La explosión política del mapa electoral ha llegado a Andalucía
después de 40 años ininterrumpidos de gobierno socialista y cinco
presidentes: Rafael Escuredo, José Rodríguez de la Borbolla, Manuel
Chaves, José Antonio Griñán y Susana Díaz.
Y lo ha hecho con una
contundencia incluso imprevista y que deja tres grandes titulares:
Susana Díaz, la sultana del sur, sufre un descalabro sin
paliativos perdiendo 14 escaños (de 47 en 2015 pasa a 33); la derecha
española podrá gobernar si se ponen de acuerdo las tres formaciones que
la representan (PP, 26; Ciudadanos, 21 y Vox, 12) y que suman 59 escaños
de los 110 de la Cámara autonómica; y Vox, el partido franquista,
xenófobo, y homologable a la extrema derecha europea, irrumpe en las
instituciones con una fuerza que hace evidente que ha venido para
quedarse.
Las encuestas han vuelto a fallar, algo que no es una
excepción y de manera escandalosa la del CIS, más manipulado que nunca
con su nuevo presidente, José Félix Tezanos.
La aparición de Vox supone un auténtico terremoto.
Sus doce escaños, un auténtico desastre que homologa a los andaluces con
aquellos países en que la extrema derecha se ha abierto paso con un
discurso que apela a todos los miedos y al retorno del pasado.
No sé si Pedro Sánchez sacará al dictador Francisco Franco del
Valle de los Caídos, pero mientras tanto ha llevado a sus cachorros a
las instituciones con una cancha que no hubieran tenido sin el debate
que él solito abrió y que no ha conseguido cerrar ya que allí sigue y
las opciones, como la catedral de la Almudena, aún son peores.
El Valle
de los Caídos es un mausoleo que hace años que tenía que haber
desaparecido pero solo la incompetencia de Sánchez, pensando que podía
debilitar al PP, podía conseguir el efecto contrario.
Todas las hipótesis sobre con quién iba a gobernar Susana Díaz
han saltado por los aires nada más conocerse los primeros datos de la
noche electoral . Los andaluces han hecho confianza a la derecha y han
mandado a su presidenta al baúl de los recuerdos. ¿Cómo se explica la
derrota socialista en su principal granero electoral?
Son muchas las
razones, pero por encima de todas la irrupción de Vox a lomos de aquel A por ellos en que "ellos" eran los catalanes. Al final, como no podía ser de otra manera, el A por ellos ha sido A por todos y
no ha quedado títere con cabeza. Porque, como ya se ha empezado a
descubrir con los primeros estudios, Vox, pese a ser un partido
netamente franquista, ha robado votos a socialistas y comunistas.
Cuando
se pueda analizar con tranquilidad dónde ha captado votos en las ocho
provincias andaluzas se verá que no solo los ha encontrado en PP y
Ciudadanos sino también en votantes socialistas y comunistas.
Las negociaciones para el nuevo gobierno andaluz no
se prevén fáciles sobre todo para PSOE y Ciudadanos. La alternancia es
posible... pero solo con un presidente del Partido Popular.
Habrá que
ver cómo hace la digestión Ciudadanos de este trance o si intenta otras
alianzas como una con el PSOE y la abstención de Podemos. Eso es algo
que, hoy por hoy, se presenta inverosímil, pero la política da muchas
vueltas.
Lo más lógico es que C's intente la presidencia y se resista
pero que el gobierno de la derecha acabe cuajando sobre todo pensando
que después de los comicios de este domingo hay municipales, autonómicas
y europeas el próximo mes de mayo.
En clave española, el derrumbe socialista y la debacle de la
izquierda aleja cualquier hipótesis de elecciones españolas de una
manera inmediata. Tanto PSOE como Podemos pierden cientos de miles de
votos y se deshace, en parte, la magia de la moción de censura del
pasado mes de junio que sacó a Mariano Rajoy de la Moncloa.
Y una paradoja: Pedro Sánchez
elimina de una tacada a su principal rival, Susana Díaz. Es la única
satisfacción del presidente del gobierno español en una jornada aciaga,
muy aciaga, para los socialistas. ¿Será verdad que con Sánchez al frente
del PSOE los socialistas nunca ganan unas elecciones?
(*) Periodista y ex director de La Vanguardia
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