Viendo la prensa escrita de Madrid, el secretario general del PSOE
no tiene ningún aliado entre los grupos de comunicación tradicionales
para ganar la moción de censura. La apuesta descarada por el binomio Rajoy-Rivera frente al solitario Pedro Sánchez no es exclusiva del sector de la comunicación y se extiende hacia el conjunto del establishment, que no deja de ver al máximo dirigente del PSOE
como una combinación de perdedor y mediocre. Nadie suele apostar nada
por un jugador que tiene siempre malas cartas y que, una vez que las
tuvo buenas —después de ganar las primarias—, las jugó tan mal que
durante el último año ha sido un alma en pena.
Ahora vuelve a tener una oportunidad con la moción de censura que ha
presentado, ya que aritméticamente las opciones existen. Pero, en
política, eso no es suficiente. Hace falta una determinación y una
visión política de las que está a años luz. Ya me gustaría pensar que es
capaz de jugar seriamente la partida, pero mucho me temo que carece de
musculatura suficiente para hacer algo más que unos fuegos artificiales.
La profunda crisis política en que está sumida España, con el partido
gobernante acusado de corrupción, la justicia desautorizada en varios Estados europeos a raíz de la exageración y la imaginación del Tribunal
Supremo, la pérdida de libertades individuales sobre las que se han
pronunciado diversos organismos internacionales, ha abierto un cráter de
dimensiones colosales en la imagen española en el extranjero.
Todo ello es más que suficiente para que la moción de censura se
presente y prospere. En esta partida deberán entrar a jugar los partidos
independentistas, por más que le incomode al PSOE. Si no, que la acuerde Sánchez con Albert
Rivera, si se deja enredar. El independentismo catalán debe actuar sin
complejos y con las ideas bien claras. Sus votos en el Congreso han de
servir para tumbar a Rajoy si se da la oportunidad. Pero no ha de ser a cambio de nada.
Pasar de Rajoy a Sánchez
no es suficiente ni tiene que ser el único objetivo del
independentismo. Sobre todo en un momento en que en las cárceles hay
presos políticos en prisión provisional, medio Govern está en el exilio y el president Quim Torra por no poder, no puede ni publicar su Govern en el Diari Oficial de la Generalitat.
Si lo que Sánchez pretende es salir inmaculado del lodazal político español y llegar sin mácula a La Moncloa, se ha equivocado de medio a medio. Como en ocasiones anteriores, no llegará a ningún sitio.
(*) Periodista y ex director de La Vanguardia
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