De una manera grotesca, falsa y novelada, pero ya sabemos cómo justificará la fiscalía la acusación de rebelión de
los nueve presos políticos independentistas. También su objetivo: no
rebajar las muy exageradas peticiones de pena formuladas en la fase de
instrucción. Todo, de hecho, se resume, en la siguiente frase del fiscal Fidel Cadena
copiada textualmente de su intervención de este miércoles en el
Tribunal Supremo y que, por farragosa que sea, vale la pena no tocar y
tenerla muy presente.
"El poder de los Mossos d'Esquadra que se ponen
completamente al lado de la rebelión, más la utilización de las murallas
humanas que se lanzan contra las fuerzas y cuerpos de seguridad del
Estado que pretenden, en cumplimiento de las órdenes de los jueces,
evitar el referéndum, evidentemente es incurrir en la violencia y en la
intimidación que proclama el artículo 472 del Código Penal".
Son 65 palabras, pero se introducen tres cosas que, aunque no
sucedieron, serán la columna vertebral del relato de la fiscalía en el
juicio: el comportamiento de los Mossos, la actitud de los votantes durante la jornada electoral y en las horas previas al referéndum del 1-O
y traspasar la desproporcionada violencia que produjo la policía en los
colegios electorales a la actuación de los congregados que querían
ejercer su derecho a voto.
La fiscalía necesita para sustentar la
acusación de rebelión y/o sedición que haya violencia. No la encuentra
en la actitud pacífica de los electores en los colegios electorales ya
que las imágenes de las cargas policiales de aquella jornada fueron
suficientemente claras y los servicios médicos tuvieron que prestar
atención a más de un millar de personas (1.066, en concreto). De cada
uno de los atendidos está documentado el nombre y la atención que se le
prestó.
Entonces, ¿dónde está la violencia que sustente la rebelión? Y es ahí
donde, ¡tachín!, el fiscal Cadena convertido en el Mago Pop hace todo
un número de ilusionismo. Los electores no eran ciudadanos con ganas de
ir a votar. ¡Qué va!... Eran murallas humanas que se
lanzaron contra las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado. ¿Cómo es
que nadie se había dado cuenta? Los más de dos millones de ciudadanos
que acudieron a las urnas el 1-O no eran votantes clásicos. Eran una
ínfima unidad de una muralla humana.
O sea, que los votantes hicieron
una muralla humana que se lanzó contra la policía española. No hay
imágenes de eso que sostiene la fiscalía en ningún colegio electoral
pero en este juicio debe ser lo de menos. ¿No hubo también un alzamiento
tumultuoso ante la sede de la Conselleria d'Economia? Donde se cantaron
canciones, entre ellas el Virolai, y que sobre todo fue una jornada de protesta... Es lo de menos. Si coló aunque fuera falso lo de alzamiento tumultuoso ¡pues igual con las murallas humanas!
Y establecido este principio, todo va de carril. Los violentos fueron
los votantes y los Mossos se pusieron del lado de la rebelión. Solo
llevamos dos días y justo han acabado las cuestiones previas. Habrá que
tomar mucha tila si todo va a ser igual.
(*) Periodista y ex director de La Vanguardia
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