MADRID.- Con
la cuenta atrás en marcha hacia la fecha límite, Reino Unido continúa
con las preparaciones para el caso de que no se apruebe un acuerdo de
salida ordenada antes del 29 de marzo. Hoy anunció que eliminaría
prácticamente por completo los controles a las importaciones europeas,
en un intento de evitar problemas de escasez de alimentos y productos
básicos. Sin embargo, la casi segura falta de reciprocidad de la UE hace
temer un atasco en la salida de productos desde las islas, que podrían
provocar la acumulación de "montañas de basura" durante semanas, según recoge hoy elEconomista.
En
un documento publicado hoy, la agencia tributaria británica anunció
medidas para "simplificar" el proceso de importación de bienes europeos
en caso de un Brexit sin acuerdo. El procedimiento duraría "al menos un
año", en caso de una ruptura caótica, y supondría que los contenedores
con importaciones procedentes de la UE no serían registrados en los
puertos ni en el túnel con Francia.
Las empresas que se registren ante la agencia británica podrán
"anotar los productos importados en sus libros", sin tener que rellenar
los documentos oficiales de entrada, y hacer la declaración completa más
adelante, así como pagar los aranceles requeridos hasta un mes después.
Con esta medida, el Gobierno británico quiere evitar largos retrasos
en la entrada de alimentos o piezas industriales, que legalmente
estarían obligados a registrar una vez hubieran salido del Mercado Único
europeo. Entre otros motivos, por la falta de funcionarios de aduanas y
de un sistema informático capaz de soportar la ingente cantidad de
declaraciones de importación que serían necesarias cada día en el
escenario de un Brexit caótico.
Sin
embargo, esta medida no sería recíproca. La UE, que ha insistido en la
necesidad de respetar las leyes aduaneras si Reino Unido abandona las
instituciones comunitarias, mantendría todos los controles a las
exportaciones británicas e incluso los endurecería.
El pasado sábado se supo que, según documentos del Gobierno británico
filtrados al diario The Guardian, una salida dura dejaría a Reino Unido
sin sus actuales acuerdos para sacar las basuras del país.
Eso
supondría que, en cuestión de días, el país podría encontrarse con
"montañas de basura en putrefacción", con problemas de olor y sanidad,
"sin que las empresas encargadas de su traslado puedan llevarlas al
continente".
La diferencia de regulaciones significaría que las empresas
británicas podrían seguir importando los bienes para funcionar sin
trabas, pero los productos terminados que salieran de las factorías
inglesas quedarían atrapados en la frontera durante horas o días.
Los
alrededores del puerto de Dover podrían acabar convertidos en "un
párking gigante de camiones", a la espera de ser inspeccionados por las
instituciones europeas.
Esto también supondría una desventaja espectacular para los
agricultores y ganaderos británicos: mientras los alimentos europeos
entrarían libremente en las islas, los británicos se verían retenidos en
la frontera, con el riesgo de estropearse durante la espera.
El Gobierno británico insiste en que su principal intención es firmar un acuerdo cuanto antes para la salida ordenada de la UE antes del 29 de marzo.
Sin embargo, los Veintisiete siguen negándose a hacer cambios al acuerdo ya cerrado entre ambas partes en noviembre, como pidió el Parlamento la semana pasada.
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