Chinos, rusos y cubanos han enviado ayuda a Italia de alto
valor material y simbólico. Han enviado médicos, mascarillas, batas de
protección, respiradores y algo más. España ha pedido ayuda material a
la OTAN y ha recibido en la última semana sendos envíos de la República
Checa, Letonia y Turquía. [El secretario general de la OTAN expresó ayer
su compromiso de ayudar a todos los países afectados]
Las imágenes de un convoy militar ruso dirigiéndose al
norte de Italia son un acontecimiento excepcional que no puede dejar de
sorprender a quien tenga noticia de lo que significó la guerra fría. En
1945, el Ejército Rojo, principal protagonista de la derrota militar del
hitlerismo, se detuvo en Viena.
El temor a que las tropas soviéticas
algún día pudiesen llegar hasta Lisboa condicionó las cuatro décadas
siguientes. António de Oliveira
Salazar y el general Francisco Franco lograron salvar sus respectivas dictaduras en virtud de esa estrategia defensiva. Winston Churchill fue el primero en advertir en 1945, en la conferencia de Potsdam, que nada debía cambiar en Portugal y España.
La presencia de un convoy militar ruso recorriendo la
espina dorsal de Italia ha puesto los pelos de punta a las estructuras
de la OTAN. Quince aviones de transporte Ilyushin-46 aterrizaron en el
aeropuerto romano de Fiumicino entre los días 23 y 25 de marzo con
numeroso material sanitario y un batallón de las NBC, las tropas
especiales rusas contra la contaminación nuclear, biológica y química,
con 160 médicos.
“Se trata de una unidad muy entrenada. En cualquier otra
situación, sería inimaginable la presencia de estas tropas rusas
altamente especializadas en un país de la OTAN. Con toda seguridad en
ese destacamento hay oficiales de la GRU [servicio de inteligencia
militar ruso] que no perderán el tiempo. No logro imaginar cómo ha
podido suceder una cosa así. Es un gran golpe propagandístico de los
rusos”.
Declaraciones efectuadas ayer al diario La Stampa por el oficial británico Hamish De Bretton-Gordon , excomandante del Batallón de Defensa Química, Biológica, Radiológica y Nuclear de la OTAN.
No estamos ante un episodio menor. El Gobierno italiano
también autorizó la llegada de una sección de médicos cubanos del
batallón internacionalista Henry Reeve [brigadier estadounidense que
combatió a los españoles durante la guerra de independencia de Cuba]
solicitada por la región de Lombardía para reforzar sus diezmados
hospitales.
Italia, el principal país europeo adherido a la nueva ruta
de la seda china –con gran enfado norteamericano–, también ha recibido
con los brazos abiertos tres grupos de médicos chinos experimentados en
la lucha contra la Covid-19. Parece claro que el Gobierno presidido por Giuseppe Conte ha
optado por enviar “mensajes” a Bruselas, Berlín y Washington. Italia,
bisagra del Mediterráneo, es demasiado grande para caer. Demasiado
estratégica para quedar desamparada.
España está más cerca del Atlántico. El Gobierno de España
ha pedido ayuda a la OTAN, no ha llamado ni a rusos ni a chinos y se
está mostrando muy cauto ante la petición de diversas autonomías
(Catalunya, Valencia y Baleares) de recurrir a médicos cubanos. No hay
plácet, por el momento.
(*) Periodista y director adjunto de La Vanguardia
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