La decisión del Gobierno de Pedro Sánchez de trasladar al País Vasco a
dos presos de ETA ha provocado protestas indignadas del PP y en
dirigentes de asociaciones de víctimas del terrorismo, desde donde
acusan al Ejecutivo de Sánchez de estar pagando a PNV y Bildu los apoyos
que recibió de ambos partidos durante la moción de censura contra
Rajoy.
Lo que sin duda es cierto pero hay otros elementos a tener en cuenta y
entre ellos la reciente disolución de ETA. También los procesos de
arrepentimiento y de la reinserción de muchos etarras e incluso la
propia jurisprudencia de la Corte de la Unión Europea.
Y a no perder de vista que otros gobiernos de España, incluido el de
José María Aznar, también acercaron presos de ETA al País Vasco en
tiempos y circunstancias muy duras.
Asunto este que sin duda produce malestar en el conjunto de la
sociedad española y no solo entre las víctimas del terror, porque el
daño que causaron los terroristas es inmenso e irreparable, pero
afortunadamente las cosas en el País Vasco han cambiado mucho.
Y también y con sorpresa y emoción hemos asistido, con previa
petición de perdón, a encuentros singulares de reconciliación entre
víctimas y verdugos, lo que ayuda a creer que nunca más en España
viviremos episodios como los que protagonizó ETA de despiadada y
criminal manera en los duros años de plomo y de terror.
Pero es verdad que en el caso que nos ocupa hay una inmediata
relación ‘causa-efecto’ entre la moción de censura a Rajoy y el traslado
de presos de ETA (como de los golpistas catalanes) y eso no está nada
bien. Pero también es cierto que si Rajoy hubiera dimitido en la moción
de censura Sánchez no sería ahora presidente del Gobierno. Y este asunto
es algo que todavía han de explicar a los ciudadanos Rajoy y el PP.
(*) Periodista
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