MURCIA.- El presidente de la Asociación 'No más ruido'
de los barrios de San Nicolás, Santa Catalina y San Pedro de Murcia,
Pedro Pérez Piernas, señala, en relación con la nueva ordenanza de
terrazas proyectada por el Ayuntamiento de Murcia, y de acuerdo a las
declaraciones de la concejala de Calidad Urbana, Ana Martínez Vidal, que
van a formular "alegaciones al texto que inicialmente se apruebe".
Además afirman que el que se está manejando actualmente "no recoge
ni una sola de las observaciones que hicimos al texto de la actual
Ordenanza y, lo que es peor, introduce una serie de modificaciones que
entendemos van a empeorar la situación de vecinos y del propio entorno
urbano en el que se instalan las terrazas".
Pérez Piernas considera que "son muchas las observaciones", aunque
se señala "que no se excluya entre los negocios que pueden instalar
terrazas a los bares con música; si estos establecimientos han de
desarrollar su actividad con puertas y ventanas cerradas, no es
legalmente viable que se les autorice a instalar terrazas en el
exterior; es decir, que estos negocios deberían elegir entre música o
terraza, pero no es posible tener las dos cosas".
Apuntan también la "no exigencia de la licencia de actividad y
apertura previa", explicando que "si estamos ante actividades que están
sometidas a informe de calificación ambiental y que han de contar con
licencia previa, no entendemos que no se exija su concesión para
autorizar la instalación de terrazas en espacios públicos abiertos,
donde las molestias pueden ser mayores".
"Una simple declaración responsable -añade- no es lo mismo,
evidentemente, y si es necesaria licencia es este documento el que hay
que acompañar a la solicitud. Por tanto, nos podemos encontrar con que
se esté autorizando la terraza a un establecimiento que no tiene
licencia para ejercer la actividad".
Denuncian también tema de los horarios ya que "hay una pequeña
corrección del texto vigente ya que se prevé un horario de invierno (de
octubre a marzo) en el que se reduce en media hora el horario máximo de
cierre, pero sigue siendo demasiado tardío, tanto en invierno como en
horario de verano -cuando realmente funcionan todas las terrazas- al
permitirse cerrar a la 1.30 horas de lunes a jueves, y a las 2.00 el
resto de días y vísperas de festivos".
Considera que "a esas horas lo normal es que el conjunto de los
vecinos que vivimos en estos barrios llevemos bastante tiempo tratando
de dormir y descansar; además, se quiere introducir una pequeña
modificación en la regulación de los horarios que permitiría poder
instalar la terraza antes de las 9.00 horas, que es lo vigente
actualmente".
"Estos horarios pueden ser modificados mediante Decreto
atendiendo, entre otras circunstancias, al carácter residencial del
entorno, pero esta es simplemente una facultad en manos del
Ayuntamiento, también prevista actualmente y no aplicada".
Por otro lado, critican que "no se establece ningún tipo de
exigencia sobre los materiales a emplear y que esté directamente
dirigida a reducir el ruido".
El presidente de la asociación también explica que "se establece
que las autorizaciones se entenderán siempre referidas a una superficie
máxima ocupable, sin contemplar, además, una limitación en cuanto al
número de mesas y sillas autorizadas".
"Evidentemente, -afirma- con esta redacción las terrazas pueden
ser objeto de un uso muy intensivo, como si fueran merenderos, con mesas
corridas y plagadas de sillas a un lado y otro, o zonas cóctel, donde
la gente puede estar apiñada de pie en torno a mesas tipo velador, y en
estas condiciones cuanta más gente más ruido".
Por otra parte, la asociación 'No más Ruido', hace críticas
también respeto al entorno; y es que afirman que "los 'Planes de
Ordenación de usos de espacios públicos en plazas y lugares singulares'
se siguen contemplando como instrumentos meramente facultativos".
Además afirma que "del texto actualmente vigente se suprimen
algunos elementos a considerar, de gran relevancia, como son las medidas
de evacuación, el carácter más restrictivo de las condiciones, o la
necesidad de considerar las características del entorno, mobiliario
urbano y sus usos".
Pedro Pérez considera que "estos Planes son fundamentales para una
correcta aplicación de la Ordenanza, como se ha hartado de subrayar la
concejala, por lo que no entendemos que no se establezcan como
obligatorios y que se diluya su contenido".
Por otra parte, habla también de que "la regulación del supuesto
de que la terraza pueda menoscabar a un Bien de Interés Cultural empeora
la redacción actual y en la práctica no va a servir para proteger esos
Bienes".
"La regulación que se hace de toldos, parasoles y sombrillas
suprime muchas de las condiciones actualmente vigentes y legaliza muchos
de los abusos e inconvenientes que ahora se están produciendo por la
permisividad municipal, especialmente por lo que se refiere a los
toldos, que son elementos cuya autorización tenía anteriormente un
carácter restrictivo que ahora desaparece, a pesar del enorme impacto
que tienen en los sitios donde se emplazan, en viviendas y en negocios
cercanos".
Además, añade Pérez Piernas, "en el caso de que se apoyen en
propiedad privada ya no se exige acreditar el permiso de los
propietarios, lo que puede dar lugar a que el Ayuntamiento consienta
algo prohibido e ilegal, otra vez; se suprime la exigencia de una
distancia mínima de 3 metros de los toldos a fachada, y ahora, igual que
las sombrillas, podrán estar a tan solo 1,50 metros"
Consideran que "esta proximidad puede causar problemas en las
viviendas y negocios cercanos y se ha suprimido la prohibición de su
utilización en horas comerciales por lo que pueden afectar a la
visibilidad de escaparates vecinos o en entornos en los que puedan
afectar a sus condiciones estéticas; incluso se han suprimido las
restricciones en su autorización y la necesidad de ajustarse a los
criterios urbanísticos vigentes cuando se quieran situar en conjuntos
históricos".
Por todo esto, la Asociación 'No más ruido' de los barrios de San
Nicolás, Santa Catalina y San Pedro de Murcia afirma no entender "las
prisas por aprobar la ordenanza en estas condiciones, sin tener en
cuenta la opinión y los derechos e intereses de los vecinos, y aunque
siempre queda la vía de la alegación y, en última instancia, la vía
judicial, creemos que es preferible que estos asuntos, que pueden
afectar al bienestar de las personas y a nuestra ciudad, sean objeto de
una mejor elaboración", concluye su presidente.