Al PP le han entrado las prisas para
lanzar los Presupuestos 2020. Normal. Tendría que haberlos presentado en
septiembre, que es cuando corresponde para que el debate parlamentario
concluya a final de año y desde el primero de enero adquieran vigencia.
Pero hay que ser indulgentes: han pasado muchas cosas en los últimos
cuatro meses, entre ellas unas elecciones generales que han distraído al
presidente regional, López Miras, incluso para atender a sus diez
promesas para los cien primeros días de gobernación.
Es sabido que las
promesas están para no cumplirlas, y en muchos casos el hecho de que
esto suceda es un alivio para el interés general. Pero los Presupuestos
hay que presentarlos al Parlamento, no por voluntarismo, sino por
obligación de ley. Y hay que trabajar en ellos en el tiempo que deja
libre la asistencia a eventos, a entregas de premios y a atender los
protocolos sociales con proyección mediática, a sabiendas de que quien
se encarga de las cosas serias es el consejero de Presidencia, Javier
Celdrán, el Eficiente Hombre Discreto.
El
diseño de los primeros Presupuestos del Gobierno de coalición está
listo. Celdrán dixit. El propósito inicial era darle el visto bueno en
el Consejo de esta semana y endosarlo a la Asamblea Regional para su
debate a partir de la próxima. Pero parece que Ciudadanos, el inevitable
socio con carteras en el Gobierno, no tiene tanta prisa. Se cruzan dos
concepciones de cómo han de hacerse estas cosas. Una, la del PP: si los
consejeros de Cs (cuatro y medio) se sienten confortados con sus
asignaciones, vamos palante. Otra, la de Cs: hay un pacto de Gobierno
que no afecta solo al reparto de consejerías, sino a cuestiones
generales que han de desarrollar tanto los consejeros del PP como los de
Cs. Hay, pues, que examinar el paquete completo y no solo las partidas
cedidas a las consejerías naranja.
Cs
está en boxes, como es sabido. Pero la vida sigue hasta que llegue
marzo y con ese mes su asamblea o congreso nacional, en el que tendrá
que decidir su ser. La dinámica política, sin embargo, no admite
paréntesis. Y hay algo muy evidente: los Presupuestos son el programa
real de todo Gobierno. Cs se juega en ellos su ADN. Si no consigue
impregnar en los Presupuestos del Gobierno de coalición el elemento
diferencial al que todavía puede aspirar a exhibir respecto al PP, mejor
que se fusione con éste en Murcia Suma. Adiós, Cs, fue bonito mientras
duró.
Las prisas del PP por
llevar los Presupuestos a la Asamblea proceden de su convicción de que a
Cs, si se le satisfacen las partidas de las consejerías bajo su
jurisdicción, daría el sí, y la mayoría parlamentaria haría el resto.
Pero ahí está Vox, partido al que molesta especialmente la política que
gestiona Cs, en concreto el conglomerado de Política Social a cargo de
la vicepresidenta, Isabel Franco.
Ésta tiene dos opciones: una, salvar
sus políticas camuflando las partidas molestas para Vox en capítulos
abstractos (se me ocurre, por ejemplo, meter en Igualdad lo relativo a
LGTBI, dejando formalmente este epígrafe en las raspas), pero esto le
acarrearía críticas de los colectivos a que representa, y otras
posteriores por birlar al Parlamento la verdadera identidad de su
presupuesto, y esto en el caso de que tal ingeniería pudiera ser
convalidada desde la estructura administrativa; otra, significar de
manera expresa los elementos diferenciales de sus políticas y trasladar
al PP la responsabilidad de apaciguar a Vox o de compensarlo con otros
cebos.
De momento, y para
sorpresa general, Vox solo parece tener interés en cuanto a los
Presupuestos en el epígrafe del 'pin parental', que en el fondo es una
tontería: es obvio que la intención se refiere a las charlas escolares
sobre educación sexual, pero queda extendido a cualquier actividad
extraescolar (excursiones y etcéteras) de modo que puede pasar por una
cuestión aceptable mientras se buscan fórmulas alternativas para
transgredir la censura ideológica sobre la educación abierta a la
realidad social.
Las prisas del
PP para la aprobación de los Presupuestos han chocado con el 'piano,
piano' de Cs, que ha hecho la señal de la dos palmas: la izquierda en
horizontal sobre la derecha en vertical, en petición de tiempo. Quieren
examinar con detalle y paciencia el conjunto de los Presupuestos,
conscientes de que serán los primeros que firman en corresponsabilidad
de Gobierno, es decir, lo que transmitan no solo la identidad del PP
sino lo que Cs añade en el ejercicio de la coalición.
No solo se quieren
atener a la satisfacción de las partidas que corresponden a las
consejerías que les corresponden, sino a la globalidad de la política
del Gobierno, ya que existe un pacto común de gobernabilidad que no se
refiere exclusivamente a una distribución de tareas sino que exige el
cumplimiento de un pacto general en el que hasta ahora se ha avanzado
bien poco, sobre todo en lo que se refiere a las medidas de regeneración
política, que ocupaban la mitad del texto acordado.
Y, por cierto, nada
se sabe acerca de la auditoría externa sobre la cuenta general de la
Comunidad en la que insistió Cs a lo largo y ancho de la campaña
electoral autonómica. Tal vez fuera una exigencia ingenua o demagógica,
pero es un compromiso público, y no se ha avanzado en él. Así, casi
todo. El paquete programático del pacto permanece inédito, y tras el
estropicio electoral del 10N, parece que Cs aspira a recuperar su
identidad, tiznada por la identificación con el PP, que avanza a su
costa.
Los Presupuestos del
Gobierno de coalición, que el PP pretende colar por la vía rápida de las
prisas sobrevenidas, tal vez sean el instrumento con que Cs pudiera
recuperar su nervio político, para lo que le vendría bien un teatrillo
previsible: el rechazo de Vox, seguido de los trabajos del PP con éste
para otorgarle cesiones mientras Cs mantiene sus políticas electorales, y
así se volverían a visualizar las diferencias básicas entre las tres
derechas, una de ella, Cs, recuperando posiciones en el centro.
No está
claro, sin embargo, el liderazgo político de esta posición, pero da la
impresión de que se trata de algo convenido implícitamente a la vista de
que en Cs son conscientes de que han de reparar el error del sistema.
Los Presupuestos son la oportunidad.
(*) Columnista
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