SEVILLA.- Carrefour lleva meses tratando de solucionar el problema que suponen las múltiples investigaciones abiertas por la Guardia Civil en cuatro comunidades, y las dos alertas sanitarias, en torno a su proveedor clave de jamones,
Comapa. El Instituto Armado rastrea pruebas de la reintroducción en la
cadena alimentaria de jamones (y loncheados de jamón) que han
sobrepasado la fecha de consumo preferente, y también de la venta
fraudulenta de jamones de cebo como si fueran de bellota, adelanta hoy El Confidencial.
Ante ello, el
grupo de distribución francés está tanteando a otros grandes grupos cárnicos españoles para disminuir el peso de Comapa en sus lineales. Más aún con la campaña de Navidad, el momento de mayor venta de jamón del año, a la vuelta de la esquina
La compañía controlada por los empresarios catalanes Blai Parés y la
familia Vall Esquerda (Vall Companys) tiene un negocio anual de unos 120
millones con Carrefour. Le surte sobre todo de jamones y paletas, que son el 85% de las ventas
al grupo distribuidor. El resto son loncheados.
Todo ello según fuentes
empresariales, ya que Carrefour no contesta a ninguna pregunta sobre
este tema. El problema es que la firma gala se ha acostumbrado,
especialmente desde que Comapa entró con fuerza en su nómina de
proveedores en 2012, a precios bajísimos. Y el resto de carniceros no llega a ese nivel, según se le ha trasladado a Carrefour desde varios de ellos.
"Es lógico que Carrefour, con independencia del escándalo de Comapa aunque también debido a él, quiera repartir un poco mejor el peso de sus compras
de charcutería y cárnicos entre más operadores. Tener casi todos los
huevos en la misma cesta no es prudente.
La propia Mercadona ya ha
comenzado a hacerlo, a partir de su estrategia inicial de concentrarse
en Incarlopsa, y se ha abierto a nuevos suministradores", señalan las
fuentes consultadas. El Pozo, Campofrío, Grupo Jorge o Industrias
Cárnicas Villar son algunos de los proveedores que ya trabajan, en mucha
menor medida que Comapa, con el grupo francés.
Ahora bien,
explican las fuentes del sector cárnico, "una cosa es que muchas
empresas deseen incrementar su negocio con Carrefour y que este grupo
quiera diversificar proveedores, y otra que el sector vaya a asumir los precios de derribo que le ofrece Comapa.
Como jamón de cerdo blanco a 18 euros. Eso destroza la cadena
alimentaria hacia abajo, hacia el ganadero y el industrial, y por eso
hasta ahora nadie ha podido sustituir a Comapa". En todo el sector es
una pregunta sin resolver cómo consigue la compañía de Parés y los Valls
ofrecer ese precio base, teniendo en cuenta que ese mismo jamón curado
de cerdo blanco (jamón serrano, no jamón ibérico) tiene un coste base de
entre 23 y 25 euros la pieza, según el industrial que sea.
Un galimatías de 90 marcas diferentes
Comapa, que no produce jamones, sino que intermedia su compraventa entre los industriales y la distribución y hoy es líder con 4,5 millones de piezas colocadas en supermercados,
tiene 89 marcas registradas según el Registro Mercantil. Cuando alguna
de ellas es señalada por la mala calidad del producto, envía materia
prima de similar calidad, pero con una enseña diferente. Es lo que hizo
inicialmente con Carrefour. Pero posteriormente la evolución de la
investigación lo hizo imposible.
Sus jamones Oro de la Ermita
fueron una de las enseñas que formó parte de la alerta sanitaria lanzada
en julio por el Ministerio de Sanidad a instancias de la Comunidad
Valenciana. Carrefour retiró todos los jamones bajo esa marca. A finales
de ese mes, Andalucía lanzó otra alerta tras hallar la Guardia Civil, a
raíz de un control rutinario de carreteras en Granada, camiones y
almacenes frigoríficos con hasta 11.000 piezas caducadas. La marca de buena parte de esos jamones y paletas era Oro de Granada, otra de las enseñas de Comapa.
La Junta llevó estos hechos al fiscal, y se abrió así el cuarto frente judicial
tras Valencia, Salamanca y Badajoz. En Granada está la sede social de
Osona Intensiva, la empresa matriz de Comapa que la controla al 100%.
Osona es propiedad de Blai Parés (40%) y los Valls (28%), junto a otros
socios minoritarios. Comapa, por su parte, tiene su sede social en
Alcobendas (Madrid).
Todos los juzgados han declarado el secreto de sumario, y Comapa se ha personado en las diferentes causas como parte perjudicada
ya que alega que ha sido engañada por sus suministradores y se han
falsificado sus etiquetas y sus marcas.
En total, la Guardia Civil
investiga en todas esas provincias a 30 empresas, muchas de ellas
proveedoras o colaboradoras industriales de Comapa. También se indaga
sobre la valenciana Jamones Nicolau, que forma parte del grupo Vall
Companys desde 2014.
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