MADRID.- Caja Madrid y
otras cinco pequeñas cajas provinciales tiene aún pendientes los
deberes que le encomendó su mayor accionista (el FROB), para que
estudie cómo fusionarse con BMN. Y una de las primeras decisiones
es cómo se hará la absorción. La ecuación de canje provocará una
pequeña dilución que puede ser compensada con mayor beneficio, según avanza hoy https://www.capitalmadrid.com.
Cuando
la Comisión rectora del FROB se reunió el pasado 14 de marzo y decidió
dejar dada por escrito la orden de que Bankia y BMN se pusieran a
trabajar para fusionarse, la cuenta atrás acababa de comenzar.
Teóricamente el cronómetro tiene puesta la fecha de la decisión
última en el mes de julio, que es cuando debería saberse cuál es
finalmente el precio que Bankia pagará por comerse a BMN. De las
opiniones de los analistas y de las cuentas de ambas entidades puede
deducirse que la dilución que se producirá entre los accionistas de
Bankia puede verse compensada por mayores beneficios futuros.
La única oferta seria por BMN ofrecida al FROB antes de aprobar la
fusión ascendía a 1.300 millones de euros, cifra que parece configurarse
como la que al final será aprobada para el canje. ¿Por qué vendérselo a
Bankia por el mismo precio?
Muy sencillo: los expertos independientes que contrató el FROB para
estudiar la mejor salida para privatizar BMN señalaron que vendido
conjuntamente con Bankia reportaría al FROB 400 millones más que si lo
hacía por separado. Es decir, que puesto en valor de 1.300 millones, BMN
consolidado en Bankia vale 1.700 millones y eso sube el precio de la
privatización del banco resultante de la operación.
Ahora entra en juego la cuestión del dinero contante y sonante. El
FROB podría haber vendido su participación en BMN (tiene el 65%) por una
cantidad que muy probablemente habría quedado en no más de 690 millones
netos, ya que la operación requiere la ruptura de pactos con terceros
en materia de gestión de fondos y seguros.
Ahora con el nuevo precio de
la venta conjunta (ya que no podrá hacerse por separado una vez
ejecutada la fusión) el FROB ingresará cerca de 1.100 millones, cifra
muy cercana a las ayudas que recibió BMN.
Además, los analistas coinciden en que la operación redundará en un
mayor beneficio para el banco resultante (de hasta un 20%), lo que
quiere decir que la nueva Bankia con BMN absorbido pasaría con claridad
de los 1.000 millones de euros de beneficio anual. Y Bankia reparte
dividendos (BMN no), lo cual garantizaría ingresos adicionales al FROB
hasta la privatización completa, para la que de momento hay plazo hasta
al menos finales de 2019. Las virtudes de la fusión para el FROB están
claras.
De acuerdo con las últimas cuentas presentadas por cada uno de los
dos, el valor en libros de Bankia es de 12.612 millones de euros y el de
BMN asciende a 2.166 millones. Bankia aprobó en marzo realizar el 5 de
junio un contrasplit en una operación doble. Primero reduce capital en
6.334 millones de euros reduciendo el valor nominal de cada acción de
0,80 a 0,25 euros por título.
Esa cantidad no irá a compensar pérdidas, ya que el banco está en
beneficios, sino que se destinará a reservas voluntarias. Inmediatamente
después se agrupan los títulos con la emisión de una acción nueva por
cada cuatro antiguas y cambiando el valor nominal a un euro.
De ese modo, el patrimonio neto de la entidad (que permanece
invariable), a efectos de valoración para cualquier operación
corporativa, queda repartido entre 2.879,3 millones de acciones en lugar
de entre los 11.517,3 millones de títulos previos.
A su vez, el
patrimonio neto de BMN se divide entre 1.163,6 millones de acciones de
un euro de nominal cada una.
De esta manera, a efectos de reparto del valor en libros entre el
número de títulos, cada acción de Bankia tendría un valor teórico de
4,38 euros (muy cercano al que le da el mercado a través de la
cotización en Bolsa) y la de BMN se quedaría en 1,34 euros.
Pero BMN no puede ser valorado para su absorción por el patrimonio
neto. Todos los analistas han coincidido en que la operación sólo
tendría sentido económico si se valora a un precio que se situaría entre
0,4 y 0,7 veces su valor en libros.
Optando por un punto medio cercano
al que contenía la única oferta seria recibida por el FROB, la operación
podría realizarse a un precio de 0,6 veces el patrimonio neto, lo que
supondría 1.300 millones de euros. Con ello, el precio se repartiría en
el capital a razón de 0,80 euros por acción.
Y eso significa que cada acción de Bankia valdría 5,5 veces una de
BMN. Trasladado a una operación de absorción, eso supondría que Bankia
tendría que emitir como máximo un número de acciones que provocarían una
dilución entre sus actuales accionistas de alrededor del 10%.
Los actuales accionistas de BMN pasarían a serlo de Bankia tras el
canje de títulos. De esta manera, el único que no sufriría dilución
sería el FROB, que compensaría casi totalmente la dilución en Bankia con
las nuevas acciones que se le entregarían como accionista de BMN, ya
que en Bankia tiene actualmente el 66,68% y en BMN ostenta la propiedad
del 65% del capital.
El resto de los accionistas sí verían diluida su participación por la
llegada de los procedentes de BMN. En Bankia, el 22,3% del capital está
en manos de inversores institucionales y el 11% lo tienen accionistas
minoritarios. Para todos ellos, el incremento del beneficio por acción
de hasta un 20% que vaticinan los analistas, unido al aumento del
dividendo, debería llevar a un nivel de cotización que compensara sin
problemas la dilución.
De acuerdo con las cuentas presentadas por ambas entidades, los
ratios de solvencia de BMN no deberían afectar negativamente a los de
Bankia tras la fusión, máxime cuando BMN realizó en 2016 un saneamiento
extraordinario que le llevó a dar pérdidas pero que evita sustos
futuros.
En la actualidad, el nivel de morosidad es casi parejo (ligeramente
superior en BMN) y los expertos señalan que con una ecuación de canje de
hasta 0,7 veces el valor en libros, los ratios de solvencia del banco
resultante estarían por encima de los mínimos exigidos por los
reguladores.
Los estudios encargados por el FROB y los de analistas independientes
señalan que las sinergias de la operación absorberían los costes de
reestructuración, en un solo año, lo que aumentaría el beneficio neto ya
desde el segundo ejercicio, es decir, en 2018. La solución, si los
plazos previstos se cumplen, la sabremos en julio.
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