Navantia ha culminado con éxito en la Bahía de Cádiz tres obras de calado.
Se trata, por un lado, de la plataforma offshore para el nuevo parque
eólico que promueve Iberdrola en el Mar del Norte. Cabe recordar que la
compañía eléctrica ha situado a Navantia como proveedora de su infraestructura offshore.
Los astilleros públicos, especialmente Ferrol y Puerto Real,
participaron en la obra del complejo Wikinger, en aguas alemanas del Mar
Báltico, con la construcción de las 'jackets' y de una plataforma.
La historia se repite ahora con el complejo East Anglia One,
en la bretaña francesa, donde los astilleros han fabricado las bases de
cimentación para anclar los molinos de viento y la plataforma que
albergará la subestación eléctrica. Esta estructura, de 3.500 toneladas,
preparada para albergar una subestación eléctrica, se entrega esta
tarde en la factoría de Puerto Real en presencia de la presidenta de la
Junta, Susana Díaz, y de los máximos responsables de Iberdrola y
Navantia, Ignacio Sánchez Galán y Esteban García Vilasánchez. Además,
será el primer acto de Vicente Fernández como nuevo presidente de la
Sociedad Española de Participaciones Industriales (SEPI), principal
accionista de Navantia.
El segundo acto programado tendrá lugar el 17 de julio, también en el astillero de Puerto Real, y corresponde a la ceremonia de entrega del segundo petrolero 'Monte Urbasa'.
En enero de este año se procedió al montaje en la cubierta del barco de
la estructura que integra el puente de mando y el pasado abril se
celebró su flotadura. En esa misma maniobra también se puso a flote el
tercer petrolero, el 'Monte Ulía'.
El 'Monte Urbasa' es el segundo
buque de una serie de cuatro que fueron contratados en julio de 2015 a
Navantia por el Grupo Ibaizábal. La construcción de cada barco supone
unas 725.000 horas de trabajo, que traducido a empleo alcanza unas 2000
personas, entre empleos directos y indirectos.
Este programa está permitiendo al astillero de Puerto Real alcanzar uno de sus picos de ocupación más alta en los últimos años, ya que en la actualidad unas 2.700 personas trabajan a diario en las instalaciones.
Este
tipo de barcos Suezmax se denominan así porque sus dimensiones les
permiten navegar por el Canal de Suez. Estos petroleros tienen un peso
muerto de 156.000 toneladas, su eslora es de 274 metros y la manga, de 8
metros. El acero empleado en la obra de cada buque es de 20.144
toneladas.
La inflexión de los petroleros
Como
se recordará, el astillero gaditano entregó el pasado 14 de marzo el
primer petrolero, el 'Monte Udala', en una ceremonia oficial a la que
asistió la entonces presidenta de SEPI, Pilar Platero, y el presidente
de Navantia, Esteban García-Vilasánchez, además de las primeras
autoridades civiles y militares de la provincia. El acto tuvo una importante carga simbólica
ya que su entrega sirvió, entre otras cosas, para escenificar la vuelta
de Navantia a la construcción de grandes tanqueros después de veinte
años. La compañía abandonó esta actividad a finales de los años noventa
en favor de la industria militar.
Esta situación dio lugar a que
el vacío que dejó España tanto en desarrollo de ingeniería como en
construcción de grandes petroleros y gaseros fuera acaparado por la
industria asiática.
De hecho, Navantia se embarcó en el proyecto
de los petroleros en julio de 2015 gracias a un socio tecnológico que ha
aportado las patentes, la tecnología y los bienes de equipo. La obra arrancó oficialmente en abril de 2016 con el corte de chapa de os primeros bloques
y está prevista la culminación de la cuarta unidad en el primer
trimestre de 2019. El astillero coreano de Daewoo es el que pilota la
operación y el que ha marcado los costes de la obra.
A la espera de las corbetas
La
tercera entrega será el 27 de julio, pero en el astillero de San
Fernando, donde Navantia traspasará a la Armada el Buque de Acción
Marítima (BAM) 'Audaz'. Este barco, el quinto de la serie, en
Ferrol se construye el sexto, forma parte de la flota de barcos
militares destinados al control de costas.
El origen del 'Audaz'
se remonta a febrero de 2014 cuando el entonces ministro de Hacienda,
Cristóbal Montoro, anunció en el Congreso nuevas inversiones en el
capítulo de Defensa. Montoro no desveló en ese momento a qué proyectos
se refería, pero todas las miradas se dirigieron hacia los astilleros.
Dos meses después, en abril, el Gobierno de la nación confirmó la
adjudicación a Navantia de la prolongación de la primera fase de los
BAM, que consistía en la construcción de dos nuevos barcos. El Consejo de Ministros autorizó en mayo de ese año una inversión por valor de 333 millones de euros. Este nuevo encargo se repartió entre el astillero gallego de Ferrol y el gaditano de San Fernando.
La
obra de ambos buques arrancó a finales de 2014 con el tradicional corte
de chapa y siguió a lo largo de 2015, pero de manera muy lenta. El
proyecto entró en la cadena de montaje con todos los honores a mediados
de 2015. El plazo de construcción era de 30 meses y suponía 1,1 millones
de horas de trabajo tanto propias como de la industria auxiliar.
El montaje del BAM gaditano arrancó en abril de 2016 y en marzo de 2017 se celebró su botadura en el astillero isleño. La base naval de estas dos nuevas unidades, 'Audaz' y 'Furor', será el arsenal de Cartagena.
Navantia-San
Fernando ha facturado un barco de altas prestaciones, muy versátil y
dotado de la última tecnología. El astillero aguarda ahora la firma del
contrato de las corbetas saudíes.
Este es el escenario inmediato.
Navantia Puerto Real sigue con la construcción del tercer y cuarto
petrolero, mientras que Cádiz aguanta con el goteo de las reparaciones.
La entrega del BAM 'Audaz' deja a San Fernando pendiente de un hilo.
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