MADRID.- La Audiencia Provincial de Valencia rechazó este martes por cuarta vez la libertad del exministro de Trabajo y expresidente de la Comunidad Valenciana Eduardo Zaplana, en prisión desde que fue detenido el pasado 22 mayo por liderar presuntamente una red de blanqueo que le habría permitido ocultar comisiones ilegales por valor de hasta 10,5 millones de euros.
Sus abogados habían alegado que, debido a su estancia en la cárcel,
está experimentando un empeoramiento de la leucemia que sufre, pero los
magistrados tumbaron ese argumento utilizando la abundante información
recopilada por la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil durante meses de investigación y seguimientos.
Según fuentes cercanas al caso, el sumario de la llamada operación Erial documenta que Zaplana mantuvo hasta el mismo día de su detención una frenética actividad comercial que
incluyó numerosos desplazamientos e intensas reuniones de trabajo.
También largas comidas y cenas.
El grueso de esas gestiones estaba
encaminado a articular operaciones mercantiles que le permitieran repatriar los sobornos
que supuestamente percibió durante su etapa como presidente autonómico
(1995-2002) y que habían permanecido desde entonces ocultos en el
extranjero, siempre a nombre de terceras personas para evitar ser detectado, publica hoy El Confidencial.
Frente a la prudencia con la que había operado
durante más de una década y a pesar de su enfermedad, Zaplana
intensificó en los últimos meses sus movimientos para recuperar el
dinero que tenía fuera.
Las fuentes consultadas destacan las reuniones
que mantuvo con un letrado uruguayo que habría jugado un papel
fundamental en la custodia de los fondos. Se trata de Fernando Belhot, socio fundador del despacho con sede en Montevideo South Capital Partners, especializado en la creación de entramados societarios.
Los investigadores interceptaron citas en Madrid y conversaciones telefónicas en las que Belhot y Zaplana abordaron vías para transferir el capital a España.
Belhot
ya era una viejo conocido de la UCO. Sus agentes se toparon con él
durante los seguimientos al expresidente de la Comunidad de Madrid Ignacio González en la operación Lezo.
Como reveló este diario,
solo unas semanas antes de que el caso estallara en abril de 2017,
Zaplana y González pactaron con el letrado uruguayo la creación de una
empresa para distribuir en territorio nacional los productos químicos
del fabricante alemán Shieer. Correos electrónicos intervenidos al expresidente madrileño desvelaron que Zaplana participó en viajes comerciales
para vender una sustancia de depuración de aguas. A pesar de que la
relación ya era pública, el exdirigente del PP continuó trabajando con
el abogado uruguayo en los meses siguientes.
Las pesquisas de Erial han vinculado ahora a Belhot con sociedades instrumentales de Uruguay
que habrían sido utilizadas por Zaplana para controlar cuentas
bancarias en Europa, sobre todo en Andorra.
Las propias autoridades de
Montevideo han descubierto en las últimas semanas tres sociedades
mercantiles que presuntamente formaban parte de la estructura 'offshore'
del exministro de Trabajo. Se trata de Milbet SA, Parlawa SA y Urbamed Project Management SA,
según han confirmado a El Confidencial fuentes cercanas a la
investigación.
Las compañías fueron creadas hace años pero, entre el 10
de mayo de 2013 y el 28 de febrero de 2014, las tres pasaron a estar
controladas por el empresario valenciano Vicente Cotino, detenido junto a Zaplana el pasado mayo por tener también un papel destacado en la supuesta red de blanqueo.
En concreto, la titular del Juzgado de Instrucción número 8 de Valencia acusa a Cotino —propietario de Sedesa y sobrino del exvicepresidente valenciano y exdirector de la Policía Nacional Juan Cotino—
de haber pagado comisiones a Zaplana por el amaño de licencias de
parques eólicos y centros de inspección de vehículos (ITV).
Los
sobornos, que sumarían 10,5 millones de euros, salieron de España bajo
el paraguas del propio grupo empresarial de Cotino vía Luxemburgo, con la sociedad Imison International SA, constituida en 2001. En ese movimiento, la red contó con la asistencia de Beatriz García Paesa, la sobrina del espía Paesa que está siendo investigada por el desvío de fondos de Defex y Mercasa.
Según fuentes próximas al caso, el dinero salió posteriormente desde Luxemburgo a mercantiles de otros países,
entre ellos Uruguay. En ese proceso, los fondos y las sociedades
siguieron estando a nombre de otras personas.
Las tres sociedades
descubiertas por las autoridades de Montevideo estaban domiciliadas en Zonamérica,
una zona franca que ofrece condiciones fiscales muy favorables a las
mercantiles que utilizan ese diminuto espacio próximo a la capital para
triangular bienes y servicios con otros territorios. Se da la
circunstancia de que el despacho de Belhot tiene una delegación dentro de Zonamérica.
La Audiencia Provincial de Valencia recordó este martes en su auto que
Zaplana ni siquiera dejó de hacer negocios cuando sufrió una recaída de
su leucemia en plena operación Erial y precisó asistencia hospitalaria.
“Una vez más, nos vemos obligados a traer a colación la intensa
actividad tanto profesional como social que desarrollaba, que incluía numerosos viajes, normalmente con una frecuencia superior a la semanal.
No hace falta ser licenciado en Medicina ni tener una titulación de
carácter sanitario para conocer que tanto los aeropuertos y estaciones
como los aviones, trenes, restaurantes y reuniones sociales numerosas no
propician en absoluto ese medio con ausencia de gérmenes patógenos que
se pretende hacer ver que el recurrente necesita de forma inexcusable
para hacer su estado de salud compatible con la vida. Antes el
contrario”, reflejó el dictamen.
Frente a la resolución, su defensa sigue esgrimiendo dictámenes médicos que desaconsejan
su permanencia en la cárcel y recuerda que el riesgo de que sufra
complicaciones es muy alto en una enfermedad que ya de por sí tiene una tasa de mortalidad “cercana al 100%”.
Uno de los informes está firmado por el oncólogo Guillermo García-Manero, de la prestigiosa clínica MD Anderson de Houston. "Es imposible que un paciente de estas características pueda abandonar el control de su médico", asegura este doctor.
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