Casi cuatro años (nuestro cumple es este viernes) después, el 15M es ya
un fenómeno social, político y cultural imposible de diluir o despegar
de nuestra sociedad. El tópico inicial «¿qué fue del 15M?» ha dado lugar
a réplicas que han terminado por convertirse en otros tópicos, a su
vez. Como quincemayista convencido, yo solía llevarme la mano a la parte
izquierda del pecho, cuando me espetaban esa preguntica. Ahora ni me
molesto. Por lo estereotípico del gesto. Y bueno, un poco por lo cursi,
también.
Casi cuatro años después, e inmersos otra vez en unas elecciones municipales y autonómicas, es inevitable comparar los dos contextos (el de 2011 y el actual) sin darse cuenta de la enormidad del cambio. Las propuestas municipalistas de confluencia no se han materializado en muchas partes (Madrid, Barcelona, Bilbao y Murcia vienen a ser las honrosas excepciones, aun con sus sombras), pero sus principios han orientado todas las conversaciones: democracia radical, primarias abiertas, horizontalidad, asamblearismo y participación, transparencia y pluralidad.
Casi cuatro años después, e inmersos otra vez en unas elecciones municipales y autonómicas, es inevitable comparar los dos contextos (el de 2011 y el actual) sin darse cuenta de la enormidad del cambio. Las propuestas municipalistas de confluencia no se han materializado en muchas partes (Madrid, Barcelona, Bilbao y Murcia vienen a ser las honrosas excepciones, aun con sus sombras), pero sus principios han orientado todas las conversaciones: democracia radical, primarias abiertas, horizontalidad, asamblearismo y participación, transparencia y pluralidad.
Y esos principios son netamente 15M. Como la
PAH, como las redes de resistencia cívica del Cabanyal o Gamonal (o
nuestra Plataforma Prosoterramiento), como el movimiento ciudadano que
logró encausar a Rodrigo Rato,
etcétera etcétera, el movimiento municipalista, basado en devolver el
poder político local a la ciudadanía, bebe también de esa fuente
inagotable que es el 15M, en cuanto a democracia y empoderamiento
colectivo. Esta tarde recibimos, en la UMU, la visita de Mauricio Valiente,
que viene a hablar precisamente de municipalismo y unidad popular y a
apoyar la aventura de Cambiemos Murcia. Él, que es miembro destacado de
la candidatura que encabeza Manuela Carmena en Madrid, sabe mucho más de esto que yo. Si andáis por la capital, no os lo perdáis.
Obviamente no estoy aquí para murmurar que mis siglas, que son las de Cambiemos Murcia, son «el partido del 15M». El 15M no tiene partido y quien proclame que sí se equivoca, no sé si maliciosamente. Pero sí que puedo decir que es maravilloso confluir, en la asamblea del limón, con amigos de la acampada que después entraron en Podemos, o en Equo, y tener tan claras tantas cosas, aprendidas allí. Y ya os adelanto que no es la manera más fácil de funcionar, en política. Lo fácil es hacer como el PP, o el PSOE, o Ciudadanos, y montar listas por teléfono, como siempre se ha hecho. Pero no nosotros. Tal vez por eso hablamos de «Nuestra primavera». Tal vez por eso nuestro cartel (el de Cambiemos Murcia) es el único que no es vertical, sino horizontal.
Apaisado, que le llaman.
Obviamente no estoy aquí para murmurar que mis siglas, que son las de Cambiemos Murcia, son «el partido del 15M». El 15M no tiene partido y quien proclame que sí se equivoca, no sé si maliciosamente. Pero sí que puedo decir que es maravilloso confluir, en la asamblea del limón, con amigos de la acampada que después entraron en Podemos, o en Equo, y tener tan claras tantas cosas, aprendidas allí. Y ya os adelanto que no es la manera más fácil de funcionar, en política. Lo fácil es hacer como el PP, o el PSOE, o Ciudadanos, y montar listas por teléfono, como siempre se ha hecho. Pero no nosotros. Tal vez por eso hablamos de «Nuestra primavera». Tal vez por eso nuestro cartel (el de Cambiemos Murcia) es el único que no es vertical, sino horizontal.
Apaisado, que le llaman.
(*) Licenciado en Filología Hispánica
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