MADRID.- Dicen los
sicólogos que soltar lastre constituye una clave personal para
superar el pasado. El globo hipotecario de las familias
españolas estaba muy inflado, como lo demuestra que los hogares
llevan ocho años aligerando su endeudamiento. En el último año, la
deuda de estos se ha reducido nada menos que en 9.649 millones de
euros. La mayoría de este endeudamiento procede de la compra de
vivienda y una parte discreta de préstamos al consumo, según www.capitalmadrid.com
A
finales de la pasada década, la economía española sufrió una situación
de estrangulamiento de la liquidez, como consecuencia del crecimiento
sin freno del mercado inmobiliario. Una parte de este lo constituye la
actividad de venta de viviendas.
La burbuja inmobiliaria llevó a las entidades a prestar por encima de
la capacidad de devolución de préstamos por parte de las familias. Se
inflaban las tasaciones de pisos y se daban créditos por encima del 100%
del valor de la casa para comprar coche también. Y lo que peor de todo
fue que se prestaba muy por encima de la capacidad de los clientes para
devolver los créditos.
Hasta ese momento el límite se encontraba en el 35% de la renta
disponible de las familias. Esta línea roja de la banca en lo referente a
capacidad de pago de lis clientes se transgredió hasta permitir
préstamos del 60% de los ingresos, algo que en un préstamo a largo plazo
sólo podían devolver unos pocos clientes. Se hicieron muchas de estas
“hipotecas subprime a la española”.
Estallido de la burbuja
La consecuencia de todo fue el estallido de la burbuja inmobiliaria
que, en el caso de las familias, ha dado paso a un proceso bestial de
reducción de deuda. En muchos casos, esa reducción de deuda ha venido de
la mano de un embargo judicial. Sea como fuere, los hogares españoles
han reducido endeudamiento en nada menos que 206.486 millones de euros
en los últimos nueve años. En 2008 alcanzaron las mayores cotas de
endeudamiento, con 911.283 millones de euros.
Casi un decenio después, la deuda de los hogares se ha reducido en
206.486 millones de euros, lo que supone casi el 23% respecto a sus
niveles del año 2008. Los mayores retrocesos de esta deuda se han
registrado en 2011, con 27.186 millones; 2012, con 37.138 millones;
2013, con 46.429 millones y 2014, con 38.633 millones.
Lejos quedan los tiempos en que bancos y cajas abrían oficina al pie de
cada promoción inmobiliaria y eran secundados de inmediato por entidades
de la competencia en una salvaje carrera sin sentido e llevó a la ruina
a incautos y supuso el fin de las cajas de ahorros.
En cualquier caso, de todas las malas rachas se aprende. La teoría
dice que a una crisis de endeudamiento le sigue un periodo de
desapalancamiento de todos los sectores de la economía. En el caso
español, los particulares han aprendido (y siguen haciéndolo) la lección
de la crisis.
Las empresas también, al haber realizado estos deberes de reducción
de deuda durante los años de la crisis. El Estado, en cambio, no ha
podido hacerlo, debido al fuerte deterioro de las cuentas públicas
provocado por el desempleo. La administración ha incrementado su deuda
de niveles en el entorno del 35% del Producto Interior Bruto (PIB) hasta
superar la cota del 100%.
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