SAN PEDRO DEL PINATAR.- Los pescadores de la Cofradía de San Pedro
del Pinatar, que se encarga de faenar en prácticamente todas las aguas
del Mar Menor, han advertido que si la producción de la dorada desciende
de forma radical, ya que actualmente es la especie más rentable,
estarán "muertos" y tendrán que volver a faenar en el Mediterráneo, como
ya lo hicieron con la riada de 1987, con el agravante de que el Mediterráneo en la costa no permite mantener el volumen de pescadores actuales.
Así
lo ha manifestado hoy el patrón mayor de la Cofradía de
Pescadores de San Pedro, Jesús Gómez Escudero, que ha dejado claro que si el Mar
Menor "no se repara y si las administraciones europea, nacional y
regional no toman las medidas correctas, el proceso se irá agravando".
Gómez ha asegurado que habrá un problema
si la eutrofización "no se paraliza o no se ataja y sigue curso, ya que
las algas morirán y los fondos arenosos se convertirán en fangosos".
Este cambio en el ecosistema conllevará a la desaparición de algunas
especies vegetales y animales del Mar Menor.
Según
Gómez, hace unos años el 90 por ciento de las algas murieron debido al
estado de la laguna y actualmente se ha reproducido un 30 por ciento,
"pero el 70 por ciento restante sigue muerto y el fondo está sin algas
prácticamente".
Lo positivo,
dice, es que la mayor parte de las algas que pueblan el Mar Menor "son
de fácil regeneración cuando tiene rayos de luz en el fondo".
A
pesar de todo ello, considera que "hay un punto de esperanza, veo la
luz al final del túnel", ha confesado, para después advertir que
dependerá que "las cosas se hagan bien, porque no se ha hecho nada
prácticamente, sólo el control de los vertidos en la rambla del
Albujón".
A todo ello se une
las consecuencias del cambio climático: "He visto lo que ha pasado en
estos últimos 50 años, tenemos temperaturas más altas y el calor dura
más tiempo, además del aumento de la temperatura media del agua y todo
esto agrava el proceso".
Gómez
ha recordado que un escenario similar ocurrió con las riadas de 1987.
"Se sufrió un proceso de bajada de producción en la mayoría de las
especies y los pescadores tuvimos que emigrar al Mediterráneo con otro
tipo de actividades para faenar".
La
regeneración se prolongó durante una década y la producción de las
especies, reconoce, "estaba en peores circunstancias que ahora y por eso
emigramos al Mediterráneo, porque no era rentable pescar en el Mar
Menor, aunque el índice de turbidez no era tan grande como el de ahora".
La
visibilidad ahora oscila entre 3 y 4 metros, ha dicho, dependiendo de
la zona donde estén faenando. El temor de los pescadores del Mar Menor
es cuando la temperatura del agua aumente y la visibilidad "no alcance
el medio metro, como ya ocurrió a finales de julio del pasado año",
aunque depende de varios factores, como la renovación del agua por los
canales y la temperatura del invierno en el aire, entre otros.
También
hay que tener en cuenta que en la década de 1970 eran 12 las especies
"rentables" en el Mar Menor y hoy, sin embargo, se reducen a cuatro: la
dorada, el langostino, la lubina y la anguila.
De
estas cuatro, la dorada supone el 70 por ciento de los ingresos anuales
para los pescadores, el 15 por ciento el langostino y el resto de la
lubina y la anguila. El escenario en la década de los 70 y los 80 era
totalmente diferente, con 12 especies rentables, las más numerosas el
chirrete, el magre y la anguila, que suponían el 80 por ciento de los
ingresos anuales de los pescadores del Mar Menor.
Gómez
también ha resaltado que el Mar Menor "nunca va a volver a ser como
antes, hace tres o cuatro décadas, pero tengo la esperanza a que vuelva
como estaba hace cuatro años".
"La pesca aún es rentable para nosotros, pero esta situación nos afecta y por eso no debemos de bajar la presión a las administraciones" a las que insta a que actúen y "hagan su trabajo".
"La pesca aún es rentable para nosotros, pero esta situación nos afecta y por eso no debemos de bajar la presión a las administraciones" a las que insta a que actúen y "hagan su trabajo".
Por ello, ha
demandado a las administraciones que actúen para poner solución al
estado en el que se encuentra el Mar Menor; un problema que, según los
pescadores, "empezamos a notar hace 25 años, cuando ya en las
profundidades el color era marrón y año tras año lo fuimos notando más".
Las
algas que había en la laguna, ha precisado, "murieron como consecuencia
del estado del Mar Menor y eso propició que el agua estuviera baja de
oxígeno y los peces no se movieran para no consumir el que tenían".
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