¡Qué mal ha sentado en los despachos el
acto de Dos Hermanas y la presentación de la candidatura de Sánchez!
Están los barones indignados y Herodías Díaz no sabe ocultar su
despecho. El decapitado y troceado en el golpe de mano del 1º de octubre
pasado, se ha recompuesto milagrosamente, como un nuevo Dionisos, y se
presenta entre el frenesí de sus seguidores. La racionalidad apolínea
que quería instaurar la Gestora se convierte en un tumulto dionisiaco
lleno de ménades que se alborotan contra Susana Díaz y los consejos de
los esclarecidos barones.
Es tal el enfado de quienes se temen perdedores en las primarias que ya se han puesto a hablar del riesgo de escisión en el partido.
Como siempre, es difícil averiguar si se trata de un temor, una
advertencia o una amenaza. Por supuesto que el PSOE puede dividirse. No
sería la primera vez ni una escisión es algo tan extraño en un partido
político. Todos los partidos pueden escindirse. Pero, por lo general,
necesitan un motivo. Y eso es lo que no se ve claro en este caso.
¿Quiénes provocarán la escisión y qué motivo aducirán? No es sencillo.
Según parece, son los seguidores de la Gestora, los barones, las viejas
glorias y demás piezas del museo quienes amagan con la escisión.
Experiencia y voluntad no les faltan. Es razonable suponer que quienes
complotaron el golpe de mano del 1º de octubre no se arredrarán ante una
escisión. No van a perder lo que ganaron al defenestrar al anterior SG.
Estarán dispuestos a todo. O sea, a atacar a Sánchez, a imponer como
puedan la candidatura de Susana Díaz, incluso con malas artes y, en
último término, a no aceptar el resultado de las primarias e ir a una
escisión.
Están,
sin duda, dispuestos a todo eso y más. Pero no pueden decirlo. Tienen
que invocar argumentos, razones. Y decir que no aceptan estar en un
partido dirigido por un SG de izquierda no es una de ellas. Eso lo van
soltando por las redes, en donde dejan constancia de su disgusto por la
elección de Benoît Hamon frente a Manuel Valls en Francia porque es de
izquierda. Aquí no se atreven... de momento.
Prefieren
complotar. Los estrategas, partidarios de la gran coalición PP/PSOE a
cuenta del "peligro" catalán, calculan las posibilidades de cada cual.
Atribuyen a Sánchez una intención de voto del 30 por ciento. Se dibujan
las propuestas de una alianza entre Susana Díaz y Patxi López (la forma
es, de momento, lo de menos) para cerrar el paso a Sánchez. Por su
parte, la misma Susana Díaz hace cálculos más alambicados, como
corresponde a la estadista que cree ser. Si las primarias se ponen
difíciles ya que Sánchez se lleva a la militancia entusiasmada en un
misterio órfico, lo mejor es prescindir de aquellas. Para hacerlo baraja
la posibilidad de trasladar el "no es no" a Rajoy (que costó la cabeza a
Sánchez) al "no es no" a sus presupuestos. De este modo, Rajoy tendría
la ocasión para disolver las Cortes y convocar elecciones anticipadas.
Sin
duda, al no poder convocarse estas antes de mayo, el PSOE tendría
tiempo para hacer las primarias a pesar de todo, pero, según parece, Susana Díaz sopesa la posibilidad de sustituirlas por una reunión del Comité Federal,
en donde tiene vara alta, para nombrar una candidata del PSOE a la
presidencia del gobierno. Quien da un golpe de mano, bien puede dar dos.
Podría
entenderse que Rajoy y Díaz -que se llevan muy bien- están haciéndose
un mutuo favor. Rajoy posibilita que Susana Díaz acceda a la SG y, de
paso, gana las elecciones de nuevo probablemente con una mayoría si no
absoluta, cercana a ella. De ser cierta esta sospecha, quedaría para los
anales de la historia la irresponsabilidad de la pareja. Con el
referéndum de autodeterminación de Cataluña en marcha, lo más
disparatado que puede hacer el nacionalismo español (los dos partidos
dinásticos y C's) es quedarse unos meses sin gobierno y sin parlamento.
Desconcierto y tumulto en España y hoja de ruta a toda máquina al referéndum en Cataluña.
(*) Catedrático emérito de Ciencia Política en la UNED
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