En estos
primeros días de 2016 se cumple el rito anual de hacer predicciones,
adelantar tendencias y exponer riesgos. Y en todo lo que se está
publicando aparece España en lugar destacado. En la visión optimistas,
como oportunidad de seguir la senda de recuperación económica y
contribuir al asentamiento de la agitada Europa de estos tiempos. Pero
también hay otra versión más lúgubre de una Europa prácticamente groggy
por la confluencia de problemas como la crisis económica, la de los
refugiados, la del yihadismo, la del populismo, la de identidad.
Párrafo
de un artículo en Project Syndicate el famoso profesor Nouriel
Roubini, de la Universidad de Nueva York, que ya en 2006 presagió la
crisis financiera con dos años de anticipación: ‘Si llega la
Brexit, otras fichas de dominó podrían seguir. Escocia podría
decidir irse del Reino Unido y romper Gran Bretaña. Esto podría
inspirar a otros movimientos separatistas, tal vez en primer
lugar en Cataluña, a empujar con más fuerza hacia la independencia.
Y los miembros nórdicos de la UE pueden decidir que una vez que se
haya ido el Reino Unido, ellos también estarían mejor fuera’.
Otro
parrafito del ínclito Roubini, siempre la alegría de la huerta
hasta el punto de ser conocido como ‘Dr. Catástrofe’: ‘Syriza está en
el poder en Grecia; una coalición de izquierda manda en Portugal; y
las elecciones españolas podrían llevar a una notable
incertidumbre política. Partidos virulentamente
anti-inmigrantes, anti-musulmanes están adquiriendo
popularidad en el corazón de Europa, incluyendo Holanda,
Dinamarca, Finlandia y Suecia. En Francia, el Frente Nacional de
extrema derecha estuvo a punto de llegar al poder en varias
regiones el mes pasado, y su líder, Marine Le Pen, puede lucirse en
las presidenciales de 2017’.
Un segundo artículo. Lo firma
John Cassar White, un halcón maltés presidente del Banco de La
Valletta. Título: ‘La gripe política española infecta la UE’. Se ha
gustado a sí mismo, porque en realidad el texto no habla sólo de
España, sino de los populismos de izquierda y derecha en Europa.
Pero su enfoque no induce al error: ‘El escenario político en la
mayoría de los países miembros de la UE ha cambiado
dramáticamente con la erosión que partidos alternativos están
haciendo en las sólidas bases de los partidos tradicionales de
izquierda y derecha’.
Párrafo sobre España: ‘El último asalto a
la sostenibilidad del sistema político de la UE tal como la
conocemos fue por el electorado español. Los españoles
decidieron desacreditar tanto al PP como al PSOE, haciendo casi
imposible que ninguno de ellos pueda formar Gobierno sin el apoyo de
Podemos, anti-austeridad, y de Ciudadanos, centrista. Si la gripe
política española se extiende, la UE de hoy encarará una crisis de
existencia que será difícil resolver’.
Nada menos. Pero es
que hay más en el texto del banquero: ‘La gripe política española
corre peligro de convertirse en pandemia se los líderes de la UE no
concretan planes para poner a trabajar a más parados y para
resolver los mil y un problemas que afligen a la Unión. El tiempo
puede estarse agotando rápidamente y la gripe política española
puede haberse contagiado ya demasiado lejos’.
El tercer
texto no es un artículo, sino un informe del think tank Eurasia Group
sobre los Ten Top de Riesgos Geopolíticos 2016. Su director, Ian
Bremmer, lleva ya 15 con este ejercicio de identificar lo que se está
fraguando y lo que se avecina. en síntesis, el informe ve que se
acelerará el desmontaje del mundo de posguerra, como menos poder
(y voluntad) de EEUU para intervenir; chirriará la relación
atlántica pese al tratado que se está negociando; la Rusia de Putin
seguirá con problemas económicos pero con presencia creciente en
el mundo; Oriente Medio, con unos cuantos países fallidos y con
exportación de refugiados, será fuente constante de
inestabilidad…
Y Europa sentirá sobre sus espaldas el dolor
de gran parte de todo lo anterior. Con divisiones de sus países en
una Europa Abierta y una Europa Cerrada, y cada vez más irrelevante en
cuestiones internacionales, ‘habrá presiones sin precedentes
que pondrán a prueba los principios en los que se funda Europa’.
Este
es el panorama que dibuja Bremmer: ‘Habrá una nueva etapa de
irrupción de populismo. Las tendencias son palpables ya en
Dinamarca, Grecia, Hungría, Polonia, España y Suecia y se extenderá
por todo el continente. En Francia, el Frente Nacional tuvo apoyos sin
precedentes en las recientes elecciones generales. Incluso en
Alemania, el partido de extrema derecha Alternativa para Alemania
seguirá subiendo en las encuestas pese a no tener líder. En ambos
países, la creciente influencia populista forzará a los partidos
tradicionales a reformar sus programas políticos o sufrirán las
consecuencias’.
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