Tal como están reflejando el resultado de las encuestas, todo puede
pasar el próximo domingo 26 de Junio, desde una noche de cuchillos
largos, seguida de un corte de cabezas, hasta un nuevo bloqueo que sería
resuelto con el correspondiente corte de cabezas, o con la convocatoria
de unas nuevas elecciones que con la boca pequeña todos rechazan (ver
republica.com “20D, 26J… ¿Y si hubiera que ir a unas nuevas elecciones?”),
pero que no hay que descartar, ni mucho menos, a pesar del rechazo
generalizado del electorado. La incógnita inmediata está en que pueda
influir en la situación, el “debate a cuatro” (Mariano Rajoy, PP; Pablo
Iglesias de Unidos Podemos; Albert Rivera de Ciudadanos y Pedro Sánchez
del PSOE) que se celebra este lunes, el primero y único que se va a
celebrar a lo largo de estos días de campaña.
Este domingo, tanto El País con Metroscopia, como La Vanguardia,
con GAD3, confirman el “sorpasso” de la Coalición Unidos Podemos sobre
el PSOE, en votos y en escaños y, en cierto modo, también el deterioro
que en el Partido Popular pueden producir los resultados de
Iglesias-Garzón, no sólo pues, en el partido que hasta ahora, ha sido el
partido que ha representado, dentro del bipartidismo a la oposición,
sino en el partido del propio Mariano Rajoy, confiado desde la
convocatoria de las nuevas elecciones en situarse por encima de los 130
diputados, siete más, como mínimo que los que consiguió el 20D, pero que
ya en algunas encuestas, no salen reflejados.
El Pais se adelanta a ese escenario de ”corte de cabezas” y,
aunque no hace frente a la situación crítica en la que se encuentra
Pedro Sánchez, que se recupera ligeramente en la encuesta de
Metroscopia, si bien en la de La Vanguardia, Unidos Podemos
sigue siendo el partido más votado por voto directo, centra su sondeo en
la posibilidad de que, como viene ocurriendo desde Diciembre, Albert
Rivera, el presidente de Ciudadanos, insista (lo hace en una entrevista
para la Agencia Bloomberg) en que Rajoy no puede seguir presidiendo la
nueva situación española, después de todo lo que ha pasado estos cuatro
años de mandato y que sería poco creible una profunda regeneración
política con quien ha actuado con tanta indolencia en ese tema que tanta
sensibilidad produce en la ciudadanía, como la corrupción.
Con un voto muy repartido entre cuatro fuerzas políticas y con un
partido que parece que puede ser el más votado, porque además, es el que
tiene un voto con mas fidelidad, si vuelve a producir un bloqueo
político parecido al de los últimos meses, un 74 por ciento de los
españoles cree que hay que facilitar la salida de Mariano Rajoy, si así
se termina con la inestabilidad política y se facilita la formación de
Gobierno. Lo curioso es que, dentro del Partido Popular, dónde ese tema
es “tabú” y ni siquiera se ha planteado en sus órganos internos de
dirección, es que un 57 por ciento de los votantes del PP, piensan que
Rajoy debería irse, si con ello, se facilita la formación de un
Gobierno.
Un Gobierno que estaría integrado por PP, Ciudadanos, Partido
Nacionalista Vasco, Coalición Canaria y una posible abstención última
del PSOE. Posibilidad, esta última, muy discutida dentro de las filas
del partido, igual que discutida está lo que, en estos momentos, se
presenta como imposible: un pacto con Unidos Podemos. La Coalición de
Izquierdas, en una estrategia perfectamente preparada, cada vez está
dejando menos sitio a los socialistas, en una auténtica ceremonia del
camuflaje: el último, el enternecedor amor a la Patria, de los nuevos
socialdemócratas del Norte de Europa de la sonrisa perenne… Los
resultados de la encuesta, en un efecto en cadena, ha permitido que
Unidos Podemos de por hecho el adelanto en votos y escaños al PSOE y que
Iglesias pida ya directamente el voto socialista para que Pablo
Iglesias sea el verdadero candidato a presidente del Gobierno, antes o
después de la caída de Sanchez.
Lo que parece evidente es que, entre unos y otros, después de
contemplar la caza y captura de Pedro Sánchez, ahora van por la de Rajoy
y este lunes, puede desarrollarse en el “Debate a Cuatro”, el segundo
capítulo. Ante esa posibilidad, un avance: la clave no está en Soraya
Sáenz de Santamaría, sino en Ana Pastor Julián, la ministra de Fomento.
(*) Periodista
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