España ha perdido a un gran político, un destacado jurista y ponente
constitucional y una gran persona con la muerte de José Pedro Pérez
Llorca. Uno de los llamados ‘padres de la Constitución de 1978’, y ex
ministro de la Presidencia, de Administración Territorial y de Asuntos
Exteriores del Gobierno de España.
Peréz Llorca, diplomático de carrera y letrado de las Cortes, deja
tras de sí una ingente labor política al servicio de España con unas
maneras ejemplares e imaginativas a la hora de ejercer sus
responsabilidades.
En suma hemos perdido a una persona muy especial y de talla política e
intelectual como algunas otras, y no muchas, destacadas que pasaron por
la vida pública de nuestro país en los años de la Transición.
Y que son añoradas en este tiempo convulso en el que nos ha tocado
vivir y en el que lamentablemente no es precisamente elevado sino mas
bien escaso el nivel de nuestra clase política y de sus dirigentes.
Sobre todo cuando nos estamos enfrentando en España y en Europa a
serios desafíos políticos económicos y sociales, e incluido el impacto
de los populismos extremos y el intento del golpe de Estado catalán.
En la vida política además de las cualidades mencionadas que tenía el
estadista Pérez Llorca hace falta además una cierta audacia y astucia
para llevar el rumbo de la nave hacia los objetivos políticos.
Lo que se ha de hacer por una buena y transitable ruta y José Pedro
lo hizo. A así se le reconoció cuando tanto entre sus compañeros como en
los medios de comunicación se le calificó a Pérez Llorca, de manera
cariñosa, como ‘el zorro plateado’ (alusión a su astucia y pelo blanco).
El ‘Zorro plateado’ que nos deja un muy grato recuerdo y al que ahora vamos a añorar.
(*) Periodista
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