Coincidiendo con la finalización de la segunda semana de huelga de
hambre en la prisión de Lledoners, Jordi Turull ha tenido que ser
trasladado a la enfermería del centro para monotorizar su estado de
salud y evitar que esté solo en la celda.
Jordi Sánchez, ex líder de la
ANC y presidente del grupo parlamentario de Junts per Catalunya, lleva
los mismos días que el conseller Turull en huelga de hambre, mientras
que los también consellers Josep Rull y Quim Forn llevan igualmente diez
días en huelga de hambre.
Son cuatro de los nueve presos políticos
actualmente privados de libertad, en algún caso desde hace más de un año
(Sánchez, Forn y Cuixart) y en los otros seis casos (Junqueras,
Forcadell, Turull, Rull, Romeva y Bassa) un mínimo de 267 días.
Esta situación, tan injusta judicialmente hablando como
desproporcionada de prisión, no ha llevado al gobierno de Pedro Sánchez a
adoptar ninguna decisión sino que ha pasado de una cierta cordialidad
en los gestos -con nulo resultado, no obstante- a una agresividad
desproporcionada con el independentismo después de su aparatosa derrota
en las elecciones andaluzas.
Hay razones para ser muy críticos con el
Gobierno español y para pensar seriamente que más allá de sacar a
Mariano Rajoy y al PP de la Moncloa la moción de censura ha servido de
bastante poca cosa más. El ejecutivo socialista no ha dado en ningún
momento la talla y no ha tenido ni la más mínima voluntad de abordar el
problema político y acercarse a lo que demandan un 80% de los catalanes,
que es un referéndum de autodeterminación.
Además, en lo que respecta a Catalunya, el PSOE se ha ido acercando a
sus aliados del 155, el PP y Ciudadanos, intentando, quizás, cobijo y
protección de la España monolítica que ellos también alimentaron con el A por ellos y
que ahora parece encontrarse más comoda con la derecha, que en todas
sus diferentes variables cada vez es menos centrista y mucho más
extrema.
En este contexto, el presidente Sánchez le ha pedido por escrito una
reunión en Barcelona al president Torra de la que no cabe esperar
resultado alguno, aprovechando su visita a Barcelona de jueves y
viernes, en la que presidirá un Consejo de Ministros en Barcelona en la
mañana del día 21. No tiene mucho sentido que el independentismo, que ha
hecho gala del diálogo como bandera de su acción política y de sus
demandas, niegue este encuentro.
No servirá de nada pero debe aceptarlo
para no dejar en manos del Gobierno español la baza de que no encuentran
interlocutores para hablar y explicarlo así en los medios
internacionales y en las cancillerías.
Obviamente, parece más lógico que tuviera lugar el día 20 ya que el
21 hay convocadas varias acciones de protesta en el centro de Barcelona
con motivo de la reunión del Consejo de Ministros en la Llotja de Mar.
Unas manifestaciones que quieren denunciar la situación política actual,
con presos y exiliados y la permanente amenaza de un nuevo 155. Sería
bueno y recomendable que, como en ocasiones anteriores, los presos
hicieran público un pronunciamiento conjunto antes del día 21.
El
president Torra debe aprovechar este encuentro si finalmente se celebra,
para trasladar la decepción de una gran mayoría de catalanes con la
pasividad, la beligerancia y el inmovilismo de Sánchez. Siempre será
mucho mejor eso con la voz más alta y rotunda posible, que hacer
dejación de responsabilidades.
(*) Periodista y ex director de La Vanguardia
No hay comentarios:
Publicar un comentario