BARCELONA.- Durante los
últimos años, la capacidad de resistencia de las exportaciones españolas
se ha puesto de manifiesto. Así, tras la fuerte contracción del
comercio mundial ocurrida en 2009, España fue, junto con Alemania, de
las primeras economías de la eurozona capaces de recuperar el terreno
perdido, según el Monitor de Coyuntura de 'La Caixa'.
En
particular, las exportaciones de bienes aumentaron, en
promedio, un 4,8% anual en términos nominales entre 2007 y 2013. En
términos reales, el incremento se situó en el 3,4% anual. La buena
evolución de las exportaciones españolas, además, se produjo a
pesar de que la demanda de nuestro principal socio comercial, la
eurozona, se encontrara en horas bajas. Sin duda, la
diversificación de las exportaciones tanto a nivel geográfico
como de producto fue clave para relanzar el sector exportador
español.
Un claro reflejo de la mayor
internacionalización de la economía española es que las
variaciones de la demanda externa global se traducen en un mayor
incremento de las exportaciones españolas.
Así lo refleja un
simple ejercicio en el que se relacionan el aumento de la demanda
global con el crecimiento de las exportaciones españolas antes y
después de la recesión. Según este, dado el
incremento de la demanda global que se ha producido durante los
últimos tres años, el aumento de las exportaciones españolas de
bienes ha sido de 0,8 p. p. al año superior al que se hubiera
producido con el modelo exportador anterior a la crisis. La
misma lógica puede aplicarse al periodo anterior a la recesión:
entre los años 2000 y 2008, el incremento de la demanda externa de
bienes se tradujo, en promedio, en un aumento anual de las
exportaciones de bienes del 10,1%. (1) En cambio, con el patrón de las
exportaciones observado entre los años 2011-2013, estas habrían
aumentado un 11,5%, 1,4 p. p. más que con el patrón del periodo
anterior.
De todas formas, en 2014 la evolución del sector
exportador ha abierto algunos interrogantes. En términos reales,
las exportaciones de bienes durante los tres primeros trimestres
del año crecieron un 4,1% interanual en promedio, 0,2 p. p. por
debajo del avance de 2013. Sin embargo, en términos nominales, el
ritmo de avance fue bastante más modesto: entre enero y noviembre de
2014, las exportaciones nominales de bienes crecieron un 2,2%
interanual, una cifra muy por debajo del promedio anual anterior a
la crisis, del 5,4%, e incluso del ya más moderado 3,6% de 2013.
La
ralentización de las exportaciones nominales se debe, sobre
todo, a la debilidad de destinos como Latinoamérica, África y la
Europa no comunitaria, adonde se dirigen un 20% de las
exportaciones españolas. En cambio, las exportaciones hacia la
eurozona se aceleraron sustancialmente: crecieron cerca del 4%,
2,3 p. p. más que en 2013.
La disparidad entre los avances
reales y nominales de las exportaciones es consecuencia de la
caída del precio de las exportaciones, especialmente relevante
en los bienes de capital e intermedios. Este fenómeno se observa
en la mayoría de países desarrollados. En EE. UU., por ejemplo, la
caída del precio de las exportaciones se situó en el 3,2% en 2014.
En
España, la caída del precio de las exportaciones supone un
importante contratiempo. Resta brillo al buen comportamiento de
las exportaciones en términos reales y, sobre todo, dificulta la
consolidación de superávits de la cuenta corriente. Un
objetivo al que la economía española no puede renunciar dada la
elevada deuda externa que aún posee.
La capacidad de crecimiento
del sector exportador español nos ha sorprendido a todos durante
los últimos años, pero no se puede cantar victoria. La
recuperación de la eurozona, lenta y errática, es un factor de
apoyo con el que es mejor no contar, y el factor precio está
demostrando ser muy dañino. Sigue siendo de suma importancia seguir
trabajando para mejorar la competitividad de la economía
española.
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- Exportaciones españolas en términos nominales hacia las siete principales áreas de destino.