El sector
financiero ha gozado de una atención especial en Tendencias y era
difícil dejar pasar el último número para hacer un pronóstico sobre cómo
será dentro de cuatro años. La primera conclusión es que será muy
diferente, pero los principales actores serán los mismos. Son muchas las
cuestiones que se tienen que ventilar en estos años.
Las
inaplazables son la privatización total de Bankia y la
irrelevante BMN; la finalización de la transformación de las
cajas de ahorros (La Caixa, Kutxabank, Ibercaja, Unicaja y Liberbank),
el encaje del Banco Popular y la jubilación de los banqueros de la
posguerra.
Lo más probable, y seguramente lo deseable para
la competencia, es que Bankia continúe su vida en solitario tras
la colocación en manos privadas del 100% de su capital, el Estado
aún conserva algo más del 50%. Sólo Santander y BBVA tienen capacidad
para comprarla, pero aparentemente ni les interesa, dado el
desguace que tendrían que hacer de personas y oficinas.
Esos dos bancos son los candidatos a quedarse con el Banco Popular,
algo que seguramente es más urgente, ya que pocos creen que vaya a
terminar 2017 como entidad independiente. Es más, hay quien apuesta
a que Emilio Saracho no llegará nunca a tomar posesión de la
presidencia del Popular.
El Sabadell no está tampoco libre de
perder su independencia, aunque aparentemente está mejor. Su
cuenta de resultados está dopada por una operativa abusiva de
compra-venta de deuda pública aprovechando la manguera del BCE.
Además, hay un cierto misterio sobre la calidad real de su balance y
el Esquema de Protección de Activos que se le otorgó por quedarse con
la CAM. Pero donde sin duda tiene un gran problema pendiente es con
accionistas claves que integran el núcleo duro.
Las familias
dueñas de empresas como Planeta (Lara), Pinturas Tintan (Folch
Rusiñol), Porcelanosa (Colonqués) o Mango (Andic) sufren enormes
pérdidas de cientos de millones de euros por la inversión que
hicieron en 2006 para adquirir el 12,5% del Sabadell que estaba en
manos de La Caixa y apoyar así a Josep Oliu en la presidencia, quien
también se jugó mucho dinero. Buena parte de la inversión la
hicieron con financiación del propio Sabadell.
La necesaria
jubilación de los banqueros nacidos en los años 40, en la
postguerra, puede hacer de acicate de otro empujón a la
reestructuración de un sector que no da para más de media docena
de grandes operadores. Este es el caso del omnipresente Isidre
Fainé (1942), de FG (1944), de Amado Franco (1946), de Braulio Medel
(1947) o de Oliú (1949).
Aquí salen a relucir tres de las
mayores antiguas cajas (Bankina, aparte). La pervivencia en
solitario de Ibercaja y Unicaja es poco más que una quimera, al igual
que la de Liberbank. En cambio, Caixabank y Kutxabank pueden
sobrevivir, pero tendrán que buscar una fórmula de gobierno que
acabe con lo que muchos consideran tomadura de pelo corporativo
que mantienen actualmente.
Curiosamente, los dos bancos que
históricamente han estado controlados por las familias Botín
son los que tienen un panorama de mando más claro. Santander tiene
presidenta para rato (Ana Botín, 1960) y Bankinter tiene ya de facto
designado a Alfonso Botín, hijo de Jaime Botín, como sucesor de Pedro
Guerrero al frente de la presidencia.
Eso sí, para sucesión
la de Francisco Gonzalez al frente del BBVA y aquí es difícil acertar.
Es de suponer que FG piensa cada día en cuál es la persona más
adecuada y seguro que no es Goirigolzarri, por mucho que haya algunos
que les encante soñar con la vendetta perfecta para los viejos
banqueros vascos que fueron destronados con malas artes.
Caso
aparte merece Abanca, probablemente, en opinión de muchos
analistas, la peor entidad financiera de España. Presenta unos
ratios aparentes, pero la realidad es que si al beneficio se le
descuenta la reversión de provisiones e impuestos, está en
pérdidas. Tiene unos ingresos escuálidos que no cubren los
costes. Está en manos de la familia venezolana Escotec y va a dar
mucho que hablar.
En resumen, las apuestas son claras. El
sector lo seguirá liderando Santander, seguido por BBVA, CaixaBank,
Bankia, Antiguas cajas, Bankinter y Kutxabank. No salen más de siete
entidades. Veremos.
(*) Periodista
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