MADRID.- El futuro de miles de empleos en los astilleros de Cádiz y Ferrol depende del viaje que el nuevo presidente de Navantia, Esteban García Vilasánchez a Arabia Saudí. Han sido muchos meses de promesas, de expectativas y también de polémica, sobre el encargo del país árabe de cinco corbetas a los astilleros españoles, publica http://www.lainformacion.com
Las cifras del megacontrato, el mayor en la historia de la compañía fuera de España, dejan claro lo mucho que hay en juego: 2.000 millones de euros,
6.000 puestos de trabajo directos e indirectos, siete millones de horas
y cinco años de carga de trabajo. En caso de no lograrlo, peligrarían
4.000 empleos y la escasez de pedidos en las dos principales astilleros
españoles provocaría una situación crítica:
La empresa perteneciente a
la SEPI (Sociedad Estatal de Participaciones Industriales) registró unas
pérdidas de 165 millones en 2015
motivadas por la "ausencia de trabajo", y aunque no han presentado las
cuentas de 2016 se apunta a un balance negativo histórico que rondaría
los 200 millones. En definitiva, rondando la quiebra que, de momento,
solo salva algún pedido de Australia.
García Vilasánchez tiene el objetivo de culminar lo iniciado por José Manuel Revuelta su antecesor, pero sobre todo del rey Felipe VI,
el verdadero artífice de la negociación cuando viajó a Riad el pasado
mes de enero. El monarca terminó de convencer a las autoridades saudíes
que en principio dieron el visto bueno al contrato, más aún al tratarse
una empresa pública, pero que aún tiene que ser ratificado por el
gobierno saudí.
"La visita del Rey ha sido clave", auguraba hace unos
meses el ex presidente de Navantia, que desde hace tiempo trabaja en la
preparación del proyecto para agilizarlo lo máximo posible una vez que
se refrende de forma oficial.
Pese a los 6.000 puestos de trabajo y los 2.000 millones,
la operación ha tenido algunos 'palos en las ruedas' a nivel doméstico.
Desde el primer momento Podemos, Izquierda
Unida y organizaciones como Amnistia condenaron y criticaron la
construcción de buques de guerra en las instalaciones españolas "para un
país que no respeta los derechos humanos y genera dudas sobre su
relación con organizaciones terroristas", según Pablo Iglesias.
Pero los alcaldes de Cádiz y Ferrol, de sus propias filas, enseguida apostaron por sus ciudadanos. Tanto José María González 'Kichi' en Cádiz, como el alcalde de Ferrol en Común, Jorge Suárez, atemperaron los ánimos y consideraron el beneficio económico para las castigadas poblaciones de sus ciudades.
Ahora, el presidente de Navantia mantuvo varios
encuentros tanto el lunes como el martes con altos representantes de la
Marina y el Ministerio de Defensa saudí, quienes han confirmado el máximo interés por cerrar el contrato de las corbetas.
Según
Navantia la opción de lograr este contrato "resulta estratégica" por
las excelentes oportunidades que presenta, por el buen posicionamiento
en toda la zona de Oriente Medio con
potenciales clientes interesados en sus productos y, sobre todo, por la
carga de trabajo para sus astilleros y la industria auxiliar, "que
supondría un gran impulso económico en las zonas de influencia y en la
industria de defensa española".
Además de las
construcción, la empresa española también realizaría el mantenimiento de
los buques, instruirá a la tripulación y modernizará la base naval de
Jubail, en el golfo pérsico. Tres de las corbetas se construirán en
Cádiz y las otras dos en Ferrol.
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