CÁDIZ.- El presidente del comité intercentros y del
astillero de San Fernando, José Antonio Oliva, ha dicho hoy que espera que
el plan de empleabilidad que quiere poner en marcha Navantia para
paliar la subactividad de cerca de 1.600 trabajadores de Astilleros en
la Bahía de Cádiz "sea coyuntural".
Oliva explica que en una reunión
entre el comité intercentros de Navantia y la compañía mantenida
recientemente los representantes de los trabajadores preguntaron a la
empresa por temas como el contrato del buque gasero, el de la plataforma
eólica marina, sobre el viaje del Rey a Qatar y sobre el anuncio de
carga de trabajo realizado por el ministro de Hacienda y
Administraciones Públicas, Cristóbal Montoro.
No obstante, Oliva señala que la empresa "no enmarcó en el espacio
temporal ninguno de esos asuntos, salvo el de la plataforma eólica
marina que dijeron que Iberdrola decidiría con quién contratarla en mayo
aunque esa decisión se cerraría definitivamente en septiembre".
El presidente del comité intercentros resalta "lo llamativo" de
que Navantia "no sepa nada del anuncio de Montoro en el Congreso, porque
supongo que actuarán con discreción, pero lo que la empresa comunica a
los trabajadores es que no sabe nada".
Sobre la situación financiera, la empresa trasladó a los
trabajadores que "la tendencia es terminar el curso 2013 con la mitad de
pérdidas previstas", algo que Oliva considera "una buena noticia, ya
que puede ser que terminemos con menos pérdidas que 2012".
Al respecto, indica que ese hecho "es curioso porque 2013 ha sido
un año malo en cuanto a carga de trabajo, pero sí es cierto que las
reparaciones han salvado un poco el cuello a la compañía, tanto en Cádiz
como en Ferrol y Cartagena".
"La tendencia de tesorería es mejor porque también se han ido
cobrando cuestiones de defensa que se debían y es buena noticia que un
año que no haya habido carga de trabajo haya mejorado la salud
financiera de la compañía", recalca Oliva.
Respecto a la actividad en las plantas de Navantia en la Bahía de
Cádiz, Oliva expone que "no hay carga de trabajo para dar estabilidad a
la plantilla, por lo que este año se espera que en torno a 1.600
trabajadores de Navantia en la Bahía, en todas las áreas y desde
ingenieros a soldadores, estén en subactividad".
En este sentido, matiza que "menos reparaciones e ingeniería de
FABA principalmente, en el resto va a existir una subactividad muy
importante". Ante ello, la empresa "no va a tomar en principio ninguna
medida drástica" y lo que pretende poner en marcha son planes de
empleabilidad.
Navantia ha señalado que "está todavía por
concretar exactamente a cuántas personas va a afectar" el plan, que
"trata de paliar la subactividad de la plantilla con movilidad
funcional", tal y como adelanta este jueves El País.
Lo que la compañía pretende es "utilizar la plantilla propia para
no subcontratar fuera las tareas que se puedan desempeñar internamente".
Para ello habrá formación para los trabajadores, "y se está hablando de
que tengan que derivarse al área de Reparaciones, bien en Cádiz, bien
en Rota".
Oliva sostiene que "aunque aparezcan contratos, este año
difícilmente se va a empezar alguno en cuanto a producción se refiere,
se empezaría tal vez en ingeniería, pero no en producción". El
presidente del comité intercentos espera que este plan se lleve a cabo
"contando con la participación de los trabajadores y cumpliendo la
normativa vigente, que es el convenio".
Así, manifiesta que "si el plan se ciñe a ello, no habrá ningún
problema y si se puede rebajar la subactividad, mucho mejor", al tiempo
que confía en que esta sea "una situación coyuntural" y "en ningún caso"
se convierta "en una situación estructural". Para ello, defiende que
las factorías de Navantia en la Bahía necesitan carga de trabajo
"urgentemente".
"Que no se convierta en algo estructural, porque podría ser peor
en el futuro y las medidas podrían ser más drásticas", advierte para
afirmar que se "donde hay más subactividad de los centros de Navantia es
en los de la Bahía de Cádiz, por lo que las medidas del plan de
empleabilidad "afectarán más en la provincia que en ningún sitio".
