Como sabe todo el mundo, los relevos en
la jefatura de las organizaciones crean vacíos de poder. Mientras
quienes se van, se van y quienes llegan, llegan, la organización
(Estado, empresa, partido...) tiene que seguir actuando y respondiendo a
los requerimientos que se le plantean y que, comprensiblemente, se
hacen más acuciantes al pensar sus autores que, en efecto, dan con un
vacío de poder y pueden aprovecharlo. Quienes se van, se desentienden y
quienes llegan, no saben bien aún en dónde están.
Dos
asuntos se ha encontrado Sánchez a la puerta de su despacho: los
presupuestos del PP y la moción de censura de Podemos. En ambos casos la
decisión es respetar la que ya había tomado antes el grupo socialista.
Si acaso mitigando el "no" anunciado a la moción con una abstención. De
inmediato lo han atacado por estar faltando a sus propósitos desde el
primer instante, de estar haciendo un "Rajoy".
Sin
embargo, es actitud bastante razonable. Desautorizar a la gestora de
golpe y porrazo es precipitado y revelaría inconsciencia. Eso lo ve
cualquiera. La cuestión es que la oposición de Sánchez comienza a partir
de los presupuestos. Su iniciativa arranca con un compromiso de pedir
la reprobación/dimisión de Rajoy y, de no producirse esta, una nueva
moción de censura. Ese era el plan y no hay razón para cambiarlo por
consideraciones de oportunidad de otra formación, Podemos, que presentó
la moción sin consultar con nadie.
No hay vacío de poder en el PSOE y el congreso próximo promete mucho en punto a los tres elementos que trae la Nueva Socialdemocracia: la sustitución de la derecha en el gobierno (por mocion o elecciones), las relaciones con Podemos y la cuestión catalana.
Un pequeño detalle
La información, destacada en primera de El País
(señal del susto que lleva en el cuerpo) es correctísima. Da cuenta de
la decisión de Puigdemont de convocar una cumbre de fuerzas
independentistas para fijar fecha y pregunta del referéndum. Informa de
los asistentes: PdeCat, ERC, CUP. Catalunya en Comú (Ada Colau) se abstiene y Podem
asistirá como "libre oyente". Los reparos de esta izquierda al llamado
independentista apuntan en la dirección de estar buscando alguna forma
de tercera vía, idea que ha comenzado a acariciar El País al comprender que la ignorancia, la falsedad y la manipulacion no compensan. Pero, en todo caso, una información correctísima.
Con un pequeño matiz, un detalle casi nimio. Sostiene el diario que la cumbre se reúne para acordar fecha y pregunta del referéndum separatista.
Ahí ya el periodismo se troca fábula y ficción. El referéndum que la
Generalitat quiere convocar (tras haber intentado inútilmente pactarlo
con el Estado) es consultivo y vinculante. Si es separatista o unionista
lo decidirán los votantes. Salvo que se diga que es separatista por
convocarse por separado. Pero no parece ser el caso, pues bastaría con
llamarlo ilegal. Separatista prejuzga el resultado.
La
suposición de que un referéndum en Cataluña tiene que ser separatista
da una idea de la fe, la confianza que los nacionalistas españoles
tienen en su propia nación. Algo lógico a la vista de cómo la tratan.
(*) Catedrático emérito de Ciencia Política en la UNED
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