
de los bancos sobrevivientes a la crisis por el margen de intereses
acabó cayendo un 7% en España. Pero aunque el supervisor entiende que
este tipo de crédito es el más atractivo para un negocio en horas bajas,
advierte que las entidades podrían acabar buscando rentabilidades
mayores a costa de incurrir en mayores riesgos.
«Este es un
segmento de negocio que suele tener una morosidad relativamente elevada y
en el que las garantías juegan un papel menor, por lo que la evolución
de estacartera y su morosidad tendrán que analizarse con atención en los
próximos trimestres», advirtió ayer el Banco de España.
En el primer
trimestre del año el crédito al consumo en las principales entidades ha
crecido por debajo de los ritmos del año pasado Bankia ha crecido un 10%; en CaixaBank un 5% y en BBVA un 2,2%.
Las
precauciones del Banco de España se justifican, según la institución,
como medida de choque frente a escenarios adversos que podrían afectar a
la economía como son la situación política en Cataluña o una posible
guerra comercial propiciada por Estados Unidos. Con todo, destaca que la economía continuará creciendo en los próximos años.
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