Como no podía ser de otro modo, la UCAM
ha solicitado a la ANECA ampliar su ya abultada oferta de plazas en el
grado de Medicina, pasando de 90 a más de 150 (un 66% de incremento con
la oferta de este curso y 333% desde su puesta en marcha hace siete
años). Una estimación más realista supone la admisión de 200 alumnos al
año (400% más), ya que al incumplimiento del límite establecido en
admisión de primer curso se sumarán traslados, etc.
La
creación de nuevas Facultades de Medicina en España no tiene ninguna
justificación al contar con una de las tasas más altas de médicos por
mil habitante de la OCDE. España es el segundo país del mundo en número
de facultades de Medicina (0,95 facultades por millón de habitantes) con
una tasa de egresados que aconsejaría reducir, no aumentar, su número
para garantizar la adecuada formación en grado y posgrado.
El grado de
Medicina tiene la peculiaridad de que la formación especializada (MIR)
es un requisito indispensable para ejercer la Medicina en el Sistema
Nacional de Salud (SNS). La avidez de las universidades de titularidad
privada, aumentado su oferta de plazas en un 487% en los últimos 15 años
(la oferta pública ha aumentado un raquítico 37%), ha hecho que haya
más alumnos admitidos en Medicina que oferta de formación MIR. En la
última convocatoria ha habido 15.475 aspirantes para 6.797 plazas.
La
oportunidad de negocio de las universidades privadas se basa en una
elevada demanda al ser un grado de alta empleabilidad y percibirse el
pago de la matrícula como una inversión. Tener una Facultad de Medicina
otorga prestigio a la Universidad privada, que así aumenta su área de
influencia profesional y social.
Si se añade la irrisoria cantidad que
abona la UCAM por la formación práctica de sus estudiantes al SMS, no es
de extrañar que aspire a aumentar su admisión al máximo, aunque sea a
costa de convertir la enseñanza de Medicina en la Región en una
masificada academia de preparación del examen MIR.
En
caso de que esta inaceptable propuesta fuera aprobada por la Comunidad
Autónoma, con toda seguridad la UCAM solicitaría el uso de los ya
saturados hospitales universitarios de la UMU (Hospital Universitario
Virgen de la Arrixaca, Reina Sofía y Morales Meseguer) como ya ha hecho
para impartir la docencia práctica de sus estudiantes de Enfermería.
Es
fácil deducir que la UCAM reproducirá en el grado de Medicina lo que ya
hecho en Enfermería, incrementar el número de alumnado admitido al doble
de la oferta por las universidades públicas de la Región. Para ello es
necesaria la creación de una nueva Facultad de Medicina en Cartagena
(estrategia ya empleada con éxito en Enfermería). Por ello, esta segunda
ampliación en siete años no satisfará a una universidad que se muestra
insaciable.
La inevitable
entrada de estudiantes de la UCAM en estos hospitales públicos del área
metropolitana de Murcia dañaría de manera irreversible la formación
teórico-práctica de los estudiantes de la UMU, un alumnado que ha
obtenido más de 9 sobre 10 puntos en selectividad. La masificación y
competencia entre universidades sustraerá recursos materiales y humanos
imposibilitará que estos estudiantes reciban una enseñanza del siglo
XXI, con una integración en las tareas de atención sanitaria,
investigación y docencia en cada Centro Hospitalario, lo que ocurre en
la mayoría de las Universidades públicas de España.
De nuevo, las
ventajas económicas y políticas que esta ampliación supone para la UCAM
se pondrán por encima del beneficio que tiene para la sociedad murciana
garantizar la excelencia en la formación de los/as estudiantes de la
UMU, admitidos/as con unos criterios que preservan los principios de
igualdad y mérito, poniendo a la UMU a la cola de las Universidades
Públicas de nuestra nación. La UCAM debe garantizar la formación
adecuada de su alumnado con el uso de hospitales privados de la Región
de Murcia realizando las inversiones que garanticen una correcta
formación teórico-práctica con recursos propios en esos hospitales.
Llama
la atención que las universidades católicas nacidas al amparo del
anacrónico Acuerdo entre la Santa Sede y el Estado Español sobre
Enseñanza y Asuntos Culturales, firmado a comienzos de 1979 son las
únicas que reivindican utilizar para su docencia práctica hospitales
públicos que están siendo ya utilizados en la docencia de Medicina por
Universidades Públicas.
En Murcia se da la singularidad de que los
estudiantes de Medicina la UMU, incluidos los residentes en Cartagena,
han sido expulsados de los hospitales públicos de ese Área sanitaria
(quedando para uso exclusivo de la UCAM), impidiendo que los
profesionales sanitarios puedan impartir docencia si no lo hacen en
Universidad Católica, algo inédito en el Estado español. Los recursos
materiales y humanos públicos no pueden ser utilizados para recortar la
equidad en el acceso a la universidad, facilitar una selección por
capacidad económica o que sus egresados adquieran un sesgo confesional.
Es un deber del Consejo Interuniversitario de la Región de Murcia y de
la Comunidad Autónoma de Murcia oponerse a esta nueva ampliación del
número de graduados de Medicina planteada por la UCAM.
(*) Catedrático en la Universidad de Murcia y médico
https://www.laopiniondemurcia.es/opinion/2019/05/25/ucam-universidad-catolica-insaciable/1024576.html
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