Como todo el mundo sabe, en Barcelona
hay muchas Barcelonas, según cómo se mire. Si por barrios, de Pedralbes
al Raval; si por estilos, desde el gótico al modernista; si por alturas,
el puerto y Montjuic; si por actividad económica, desde los mercados de
Hostafrancs a la exquisitez tecnológica del distrito 22@ en Poble Nou,
la antigua Manchester del lugar; si por culturas, desde barrios
andaluces a otros paquistaníes o latinoamericanos.
Barcelona es un
puerto mediterráneo de primer orden, un centro de comunicaciones,
convenciones y negocios europeo y una cosmópolis. Los barceloneses se
precian de que allí se hablen más de doscientas lenguas, además del
catalán, impuesto a punta de navaja hasta en los velorios, y el
castellano, más perseguido que los primitivos cristianos en la Roma de
las catacumbas.
La
gobernación municipal de este complejo ente, con su enorme proyección
sobre Catalunya nunca es fácil. Está llena de sorpresas. En estas
elecciones se presenta un francés y no sé si también un alemán, aunque
este quizá se reserve para la Generalitat. Se prevé un consistorio de
seis partidos. El ayuntamiento actual cuenta con siete. A su lado,
Madrid con cinco previstos y antes con cuatro, es un oasis.
Los
partidos en Catalunya se alinean en dos ejes cruzados,
independentistas/no independentistas e izquierdas/derechas, con las
habituales zonas sombreadas. Dada la índole de las elecciones bien puede
intentarse una clasificación de tipo municipal de los contendientes en
tres categorías de viviendas en urbanizaciones residenciales como
viviendas aisladas, pareadas y adosadas. Aislados entre sí estarían los
indepes, pareados los comunes y adosados los unionistas en tumulto.
La
de los indepes casi parece una historia de novela río, de familia. Las
tres formaciones que andan siempre predicando la unidad, se presentan
divididas y enfrentadas. Incluso con políticas de alianzas cuestionadas.
Los sondeos dan ganadora a ERC y la cuestión es con quién formará gobierno,
habida cuenta de que los números solo dan para una coalición
ERC/Comuns. Un gobierno puramente independentista no es previsible y
estaría por ver que fuera viable una coalición a tres o tripartito
ERC/Comuns/JxC. Es imaginable una situación en que JxC esté en la
oposición a un gobierno municipal de ERC.
No
es nada estrambótico. En toda Catalunya lo municipal obedece a una
dinámica propia de cada lugar. Con mayor razón en Barcelona, que es en
donde se juntan todos los lugares. Y donde se da la paradoja de que la
CUP, formación exclusivamente municipalista, con una representación
municipal apreciable en toda Catalunya y también Barcelona hasta ahora,
ahora no entre.
Es
Barcelona, ciudad cosmopolita, la que el independentismo de ERC aspira a
gobernar en probable coalición con los Comuns, pero llevando la voz y
la vara. Para ello se ha preparado ampliando simbólicamente la base.
Será una interesante experiencia, la de un consistorio independentista
moderado parcialmente por la ambigüedad de su aliado.
Y, si el sondeo acierta, será lo que el electorado haya decidido tras una campaña electoral que se promete muy movida.
(*) Catedrático emérito de Ciencia Política en la UNED
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