No me entra en la cabeza. Estaba viendo a los de la ‘Trama Gürtel' dándole al ventilador y me he acordado de que Correa, Crespo y 'El Bigotes' llegaron a la Audiencia esposados y en furgón, porque están purgando ya 13 años de cárcel en la prisión de Picassent.
El motivo de semejante condena, que sólo es la primera de las que las
que les van a endiñar, fueron sus irregularidades en las contrataciones
del expositor de la Generalitat Valenciana en Fitur entre 2005 y 2009.
Dura sentencia, sobre todo cuando ves que a Miguel Ángel Flores, el facineroso del ‘Madrid Arena',
le han caído cuatro años y eso que el TSJM le consideró máximo
responsable de la tragedia que causó la muerte de cinco niñas en el
Halloween de 2012.
Que Flores, quien según los jueces "actuó intentando conseguir un máximo beneficio económico"
al vender más de 16.000 entradas para un recinto que sólo tenía
permitido 10.000 asistentes, le impongan la tercera parte de pena que al
‘Bigotes' y más o menos la misma que a los falangistas que
irrumpieron dando empujones en la Librería Blanquerna en la Diada de
2013, chirría bastante.
Lo acongojante es que todo es así, porque en este país llamado
España, al que tanto queremos y tanto nos duele, el sentido común brilla
por su ausencia.
Solicita la Fiscalía del Supremo elevar a 10 años la condena a
Urdangarín y al personal le parece poco. Se le paga la inseminación
artificial a una terrorista etarra responsable de cinco atentados
atroces y nadie dice ni mus.
Sale el padre de Diana Quer del funeral por su hija, en el que
estaban el padre de Marta del Castillo, el padre de Mari Luz, la madre
de Ruth y José, y la madre de Candela y Amaia, hace un alegato a favor
de que asesinos como ‘El Chicle' queden encarcelados de por vida y le faltan tres minutos a RTVE para sacar a Pablo Iglesias diciendo que ve en esa demanda "un halo de venganza".
Claro que los padres de esas víctimas tienen todo el derecho a exigir
que los monstruos paguen de verdad por sus monstruosidades. Sin
eufemismos, sin apelaciones a una reinserción imposible.
No hay quien entienda, contra al anhelo legítimo del 80% de los
españoles, que todos los partidos, con excepción de PP y la inexplicable
abstención de Ciudadanos, hayan votado a favor de derogar la prisión
permanente revisable. Me reafirmo: no cabe un tonto más...ni siquiera en
el Congreso de los Diputados.
(*) Periodista
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