La
palabra ‘ego’ tiene muy mala prensa debido a los
excesos del egoísmo, la egolatría y el egocentrismo humanos.
Incluso hay un gimnasio que se llama ‘Ego’ para alimentar el
narcisismo de los ‘musculitos’. ‘Ego’ significa ‘yo’ en
latín y, por lo tanto, define nuestra identidad temporal como
persona en este mundo, y no tiene por qué definir los excesos del
egoísmo humano. El concepto de yo o ego está relacionado con
otros términos como psique, ser, alma y conciencia.
Esta reflexión personal me ha sido inspirada por la muy sabia
enseñanza de la querida pleyadiana Swaruu de Erra. Según el
diccionario de la RAE, el egoísmo es un inmoderado y excesivo
amor a sí mismo, que hace atender desmedidamente al propio interés,
sin cuidarse del de los demás. El egocentrismo es una
exagerada exaltación de la propia personalidad, hasta considerarla
como centro de la atención y actividad generales, y la egolatría
es un culto, adoración o amor excesivo de sí mismo.
La connotación negativa de la palabra ‘ego’ sería un exceso
de autoestima, pero en la Psicología, el yo se define como la
unidad dinámica que constituye el individuo consciente de su
propia identidad y de su relación con el medio; es, pues, el
punto de referencia de todos los fenómenos físicos y
psíquicos.
Para Schopenhauer, quien se encontraba influido por la idea de
‘maya’ o ilusión procedente del hinduismo y del budismo, el
yo es una expresión o representación ilusoria de una
voluntad de poder material e inconsciente.
TIRANÍA
Cuando alguien critica al ego demasiado,
lo que pretende realmente es anular la personalidad y la autoestima,
es decir, suprimirnos, humillarnos y achantarnos para imponer su ego
sobre nosotros. Esto es típico de todas las sectas. Es un
juego de poder, tiranía y despotismo. Lo que se pretende es anular
nuestro libre albedrío para imponer su autoridad sobre nosotros.
Eso se llama dictadura.
No obstante hay que ser conscientes de que el ego es finito pero
nosotros no lo somos. El ego sólo es nuestra identidad
identidad temporal que tenemos aquí en la Tierra, y todo lo que
está asociado a ella. Tampoco hay que olvidar que el propósito
del Alma encarnar consiste en experimentar la
limitación de tener un ego, que no es otra cosa que una ilusión
de separación.
MISTICISMO
En las filosofías místicas orientales, particularmente en el
budismo se considera al yo como una ilusión llamada Anatman.
Esta ilusión estriba en que todas las cosas son compuestas y
transitorias y sin existencia intrínseca (vacuidad).
Así pues el budismo también contrasta fuertemente con otras
religiones porque no afirma la existencia de un Alma permanente, ni
de un "sí mismo" o "yo" duradero en el ser. El
yo se presenta como un velo de la mente que induce al sujeto a
identificarse con su experiencia, provocándole sufrimiento.
Casi todos los maestros espirituales insisten en trascender el ego,
en no tener ego, en superarlo, o reprimirlo. Hay maestros que dicen
que “hay que matar al ego”, lo que me parece un disparate.
No hay que asesinar al ego, lo que hay que hacer es moderarlo y
ponerlo al servicio de causas nobles, es decir, pensar menos en el
servicio a uno mismo, y pensar más en el servicio a
los demás.
AMOR INCONDICIONAL
Se debe tener un ego sano y aceptarse a sí mismo, porque el amar
a ese ego lo sana, y no lo impulsa a tener una reacción
extremista de autoprotección, una reacción defensiva de
supervivencia del ego que sería egoísta.
Pero no hay necesidad de
fustigarse, porque la
manera natural y no forzada de armonizar el ego es a través del Amor
Incondicional. No se puede amar si no te amas a
tí mismo primero, incluido tu propio ego.
Además, el negar que existe nuestra identidad temporal produce
una esquizofrenia muy fuerte, porque el inconsciente de la
persona se ve amenazado por el intento continuo e insistente de
borrarlo, de eliminarlo, de alcanzar el supuesto estado del no-ego,
que se llama ‘iluminación’, pero que no lo es realmente.
Como dijo el maestro gnóstico Samael Aun Weor, “Quien quiera
disolver el yo tiene que empezar por no ser mentiroso. Todas
las personas son mentirosas consigo mismas, todo el
mundo se miente a sí mismo.”
He escuchado casos de yoguis hindúes que han conseguido anular su
ego y se han convertido en unos perfectos inútiles sin personalidad,
incapaces de sobrevivir sin la ayuda de sus discípulos, porque
no se han iluminado sino zombificado. Es decir,
se han quedado pasmados y hechizados de tanta meditación.
Por lo tanto, no
hay que perder el tiempo intentando escapar del ego,
porque ya escaparemos
cuando dejemos a este cuerpo y estemos al otro lado en planos más
altos. Lo que hay que hacer es tener un ego sano y aceptarse a uno
mismo, porque amar al ego lo sana.
(*) Periodista
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