Sobre ello, el también presidente del comité de empresa del
astillero de San Fernando incide en que los trabajadores de la Bahía ya
están "acostumbrados" a medidas de ese estilo y que la plantilla "es muy
versátil desde hace mucho tiempo, porque ha habido reciclajes,
capacitaciones, formaciones complementarias y de todo".
Oliva lamenta que la gestión de Navantia "sea desde hace casi un
año más política que empresarial" y que las plantas de la Bahía "tengan
esa situación y la empresa tenga que estar tapando boquetes". Así,
remarca que "para hacer cualquier gestión de la difícil situación que
como empresa se atraviesa en esta 2014, lo urgente es que se anuncie
carga de trabajo".
En este sentido, exige a los políticos "que se pongan de acuerdo
ya" para ello, y comenta que el Gobierno "más que un Gobierno parece una
agencia de publicidad, porque nada más que dan anuncios y, hasta ahora,
su publicidad respecto a la carga de trabajo para Navantia ha sido
engañosa".
Por ello, reclama que el Gobierno anuncie "qué barcos de Defensa
se van a hacer" y pide que esos anuncios sean "rigurosos y no sólo
políticos, y que estén verificados a través de información clara por la
empresa". De ser así, Oliva destaca que "seguramente se podrá atravesar
el desierto al que se enfrentan" los trabajadores de Navantia en Cádiz
"y plantear incluso la posibilidad, el año que viene, de no sólo tener
la plantilla cubierta sino también generar empleo".
Asimismo, insiste en resaltar el "desequilibrio alarmante" entre
las plantas de Navantia en España. "Hay una herida abierta y una
hemorragia que no cesa en Navantia que es la poca carga de trabajo en
los centros de la Bahía de Cádiz, por lo que los anuncios de carga de
trabajo que sean, deben ser focalizados en la Bahía para cubrir este
desequilibrio", asevera.
Oliva expone que los trabajadores están "convencidos" de que "va a
llegar carga de trabajo", pero remarca que los contratos "tardan en
madurar, y lo importante es ver cómo se desbloqueaban los programas
pendientes de Defensa", reiterando que "lo que hace falta es que haya
anuncios fehacientes de carga de trabajo ya".
El supersubmarino español no flota / Asier Martiarena
Más vale que España no tenga que echar mano de su flota de submarinos en los próximos meses. O en los próximos años, mejor dicho. El S-80, el supersubmarino español que tenía que entrar en acción en 2011 sigue en el taller por un motivo grave: no flota. El asunto suena a chiste, como aquel en el que Gila contaba que les había costado sumergir los submarinos que salieron de astilleros para descubrir que en realidad eran barcos. O como cuando recibieron cañones sin agujeros. Pero es cierto.
Los 2.130 millones de euros presupuestados para el S-80 no sirvieron para evitar el grave fallo de diseño que arrastra. Nunca mejor dicho. Porque el submarino es más ancho y pesado de lo que debiera. Hasta el punto de que resulta imposible hacerlo emerger para renovar las reservas de aire o acceder al interior del mismo.Y eso que la aprobación del proyecto se justificó en la necesidad de dotar a la industria española de "independencia en un sector estratégico y, al mismo tiempo, colocarse en una situación competitiva en el mercado de exportación".
Las 70 toneladas de más que pesa no se pueden aligerar por lo que la solución que barajan ahora mismo en el astillero de Navantia es hacerlo más largo para hacer más esbelta su figura y favorecer su flotabilidad cuando sea necesario. Esta operación supondrá el desembolso de 700 millones de euros, tal y como reconoció el propio ministro del ramo, Pedro Morenés, a una pregunta de Izquierda Unida en el Congreso. Reconocido el error, IU exigió responsabilidades políticas pero el Gobierno no tiene pensado hacerlo. Ni siquiera después de reconocer que no hay fecha prevista para la entrega de las 4 unidades de S-80 encargadas.
