MADRID.- La libertad de elección de los autónomos sobre la cuantía de su
pensión de jubilación favorece que la prestación sea, a la postre, la de
menor importe. En concreto, y según los últimos datos
de la Asociación de Trabajadores Autónomos (ATA), su pensión media a 31
de julio se situó en 761,68 euros versus los 1.284,38 euros del
trabajador por cuenta ajena, lo que supone una brecha del 40%, según publica El Confidencial.
Actualmente, el Régimen General de Trabajadores Autónomos (RETA) permite que estos profesionales puedan elegir su base de cotización
con independencia de sus ingresos. Es una horquilla que va desde los
994,40 euros hasta los 4.070,10 euros, lo que implica abonar una cuota
mensual de casi 300 euros como mínimo hasta 1.200 euros como máximo para
tener derecho a prestaciones (jubilación, viudedad, maternidad, enfermedad, etc.).
De tal manera que, a menor cotización, menores prestaciones.
El 86% de los autónomos opta por la mínima.
Según una encuesta de la
ATA, casi el 40% no modifica su base por falta de ingresos; cerca de un
30%, por las pobres coberturas que a cambio se ofrecen; y un 13%, por
considerar más seguro echar mano de un plan de pensiones privado.
Precisamente, el ahorro complementario no solo sirve para reducir esa brecha con los asalariados, sino también para mantener el actual nivel de vida
en un contexto en el que se cuestiona la viabilidad del sistema público
de pensiones.
El futuro dibuja una España con serias dificultades para
financiar las pensiones dada la mayor longevidad, el aumento del número de jubilados y la baja tasa de natalidad. Esto indica que, de no cambiar el actual modelo, las prestaciones públicas tenderán a la baja.
Gracias a las ventajas fiscales, el plan de pensiones es el producto
por antonomasia para asegurarse una jubilación en condiciones, pero no
vale acordarse de él cuando apenas nos queda una década para el retiro
laboral, como habitualmente ocurre, según los expertos de la gestora
'value' Bestinver, sino que hay que hacer una planificación a largo plazo para
tener más margen de tiempo para ahorrar y para que el esfuerzo sea más
provechoso.
En este sentido, hay que poner a trabajar el ahorro, dejando
que el interés compuesto vaya haciendo crecer de forma exponencial el dinero, al acumular año tras año sobre el capital inicial los rendimientos generados en el producto financiero. Este mecanismo hace que cada vez el ahorro sea más elevado.
Vamos
con un ejemplo: imagina que inviertes en un producto de renta variable
con una rentabilidad media anual del 10% durante tres décadas. Si todos
los meses destinas 220 euros, al jubilarte acumularías casi 455.000 euros, según refleja la calculadora de la gestora independiente. Esta cuantía cubriría el 'gap' entre la pensión mínima y la máxima durante la etapa dorada.
Es decir, llegada la jubilación, la suma de la pensión pública y el plan de pensiones alcanzaría la prestación máxima de 2.500 euros,
y eso sin tener que aumentar la base de cotización.
Dicho de otra
forma, el esfuerzo acumulado de invertir en un plan de pensiones durante
tres décadas sería de 72.000 euros frente a los 270.000 euros que
habría que destinar para situar la base de cotización en la máxima a partir de los 42 años, que es el límite de edad para poder beneficiarse de esa mayor prestación por jubilación.
'Value investing'
¿Qué
productos ofrecen de manera consistente rentabilidades medias anuales
del 10%? Aquellos que son gestionados bajo la estrategia conocida como 'value investing'. Esta filosofía inversora, cuyo máximo exponente es hoy el gurú de las inversiones Warren Buffett, consiste en invertir en acciones de compañías con elevado potencial de
crecimiento pero que, por diversas circunstancias como las
incertidumbres geopolíticas, los desastres naturales o la propia gestión
del negocio, están infravaloradas.
El tiempo es el
principal aliado de esta metodología. “Es el largo plazo el que tenderá a
recoger ese valor intrínseco en la acción. Este proceso de convergencia
entre el precio y el valor es el que genera la rentabilidad que esperamos”, aclara el director Comercial de Bestinver, Gustavo Trillo.
Para identificar esos buenos negocios, se analizan las principales
ratios financieras de la compañía (datos fundamentales), para comprobar
si cuenta con un balance saneado, en forma de generación de caja con la
que financiar su crecimiento sin tener que recurrir a terceros y de poco
endeudamiento. En paralelo, es necesario conocer el comportamiento del sector y de la competencia.
Por otra parte, las compañías de calidad deben tener un equipo directivo de reconocida trayectoria,
alineado con los intereses de los accionistas, lo que suele coincidir
con el espíritu de las empresas familiares. Asimismo, contar con
ventajas competitivas sostenibles en el tiempo y que las hagan destacar
sobre sus inmediatos rivales.
“Nuestra filosofía de inversión se asienta
en tres pilares: análisis fundamental, una gestión adecuada del riesgo
para minimizar la probabilidad de pérdida del capital y un horizonte temporal a largo plazo”, concluye Trillo.
El
Confidencial, en colaboración con Bestinver, gestora independiente
especializada en fondos de inversión y planes de pensiones, pone a
disposición de sus lectores el espacio Ahorro e Inversión. Con 30 años
de experiencia y 6.200 millones de euros de patrimonio bajo gestión,
Bestinver trabaja con el objetivo de generar las mejores rentabilidades a
largo plazo para sus inversores.
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