En Granujas de medio pelo, el personaje
que interpreta Woody Allen expresa su deseo de que en la otra vida le
toque ser asignado al infierno, pues es sabido que en él se concentra la
gente más divertida, pero advierte de un grave inconveniente, tan grave
que preferiría ir al cielo. Y es que está seguro, afirma, de que en el
infierno tendría que convivir con el inventor del metacrilato.
El
metacrilato. Ese material tan repentinamente adoptado en Murcia. Hay
afines al Gobierno que vienen divulgando durante las últimas fechas que
la Plataforma Prosoterramiento manipula a la opinión pública al promover
el lema «No al muro» al referirse a las vallas que segregan a los
vecinos de la zona sur de la capital para facilitar el paso del Ave en
superficie. «No es un muro, son pantallas de metacrilato». Y al expresar
esto y mostrar las fotografías que lo atestiguan sonríen satisfechos de
la ocurrencia. A ese nivel.
Muro, según la RAE, es una pared o una
tapia, y no hay indicación alguna acerca del material que le es propio,
si hormigón, ladrillo, metacrilato... Una pared de metacrilato es
también un muro. ¿Hace falta decirlo? Si es de metacrilato resultará
todo lo transparente que se quiera, pero en ningún caso se podrá
atravesar, al menos en la dimensión en que nos desenvolvemos los
humanos. La construcción se hace precisamente para que nadie pueda pasar
al otro lado, o sea, lo que viene a ser un muro.
Entre los
trucos eufemísticos que las Administraciones han ingeniado alrededor del
soterramiento el de «no es un muro, es una pantalla» resulta el más
desternillante, y lo peor es que lo emplean personas a las que se les
supone una impecable formación intelectual, de modo que se puede deducir
que hay un propósito de engaño con mecanismos, es verdad, infantiles,
pero que a veces son los que mejor funcionan.
Hay más. Las
fuentes oficiales hacen las cuentas de lo que costaría construir la
´estación termini´ en Beniel, unos doce millones, mientras se abre la
zanja del soterramiento, y describen al pormenor la inexistencia de
condiciones físicas en la zona. Pero se olvidan de que hace muy poco
tiempo nos vendían la idoneidad de una estación provisional en Los
Dolores, una pedanía donde el proyecto podría haber tenido un coste
equivalente. Menor, en todo caso, a lo que ya se ha cobrado la
corrupción en las obras del Ave durante el trazado previo a la llegada a
Murcia: dieciocho millones de euros, afanados con pleno conocimiento de
la anterior cúpula de Adif, y sin que se hayan derivado
responsabilidades políticas.
La ministra de Fomento entonces, Ana
Pastor, es hoy la presidenta del Congreso. Se ve que hay dinero para
robar, pero no para invertir en infraestructuras que modulen el
quebranto a la convivencia en los barrios que se sitúan en la zona de
acceso a la capital. Si el dinero que se emplea en trazar una línea
´provisional´ en superficie, es decir, duplicada a los trabajos del
supuesto soterramiento, se transfiriera a avanzar la conexión a
Cartagena, a lo mejor una estación en Beniel costaba menos en el
conjunto de la inversión, y hasta se iba ganado tiempo para el
equipamiento general de la Región.
Pero no seamos ingenuos. El
Ave tiene que estar aquí para 2019, y de cualquier manera, para ser
inaugurado en la antesala de las elecciones autonómicas, pues los
anuncios preelectorales anteriores resultaron fallidos y las uvas
prometidas se avinagraron. El problema de tanta prisa es que, una vez
inaugurado, el personal se va a enterar de lo que le cuesta el billete
antes de elegir la papeleta electoral, y quizá la fiesta no sea
completa.
De momento, de entre el rosario de mentiras, espigamos
la más espléndida: un muro de metacrilato no es un muro. Woody Allen no
querría encontrárselos en el infierno.
(*) Columnista
http://www.laopiniondemurcia.es/opinion/2017/09/22/metacrilato-infernal/861678.html
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