Algunos políticos que llegan y salen del poder no pierden el tiempo y
casi siempre sacan tajada particular, familiar o para los amigos. Ahora
se ha sabido (llegar y besar el santo) que a la esposa de Pedro
Sánchez, Begoña Gómez, la acaban de contratar en el Instituto de Empresa.
Y en el PP ponen el grito en el cielo cuando deberían de estar
callados como muertos, porque si a Pablo Casado no lo empitona el
Tribunal Supremo, lo que está por ver con motivo de su máster, quedará
como el enchufado más famoso de España.
Además, a Elvira Fernández la colocaron en Telefónica siendo su
esposo Mariano Rajoy presidente del PP y en esa compañía también recaló
Ivan Rosa, el marido de la que en ese momento era la vicepresidenta del
Gobierno Soraya Sáenz de Santamaría. Y Zapatero enchufó a su esposa en
un coro y les ‘regaló’ a sus amigos La Sexta TV, e indultó a un
banquero.
Y si esto ocurre cuando llegan al poder qué decir de la larga lista
de ex altos cargos públicos colocados en grandes empresas y bancos a
través de las llamadas ‘puertas giratorias’.
El tráfico social de influencias funciona con gran alegría en este
país y no tiene pinta de que se acabe sino que mantiene su ritmo de
crucero sin que provoque en dirigentes y gobernantes el menor rubor.
A
lo más, un leve y pasajero tirón de orejas en los medios de
comunicación, pero al final de todo ello un buen empleo, buen sueldo y
trato de favor. Y ‘ande yo caliente y ríase la gente’.
(*) Pseudónimo de un veterano y prestigioso periodista cordobés
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