MADRID.- El Ministerio de Sanidad
no desplegará inspectores sobre el sector del jamón a lo largo de 2018.
Así lo explica la Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y
Nutrición en el documento al que ha tenido acceso El Confidencial que
recoge hoy las campañas de control del mercado que desplegará el organismo
durante el presente año, que en ningún momento incluyen mención alguna sobre el sector del porcino,
ya sea ibérico o de capa blanca.
Esta política de cero inspecciones,
que únicamente aplica el Gobierno a esta rama alimentaria, la lleva a
cabo el Ejecutivo a pesar de los escándalos que han salpicado al mundo
del jamón durante el último año y este comienzo de 2018.
El Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil, como publicó El Confidencial, mantiene actualmente abierta una investigación
sobre "varias empresas" vinculadas a la distribución de productos de
cerdo ibérico en el marco de la denominada operación Opson, que rastrea
el fraude en la calidad de este tipo de artículos y se centra en la trazabilidad y el etiquetado.
De momento, los investigadores han requerido información a los
hipermercados de Carrefour, que vende algunas de las marcas que
actualmente están puestas en entredicho, todas ellas suministradas por
Comapa, la mayor distribuidora de España.
De este modo, por lo tanto, la Guardia Civil también pone en duda la labor de los responsables de garantizar la calidad de los productos
que reparte Comapa; en concreto, la de Certicalidad, encargada de
auditar y certificar que los jamones pertenecen a la calidad que el
hipermercado oferta en cuanto a alimentación recibida y raza, así como
dar fe de que los artículos cumplen los plazos de curación exigidos.
Esta sociedad, además, ya recibió un varapalo el pasado 27 de noviembre,
cuando la Entidad Nacional de Acreditación (ENAC) suspendió la licencia
de la actividad inspectora de Certicalidad, que es la otra pata del
negocio de la mercantil, que tuvo que dejar de realizar labores de
control y que ahora, tras la investigación del Seprona, ve cómo quedan
bajo sospecha sus dos líneas de negocio, tanto la inspectora como la de
certificación, a la espera de las conclusiones de la Guardia Civil.
En
la misma línea, dos publicaciones extranjeras de distribución masiva
han puesto recientemente su objetivo sobre el sector. El 'Süddeutsche Zeitung' alemán dijo
el pasado junio que hasta el 90% de los jamones vendidos como ibéricos
podrían estar falsamente etiquetados. Seis meses después, 'The Economist' se sumó a las críticas
con un reportaje que comparaba las patas que venden los hipermercados a
bajo precio con las que realmente se sacan de cerdos de raza ibérica
alimentados solo con bellota.
La revista dio a conocer las condiciones
en las que se crían algunos cerdos denominados ibéricos al amparo de la
última normativa. "Aunque el Gobierno quiera llamarlo ibérico, un animal
que pasa su vida en una jaula no es un cerdo ibérico", aseguraban
algunos productores a la publicación británica, que acude a catadores
para mostrar las diferencias entre ambos productos etiquetados como
ibéricos a pesar de la distinción que ofrecen en todos los aspectos.
En España, diferentes medios de comunicación ha puesto el dedo en la misma llaga. El último en hacerlo ha sido el programa 'Salvados', de Jordi Évole,
que se coló en una granja de cerdos con malformaciones que teóricamente
suministraba carne a El Pozo. La mercantil salió posteriormente a
desmentirlo a través de un comunicado en el que apuntaba que "los
animales que aparecen en las imágenes jamás entrarían en la cadena
alimentaria española".
"Las imágenes que se ven en el programa
corresponden a un área de recuperación sanitaria, es
decir, son animales que tienen algún tipo de malformación o enfermedad
de nacimiento que deben vigilarse para controlar su evolución y mejora
y, si no es posible, su sacrificio sanitario", argumentaba el fabricante
de productos cárnicos, a pesar de las escasas condiciones de higiene
que presentaba el lugar y que no serían aceptables ni en una granja
dedicada a albergar a este tipo de animales.
Asimismo, El Confidencial ha publicado que el Gobierno permitió registrar como ibéricos más de 100.000 cerdos sin padres conocidos a pesar de que la genealogía parece una condición indispensable para garantizar la pureza de un ejemplar porcino.
El reportaje
ponía en evidencia cómo la comprobación genética, única forma de
demostrar científicamente que un cerdo ibérico proviene realmente de
ascendientes de pura raza, apenas se utiliza para acreditar precisamente
la integridad racial de las hembras que los productores utilizan para
elaborar derivados cárnicos o engendrar nuevos porcinos.
Ni la
investigación policial ni las denuncias, sin embargo, parecen llamar la
atención del Ministerio de Sanidad, que prefiere mirar para otro lado y dejar al margen de su labor inspectora al sector del porcino.
El plan de inspecciones sí prevé decenas de controles sobre la
industria del aceite de oliva virgen extra, el etiquetado de productos
sin gluten, los que se ofrecen sin lactosa, sin azúcar, sin sal, sin
conservantes o sin colorantes, los ahumados y embutidos, la carne
picada, los artículos con cacao (si realmente contienen la materia prima
que anuncian), las conservas de pescado, el atún, el pan de molde, las
patatas fritas, la bollería industrial, las galletas bajas en grasa o
los alimentos infantiles.
El Gobierno cierra filas con el sector
Nada
sobre los productos que se extraen del cerdo y se curan, como el jamón,
la paleta o el lomo. Sus fabricantes no verán entrar a inspectores por
sus puertas este año y lo saben. Sin embargo, en lugar de centrar el
foco en este sector 'intocable', la ministra de Agricultura, Isabel García Tejerina,
salió ayer en Televisión Española para defender la industria del sector
y destacar precisamente lo que no está haciendo el Gobierno, "los
planes de control e inspección" que lleva a cabo el Ejecutivo junto a
las comunidades autónomas.
"El Ministerio, con las comunidades, aprueba un plan nacional de controles", resumió la ministra para salir al paso del programa de Évole, que a su juicio "no hace justicia a la realidad del sector".
Apenas cuatro días antes de la emisión de 'Salvados', la
interprofesional del cerdo de capa blanca Interporc pedía ayuda a la
ministra precisamente para que esta defendiera la industria porcina.
"Este respaldo institucional, del que siempre gozamos por parte de su Ministerio, sería de gran ayuda para evitar que los ciudadanos se lleven
una imagen totalmente equivocada de nuestro sector", reclamaban desde
Interporc a través de una misiva a la que ha tenido acceso El
Confidencial.
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