Hace una semana, Albert Rivera acusó en el Congreso al líder del PSOE
y presidente del Gobierno votado por comunistas y separatistas de toda
laya y condición, desde los proetarras a los golpistas de Cataluña, de
ser el responsable de lo que pase este viernes por negarse a la aplicación del 155 y combatir a los que combaten a nuestra Nación y su Constitución.
Hace un mes, la gran protagonista de la campaña electoral andaluza, Inés Arrimadas, presumía en cada mitin de haber conseguido sentar en el banquillo a Chaves y Griñán,
jefes políticos del partido más corrupto de la historia europea: casi
850 millones de euros que iban destinados a los parados andaluces y que
se quedó el PSOE de Susana Díaz.
En todas las declaraciones de la
campaña, Arrimadas, Rivera y su desvaído líder local, Juan Marín,
aseguraron que jamás permitirían la continuidad del régimen socialista
en Andalucía, pese a haberlo apoyado dócilmente casi cuatro años.
Hace un año, el entonces minúsculo partido Vox se personó como única acusación particular contra los golpistas
que, desde la Generalidad de Cataluña, trataron y tratan de destruir a
España y su régimen constitucional.
Sin esa acusación, cabe temer
fundadamente que el Gobierno de Rajoy -que intentó soltar a Forn- y el
de Sánchez habrían doblegado o lo habrían intentado con más
posibilidades, la resistencia de la Fiscalía y Marchena a minimizar la
gravedad del golpe, cuyo indulto, incluso antes del juicio, pide
abiertamente el PSC y asegura públicamente el Gobierno del Partido
Socialista.
Pese a ello, Ciudadanos insiste en pactar con el PSOE el Gobierno de Andalucía y en establecer un "cordón sanitario" contra Vox,
como pide el partido con el que lo equipara, Podemos. Y ello, pese a
que Iglesias es amigo y socio de Otegui, y Abascal y Ortega Lara son
símbolos de la lucha contra el terrorismo separatista; Vox es tan
agredido como Cs por los CDR; y quitaba lazos amarillos en Cataluña
cuando Rivera, a pregunta de Arcadi, rechazaba hacerlo él, que «estaba
para otras cosas».
En resumen, que, para captar el voto socialista
asqueado, Ciudadanos corteja al partido más corrupto de Europa, cuyo
Gobierno se niega a combatir el golpe de Estado en Cataluña. Rivera prefiere el PSOE a Vox, pactar con Dolores Delgado y Meritxell Batet a hacerlo con Abascal y Ortega Lara. Bueno es saberlo.
(*) Columnista
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