MADRID.- Algunos medios de comunicación tildan este año hidrológico como el más
seco de la década. En los últimos doce meses la reserva hidráulica
peninsular ha descendido en un volumen de agua equivalente al de la
cuenca del Ebro (7.511 hm3 de capacidad) o del Guadalquivir (8.131 hm3
de capacidad). Pero ¿hay o no hay sequía en España?, se pregunta ECD.
El año hidrológico 2016-2017 (del 1
de octubre al 30 de septiembre) ha sido el octavo con menos
precipitaciones desde 1981, según los registros de la Agencia Estatal de
Meteorología (Aemet). Las precipitaciones acumuladas son inferiores a
su valor normal de referencia (1981-2010) en la mayor parte del país y no alcanzan el 75% en Galicia, norte de Castilla y León, buena parte de Asturias y Cantabria, y diferentes zonas de Andalucía, Extremadura y Canarias.
Durante
el año hidrológico 2016/2017, a escala nacional, el valor de la
precipitación acumulada desde el 1 de octubre hasta el 1 de mayo fue
aproximadamente un 13% inferior al valor medio correspondiente a dicho periodo.
A
1 de mayo de 2017, la reserva hidráulica peninsular se situaba en un
56% de su capacidad. Es un porcentaje inferior a la media de los últimos
cinco años (74%) y diez (70%). Avanzado el verano, la reserva de agua estaba en el 45 %,
claramente inferior a la media de los últimos cinco años (65%) y diez
(62%), según datos del Ministerio de Agricultura, Pesca, Alimentación y
Medio Ambiente (MAPAMA). Desde 1995 no se había llegado al verano con
tan poca disponibilidad de agua.
Manuel Ramón Llamas Madurga,
catedrático de Hidrogeología de la Universidad Complutense de Madrid, es
una autoridad internacional en todo lo concerniente al tema del agua.
Un asunto que, en un país como España, es “política de Estado”. Habla de
la “hidroesquizofrenia española” que existe entre los datos que, sobre
la sequía, proporciona el Ministerio de Medio Ambiente, basados
fundamentalmente en la situación de los 1.200 embalses de superficie.
Sin
embargo, critica que no hay la menor alusión a los embalses
subterráneos para resolver los problemas de la sequía. Afirma que se
ignora totalmente el papel que pueden jugar los más mas de 700 embalses
subterráneos identificados en España en los planes hidrológicos de
cuenca enviados a Bruselas. Considera inexplicable esta postura de
silencio de la Dirección General del Agua, en contraste
con la información minuciosa que ofrece sobre los 1.200 embalses de
superficie. En resumen, añade, esto demuestra que la
“hidroesquizofrenia” sigue siendo una enfermedad grave de los gestores
del agua.
Más sequía con el cambio climático
El
ingeniero Raúl Herrero, que presta servicios de asesoramiento,
redacción de estudios y proyectos, asistencia técnica e investigación en
materia de agua, considera que las sequías son (y serán) fenómenos
naturales recurrentes. De hecho, se espera que con el cambio climático se
presenten con más frecuencia y con mayor intensidad, agravando la
situación de escasez de recursos hídricos en el territorio.
Defiende que las sequías se deben abordar con planificación y
no con improvisación para amansar a ciertos grupos de presión que
exigen medidas inmediatas (Real Decreto Ley 10/2017 por el que se
adoptan medidas urgentes para paliar los efectos producidos por la
sequía en determinadas cuencas hidrográficas…). Aseguran que la
experiencia confirma que “esto es pan para hoy y hambre para mañana”.
Herrero apunta que hace tiempo que se tiene conocimiento de que el problema del agua en España no es de escasez, sino de mala gestión y de falsas promesas.
La solución no se debe condicionar a los cuatro años de legislatura,
sino que se debe plantear en el medio y largo plazo, por un equipo
técnico multidisciplinar que trabaje con independencia del color
político que se encuentre vigente y con rigor científico.
Durante
el pasado verano, los camiones cisterna permitieron suministrar agua
potable a numerosas localidades del país que, con la sequía, volvieron a
registrar problemas de abastecimiento. Pero esta vez, además de los
clásicos Levante y Sur de España, la situación también fue especialmente complicada en Navarra (cuenca
del Ebro), Castilla-La Mancha (cabecera del Tajo), Castilla y León
(cuenca del Duero) y Asturias. Por ejemplo, la Diputación de Guadalajara
viene apelando al “uso responsable” del agua en pueblos a los que se
suministra con camiones cisterna. Cada uno de ellos cuesta unos 500
euros.
Al encontrarse España en una situación de sequía
hidrológica -con reservas de agua inferiores a las medias históricas-
el Ministerio de Agricultura debe elaborar cada mes un informe de
seguimiento. En el último publicado, correspondiente a septiembre, se
resalta que en dos cuencas -la del Miño-Sil y la del Tajo- se ha tenido
que recurrir a estos vehículos cisterna. El caso más llamativo es el
gallego. En la cuenca del Miño-Sil “existe una importante percepción de sequía”,
resalta el informe. “Algunos núcleos rurales y explotaciones ganaderas
han sido abastecidos con camiones cisterna. Los caudales circulantes
son muy bajos, del orden del 50% inferiores a los medios para la
época”.
Situación de sequía hidrológica
El
ingeniero Raúl Herrero, atendiendo a los sistemas de indicadores
hidrológicos, que sirven de referencia a los organismos de cuenca para
la declaración formal de situaciones de alerta y eventual sequía,
confirma que persiste la situación de sequía declarada
en los ámbitos territoriales de las Demarcaciones Hidrográficas del
Segura, del Júcar y de la cabecera del Tajo y ha comenzado una nueva
situación de sequía en la parte española de la Demarcación Hidrográfica
del Duero.
Esta situación ha tenido como consecuencia el
establecimiento de un conjunto de medidas (control del riego, uso de
pozos de sequía, medidas fiscales para aliviar las pérdidas en el sector
agrario, etc.) e incluso de restricciones por la falta de agua.
Por ejemplo, explica que en algunos pueblos de Sevilla se han
practicado cortes del suministro durante la noche por la bajada del
nivel de los pozos de agua subterránea de los que se abastecen. Y el
Ayuntamiento de Tábara (Zamora) ha cortado el agua de las fuentes
públicas para salvar el consumo en los domicilios de la localidad.
Incluso, advierte de que la Confederación Hidrográfica del Guadiana se prepara para un año hidrológico “duro”, en el que se prevé regar lo mínimo,
ya que si no llueve lo suficiente en otoño el destino del agua será
abastecimiento humano, caudales ecológicos y cultivos permanentes.
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