Defensa insiste en que estos problemas son frecuentes en prototipos y asegura que se solucionarán pronto al haber contratado a Electric Boat, empresa puntera en el sector, para solucionarlos. Sin embargo, en el informe preliminar que los estadounidenses realizaron de los S-80 añaden, además, graves deficiencias en los mecanismos de control y procedimientos de ingeniería.
"Los problemas descubiertos por este Gobierno en el desarrollo del programa son habituales en proyectos de alto componente de I+D+i, tal y como ha ocurrido en otros países con proyectos semejantes. El desarrollo del programa proporciona a la industria naval capacidades tecnológicas punteras que le permitirán competir en el mercado internacional con un producto propio", defiende el Ejecutivo.
Además del prototipo, otro de los cuatro submarinos encargados ya está construido en más del 70%, por lo que habría que serrarlo para alargar el casco. Y el problema es aún mayor porque peligran los contratos de venta apalabrados con países como Noruega o Australia que se habían interesado por el prototipo del S-80.
Este retraso deja a España con una capacidad operativa de submarinos de tres unidades. Todos ellos deberían haber sido jubilados hace tiempo, pero se ha estirado su capacidad operativa con reparaciones y actualizaciones. Hablamos del 'Tramontana', el 'Galerna' y el 'Mistral'.
El supersubmarino español no flota / Asier Martiarena
Más vale que España no tenga que echar mano de su flota de submarinos en los próximos meses. O en los próximos años, mejor dicho. El S-80, el supersubmarino español que tenía que entrar en acción en 2011 sigue en el taller por un motivo grave: no flota. El asunto suena a chiste, como aquel en el que Gila contaba que les había costado sumergir los submarinos que salieron de astilleros para descubrir que en realidad eran barcos. O como cuando recibieron cañones sin agujeros. Pero es cierto.
Los 2.130 millones de euros presupuestados para el S-80 no sirvieron para evitar el grave fallo de diseño que arrastra. Nunca mejor dicho. Porque el submarino es más ancho y pesado de lo que debiera. Hasta el punto de que resulta imposible hacerlo emerger para renovar las reservas de aire o acceder al interior del mismo.Y eso que la aprobación del proyecto se justificó en la necesidad de dotar a la industria española de "independencia en un sector estratégico y, al mismo tiempo, colocarse en una situación competitiva en el mercado de exportación".
Las 70 toneladas de más que pesa no se pueden aligerar por lo que la solución que barajan ahora mismo en el astillero de Navantia es hacerlo más largo para hacer más esbelta su figura y favorecer su flotabilidad cuando sea necesario. Esta operación supondrá el desembolso de 700 millones de euros, tal y como reconoció el propio ministro del ramo, Pedro Morenés, a una pregunta de Izquierda Unida en el Congreso. Reconocido el error, IU exigió responsabilidades políticas pero el Gobierno no tiene pensado hacerlo. Ni siquiera después de reconocer que no hay fecha prevista para la entrega de las 4 unidades de S-80 encargadas.
Defensa insiste en que estos problemas son frecuentes en prototipos y asegura que se solucionarán pronto al haber contratado a Electric Boat, empresa puntera en el sector, para solucionarlos. Sin embargo, en el informe preliminar que los estadounidenses realizaron de los S-80 añaden, además, graves deficiencias en los mecanismos de control y procedimientos de ingeniería.
"Los problemas descubiertos por este Gobierno en el desarrollo del programa son habituales en proyectos de alto componente de I+D+i, tal y como ha ocurrido en otros países con proyectos semejantes. El desarrollo del programa proporciona a la industria naval capacidades tecnológicas punteras que le permitirán competir en el mercado internacional con un producto propio", defiende el Ejecutivo.
Además del prototipo, otro de los cuatro submarinos encargados ya está construido en más del 70%, por lo que habría que serrarlo para alargar el casco. Y el problema es aún mayor porque peligran los contratos de venta apalabrados con países como Noruega o Australia que se habían interesado por el prototipo del S-80.
Este retraso deja a España con una capacidad operativa de submarinos de tres unidades. Todos ellos deberían haber sido jubilados hace tiempo, pero se ha estirado su capacidad operativa con reparaciones y actualizaciones. Hablamos del 'Tramontana', el 'Galerna' y el 'Mistral'.