Se dice con frecuencia que las clasificaciones de universidades y
centros de enseñanza a semejanza de los índices de audiencia de
televisión son algo errático y poco riguroso.
Puede que haya algo de eso. Con todo, las agencias de publicidad
contratan y colocan un spot en un programa en función de los índices de
audiencia por imperfectos que estos resulten. No hay otra base. Así, la Superbowl
estadounidense arrastra los spots más caros de la televisión mundial.
Son unos 100 millones de consumidores los que se presume ven esa final.
Hay que pagar, en consecuencia, más de dos millones dólares por los
quince segundos de un anuncio.
Las listas de las mejores instituciones académicas pueden tener
también los pies de barro aunque alguno de los datos que manejan,
rapidez en encontrar un empleo bien remunerado etc… tengan su peso.
El periódico The Guardian publica el martes el último “ranking” de Universidades. Una vez más, las estadounidenses marchan muy destacadamente en cabeza y las españolas, así como las italianas, bastante a la cola.
Resulta curioso oír a cierta izquierda española y europea hablando
sobre la cultura en Estados Unidos, (el escritor alemán Joffe escribe
que hay una “obsesión europea” con que Estados Unidos son moralmente
deficientes y culturalmente retrógrados). Ese país, se afirma, dominado
por élites capitalistas, sería enormemente ignaro, las manifestaciones
culturales seguidas sólo por una minoría, las buenas universidades sólo
asequibles a los ricos etc…
La realidad no es del todo así: 70% de los ganadores del Nobel en
disciplinas científicas son estadounidenses, en el país hay una
biblioteca por cada 2.500 habitantes mientras que en Francia la hay por
cada 13.600 etc…, los estudiantes aventajados de Asia, la China
comunista incluida, anhelan estudiar en Estados Unidos etc… La lista de The Guardian de las 200 primeras universidades del mundo parece explicar por qué.
En ella hay 5 americanas entre las diez primeras (4 británicas y 1
suiza completan el pelotón de cabeza) y 18 entre las cincuenta mejor
puntuadas. Las asiáticas, Singapur, Corea, Hong Kong salen muy bien
paradas y asombra que Australia tenga 4 en el primer centenar. Igual que
Alemania.
Presumiblemente, las instituciones germanas no estarán conformes con
esta clasificación. Posiblemente tampoco las francesas, hay pocas galas y
la primera está situada en el lugar 23. Con todo, lo nuestro continúa
siendo aparentemente penoso. No hay ninguna española entre las primeras
ciento cincuenta. Dos catalanas entre ellas la autónoma de Madrid
aparecen en los puestos 166,178 y 190. Argentina, Brasil y Méjico logran
situar una delante de las españolas.
No es la primera vez que una autoridad académica española me
cuestiona, con seriedad, los criterios utilizados en esta clasificación.
Puede, en efecto, que carezca de todo el rigor necesario pero es lo que
trasciende. Es la imagen que damos. Igual que en la clasificación de
máster económico nuestro país sitúa regularmente a dos instituciones
entre las diez mejores del mundo, la clasificación de las universidades,
por imperfecta que sea, nos deja a los pies de los caballos. Unido a
las conclusiones del Informe Pisa, en el que nuestros estudiantes se
mueven en los últimos puestos entre 24 países (en el 22 en comprensión
de las matemáticas) no ayuda ni a la Marca España ni a nuestro
desarrollo científico o cultural.
(*) Diplomático
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