El diario El País se ha lanzado en tromba contra Mariano
Rajoy -al que tanto le deben por haberlos ayudado en su enorme crisis de
deuda- con un doble objetivo: embarrar su campaña electoral; y crear un
ambiente propicio para que después de las elecciones del 20-D no sea
solamente Pedro Sánchez quien, derrotado por PP y Podemos, se deba de
marchar sino que lo acompañe Rajoy en su retirada para de esa manera
facilitar la formación de un gobierno del PP con los apoyos de C’s y
PSOE.
A los planes del dúo Cebrián-González -‘los petroleros del Zandi’-
que promueven la estrategia desde PRISA y el PSOE para forzar la
retirada de Rajoy aunque sea el ganador de las elecciones (por tercera
vez en 2011, 2015 y 2016), parece que se han sumado destacados
personajes de la cúpula del Ibex, del entorno de la Casa Real e incluso
dirigentes del PP (Aznar a la cabeza) todos ellos con el discurso
campanudo de ‘salvemos el Régimen de la Transición del lobo negro de
Podemos’.
Estas ‘maniobras orquestales en la oscuridad’, ajenas a la
Democracia, nos recuerdan, guardando distancias en el tiempo y entre sus
primeros actores, lo que fue la caza y forzada dimisión de Adolfo
Suárez (‘para que no hubiera un nuevo paréntesis’ en la vida democrática
española), que ganó las elecciones por presiones del rey Juan Carlos I,
el PSOE de Felipe González y dirigentes de la UCD y el poder económico.
Con lo que se violentó el juego democrático y se dieron alas a los
generales golpistas del 23-F que pretendieron culminar la caza de Suárez
para instaurar en el poder un ‘Gobierno de salvación nacional’
presidido por el golpista general Alfonso Armada.
Dicho está que ni el caso ni la situación histórica -afortunadamente
para la España de hoy- son comparables, y mucho menos Suárez con Rajoy.
Pero se detecta un tufo anti democrático en estas maniobras con las que
se pretende crear el caldo de cultivo para forzar la marcha de Rajoy
aunque gane las elecciones el 26-J, en aras de un pretendido bien
superior o interés general de la gobernabilidad de España.
Que Sánchez se tenga que marchar después de haber perdido por dos
veces las elecciones, y además la investidura, es lógico y asunto
interno del PSOE si él no da un paso atrás en la misma noche del 26-J.
Pero ¿qué tiene que ver lo que ocurra con Sánchez, que además había
insultado a Rajoy y le había negado el diálogo con el derecho de Rajoy
de ser presidente del Gobierno si gana las elecciones? El PSOE puede
cantar misa o poner como condición la cabeza de Rajoy para apoyar al PP,
pero esa intervención externa en la vida del PP y Rajoy no es algo
democrático. Ni probablemente les servirá de nada al PSOE a C’s, ni a la
Corona o ciertos poderes fácticos si Rajoy se mantiene en su derecho y
no da su brazo a torcer.
Y si el PSOE no quiere que Rajoy gobierne tiene otra alternativa que
se llama Pablo Iglesias, lo que les conduciría por la senda del PASOK
hacia la autodestrucción. Como quedaría también la opción de unas
terceras elecciones generales sumiendo al país en una grave crisis
institucional y dando a Podemos la oportunidad de ganar esos comicios,
en el caso de que alguien se presente a la investidura y, como le pasó a
Sánchez, no salga elegido. Y si nadie se presenta Rajoy seguirá de
presidente en funciones (renovando los presupuestos del Estado hasta
2017) y a ver entonces que ocurre.
Es verdad que el dúo PRISA-PSOE se juega mucho en estas elecciones si
Podemos se convierte en segunda fuerza política y manda al PSOE al
tercer lugar. No en vano los de PRISA han mantenido durante años la base
de su negocio y de su hegemonía mediática y cultural en torno al
felipismo, los gobiernos de González y los de Zapatero, haciendo ellos
de puente entre el poder del PSOE y los poderes económicos.
Los que ya empiezan a mirar de reojo a Pablo Iglesias por si
necesitan entenderse con él. De manera que no solo está en juego el
Régimen de la transición sino y también el ‘mini-régimen’ de PRISA-PSOE.
El que hace meses y con las bendiciones del poder económico -y puede
que de la Corona- ya había pergeñado una alianza de PP y PSOE presidida
por Soraya Sáenz de Santamaría (benefactora de Cebrián) en coalición con
Susana Díaz, la pupila de González. Sin embargo todos ellos se van a
dar de bruces con Rajoy que, si bien no es un dechado de virtudes y
ejemplaridad, si es duro como el pedernal.
(*) Periodista
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